27 feb 2019

¡Fuera las casas de apuestas de nuestros barrios!

Este artículo podría haberse publicado en cualquier otro momento porque hubiera sido igual de actual y necesario, pero ha sido en este último año cuando se ha puesto sobre la mesa el debate y la preocupación acerca del aumento exponencial de casas de apuestas en los barrios.
Las casas de apuestas en cualquiera de sus vertientes (deportivas-futbolísticas, póker, blackjack…) se aprovechan del caldo de cultivo del desempleo juvenil, se nutren de la precariedad y la explotación de la juventud trabajadora en barrios obreros, con mensajes invasivos como “apuesta, apuesta, apuesta” y figuras públicas que despiertan simpatía como Carlos Sobera, promocionándose especialmente en canales como Neox, que tiene una amplia audiencia joven.
Puede que en el punto en el que se está, esos anuncios podrían rozar los límites de lo permitido, ya que se alteran por completo las condiciones materiales de las personas que entran en esas casas de apuestas online, llegándose al endeudamiento.
Por supuesto, todo ello con el beneplácito de los gobiernos, quienes nos han condenado a la más absoluta inestabilidad laboral con sus dos reformas laborales (de PP y PSOE) y planes de empleo deficientes, manteniendo estrechas relaciones con grandes empresarios y banqueros, y defendiendo sus intereses. El pueblo trabajador les importa bien poco.
De facto estas empresas fabricadoras de ruina nos plantean que no tenemos nada perder y todo por ganar, pero la realidad es bien distinta. Arriesgas todo, nos venden la moto de poder llegar a ser clase media, especular, porque ganarnos el dinero honradamente con nuestra fuerza de trabajo “ya no se lleva”. Este tipo de publicidad cala muchísimo en sectores castigados como el telemarketing o la hostelería, y especialmente entre las capas más jóvenes, quienes ven las apuestas como un método fácil y rápido de conseguir dinero, con una dinámica atractiva: apuestas 100 y ganas 200, pero que si sale mal te acabas arruinando.
También está el hecho de que muchas casas de apuestas hacen ofertas de comida y bebida para que la gente entre.
Los daños, por supuesto, no son sólo económicos, sino sanitarios y sociales.
Una solución efectiva ha planteado Albania, país que desde el 1 de enero ha prohibido las casas de apuestas en todo el Estado. Por su parte, en Extremadura han peleado y ya han conseguido que las casas de apuestas tengan que estar a un mínimo de 300 metros de cualquier centro de enseñanza, que la distancia mínima entre una casa de apuesta y otra sea de 250 metros y tengan control de admisión en la puerta, y que la recaudación de las sanciones o multas por incumplir el reglamento vaya destinada a prevenir y combatir la ludopatía.
No es la solución definitiva, pero sin duda es un paso. Sigamos su ejemplo.
Nos sumamos a la campaña de Coslada y suscribimos su mensaje “contra la heroína del Siglo XXI, contra el arrollador capitalismo que nos acerca cada día más a la miseria, por otro modelo de ocio para nuestra juventud… por muchos más motivos. #FueraCasasDeApuestasDeLosBarriosObreros”.
La política institucional se olvida muy a menudo de la juventud, de la trabajadora y la estudiantil. Es preciso batallar por planes de empleo y formación, y también de cultura, deporte y ocio.  Las casas de apuestas están envenenando a los jóvenes, y desde nuestra máxima solidaridad, apoyamos las iniciativas de organización vecinal para expulsarlas de nuestros barrios.
¡Por un modelo de ocio alternativo para la juventud trabajadora!
¡FUERA LAS CASAS DE APUESTAS DE LOS BARRIOS OBREROS!

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