27 feb 2020

Madrid se consolida como ‘la región del atasco’

Madrid se consolida como ‘la región del atasco’, según Greenpeace
El uso del vehículo privado en la Comunidad de Madrid ha crecido un 15% en 15 años, según los datos de la primera gran encuesta de movilidad desde 2004.
Los malos datos en la comunidad contrastan con la tendencia en Madrid capital, donde desde 2015 ha aumentado el uso del transporte público frente al coche.
Greenpeace denuncia el fracaso de las políticas urbanísticas y de transporte en la época de Esperanza Aguirre (2003-2012) y exige habilitar más carriles bus vao en lugar de seguir construyendo autopistas.
Resultado de imagen de Madrid  ‘atasco’El uso del vehículo privado se ha disparado en la Comunidad de Madrid desde el año 2004, especialmente en los municipios de la periferia. Así lo confirma la Encuesta Domiciliaria de Movilidad 2018 (EDM’18), elaborada por el Consorcio Regional de Transportes y presentada hoy en Madrid, un documento básico para conocer con detalle cómo se mueven la ciudadanía madrileña de toda la región.
Los resultados, que se publican con varios años de retraso, confirman una preocupante tendencia en los patrones de movilidad, donde aumenta la dependencia del coche (del 34% al 39%) mientras que el uso del transporte público se desploma del 32% al 24%. Unas cifras que suponen más emisiones a la atmósfera, peor calidad del aire y mayor desigualdad social.
Frente a la tendencia negativa en la región, los datos en la ciudad de Madrid son bastante más optimistas. Los viajeros recuperados tras la crisis económica se han dirigido fundamentalmente hacia el transporte colectivo (+4%) mientras que el uso del coche se ha reducido paulatinamente desde 2015, al contrario que en el resto de la región.
Al igual que las grandes ciudades europeas, Madrid capital ha promovido el transporte público mientras limitaba el tráfico privado. Es la única receta que funciona, tal y como muestran los datos”, afirma Adrián Fernández, responsable de movilidad de Greenpeace: “La ambigüedad del actual Gobierno municipal pone en riesgo esta tendencia. Primero intentaron revertir Madrid Central mediante una moratoria ilegal, para posteriormente rebajar sus criterios y su perímetro. Si queremos contener el abuso del automóvil hay que lanzar un mensaje claro a la ciudadanía: más prioridad al transporte colectivo y menos macroparkings en El Retiro”.
Fracasan las ampliaciones del metro en la periferia
El periodo abarcado por la EDM (de 2004 a 2018) también coincide con la mayor ampliación en la historia de Metro de Madrid, cuyas líneas salieron de los límites de la ciudad para cubrir el Cinturón Sur (MetroSur, abierto en 2003) y ya en 2007 los municipios de Alcobendas, San Sebastián de los Reyes, Coslada y San Fernando de Henares. Hoy, estas líneas periféricas son las menos utilizadas de la red, y en algunos casos suponen un lastre como la concesión privada de Metro Ligero Oeste (con una subvención de casi 10€ por viajero) o el túnel de MetroEste, nuevamente cerrado por importantes defectos en su construcción.
Greenpeace denuncia que dichas ampliaciones de Metro se hicieron con fines electorales durante la época de Esperanza Aguirre (2003-2012), dando la espalda a las necesidades de la población. “La demografía de los municipios de la periferia no es igual que la del centro de Madrid, fruto de una Ley de Urbanismo y Suelo que impulsó un modelo disperso donde el coche es el rey”, explica Fernández. En paralelo, se amplió la red de autopistas [1] y se recortó drásticamente la oferta de metro y autobús. La EDM’18 confirma el resultado de una política de transporte que prioriza al coche, empujando a los habitantes a usarlo cada vez más.
Greenpeace denuncia, además, que estas políticas obsoletas se siguen hoy promoviendo desde la administración pública. Actualmente se encuentra en licitación la ampliación de la autopista M-607 (Tres Cantos-Colmenar) y se insiste en una variante para la A-1. Unas autopistas que contribuirán a seguir promoviendo el coche para acceder a la ciudad de Madrid, que no admite más tráfico en sus calles.
Frente a este modelo desfasado de transporte, Greenpeace exige a la Comunidad de Madrid y al Ministerio de Transportes (MITMA) un cambio en sus inversiones para invertir la tendencia negativa del transporte público. La organización ecologista insiste en la necesidad de habilitar carriles bus vao en todas las autopistas de acceso, la ejecución inmediata del ‘Plan de Choque’ en Cercanías Madrid y un billete intermodal que permita el libre transbordo a todos los usuarios.
Son medidas imprescindibles para promover el transporte público en la periferia y reducir así el uso de combustibles fósiles. En un reciente estudio, Greenpeace calculó en más de 23.000 millones los costes de la contaminación atmosférica solo en España.[2]
Notas:
[1] Principales autopistas inauguradas durante este periodo:
2003: R-2. 2004: R-3, R-4, R-5  2006: Cuarto carril A-6
2007: M-50 (tramo A-2<>A-3), M-407, M-503
2008: M-501 “Autovía de los Pantanos” 2009: M-111
2011: M-609 2012: Tercer carril A-2

GALERIA DE BUITRES DLXX

La gran banca no ha tributado ni un euro por sus beneficios desde que estalló la crisis
Los seis mayores bancos españoles (Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Sabadell y Bankinter) no han pagado, en conjunto, ni un solo euro por el Impuesto de Sociedades desde el inicio de la crisis económica, pese a haber ganado 84.000 millones mientras tanto. Así se desprende de los datos que las propias entidades proporcionaron a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), como es preceptivo, entre 2008 y 2017.
La factura fiscal de ese periodo, globalmente considerada, ha sido incluso positiva para ellas, al generar un saldo a su favor de 164 millones de euros en números redondos.
Dicho de otro modo, Hacienda no sólo no ha tenido un ingreso neto por la aplicación del Impuesto de Sociedades a los beneficios de la gran banca, sino que ha tenido o va a tener que devolverle dinero procedente de las arcas del Estado; es decir, de todos los españoles.
Ello obedece a las ventajas específicas que disfruta el sector financiero en materia tributaria y que se suman a las deducciones que se pueden aplicar el resto de las empresas. Los bancos generan créditos fiscales, que pueden activar en los ejercicios siguientes, por los saneamientos realizados, por las aportaciones a los planes de pensiones de sus trabajadores o por la compensación de beneficios con pérdidas anteriores.
 
El Santander no le sale a pagar el Impuesto de Sociedades desde 2011 pese a que nunca ha tenido pérdidas
En los últimos diez años, la entidad que ha cosechado más beneficios es, con diferencia, el Santander (63.428 millones de euros), pero su saldo fiscal por Sociedades ha sido negativo en 1.900 millones. Al banco que preside Ana Botín no le sale a pagar ese impuesto desde 2011, pese a que nunca ha incurrido en pérdidas, ni siquiera en 2017, cuando absorbió al Popular, un banco que supuestamente estaba en situación de inminente quiebra.
Por el contrario, la única de las seis grandes entidades financieras con pérdidas acumuladas desde 2008 es Bankia (16.755 millones de euros), debidas al enorme agujero que contabilizado en 2011 y 2012, coincidiendo con el paso de Rodrigo Rato por su Presidencia. Aunque al volver a los beneficios ha pagado por Sociedades en los últimos cinco años, el balance fiscal del decenio le sigue resultando favorable en 2.642 millones.
De las grandes entidades que han ganado dinero desde el estallido de la crisis económica, sólo tres no han podido evitar pagarle a Hacienda en el conjunto del periodo: BBVA (3.397 millones de euros), Sabadell (503) y Bankinter (787). Caixabank ha tenido una factura a su favor de 583 millones.
Desde el punto de vista de la recaudación, los mejores años para Hacienda fueron 2016 y 2017, ya que la gran banca le proporcionó 2.977 y 2.565 millones de euros, respectivamente, a través del Impuesto de Sociedades. El peor, en cambio, fue 2012, pues las devoluciones ascendieron a 5.206 millones, debido en buena medida a los efectos fiscales de las pérdidas de Bankia.
https://www.publico.es/economia/gran-banca-no-tributado-euro-beneficios-estallo-crisis.html

Aena gana 1.442 millones de euros en 2019

Aena ha aumentado sus beneficios en 2019 en un 8,6 por ciento respecto a 2018 gracias al crecimiento de los ingresos y la bajada de los gastos financieros
Resultado de imagen de Aena gana 1.442 millones de euros en 2019Aena, el gestor de los aeropuertos comerciales del Estado español además del de la Región de Murcia, el de Londres Luton, 12 aeropuertos mexicanos, los de Montego Bay y Kingston en Jamiaca, los de Cali y Cartagena de Indias en Colombia, y desde enero de 2020 de seis en Brasil; cerró 2019 con unos beneficios netos de 1.442 millones de euros, un 8,6 por ciento más que un año antes y repartirá 7,58 euros brutos por acción, un incremento del 9,4 por ciento respecto al pagado en 2018.
Según las cuentas de Aena, sus ingresos totales consolidados alcanzaron los 4.503,3 millones de euros, un 4,2 por ciento más. De ellos los ingresos aeronáuticos fueron 2.901,1 millones de euros; los comerciales 1.252 millones de euros; los servicios inmobiliarios 80,2 millones y los 270,4 millones finales al segmento internacional.
Para este 2020 recién iniciado, Aena espera que el crecimiento del número de pasajeros sea del 1,9 por ciento, frente al 1,1 por ciento que estimaba anteriormente, si bien indican que: “Esta estimación de tráfico no contempla un impacto potencial del coronavirus en el tráfico mundial y europeo en particular”.
Con este incremento además esperan aumentar sus ingresos hasta los 4.687 millones de euros, un 4 por ciento más.
https://fly-news.es/aviacion-comercial/aena-gana-1-442-millones-euros-2019/

26 feb 2020

1 - Mar.: Que mi nombre no se borre en la historia

“Que mi nombre no se borre en la historia”, dejó escrito Julia Conesa la noche del 4 de agosto de 1939. Una de las víctimas de la barbarie franquista que fue fusilada, junto con sus compañeras, en la tapia del cementerio de La Almudena donde una placa recuerda su memoria para que no olvidemos su legado ni el de sus victimarios.
Los herederos políticos del franquismo, ahora en el Ayuntamiento de Madrid, han comenzado una campaña de humillación a las víctimas que se inició con el borrado de los nombres de los 2936 republicanos y republicanas fusilados entre 1939 y 1944 y que ha continuado con la eliminación de los versos del poeta Miguel Hernández. Que además de poeta era comunista, pastor y luchador comprometido con la II República. Todo lo que odian quienes ahora gobiernan el consistorio.
Andrea Levy se atrevió a manchar el nombre de Max Aub instrumentalizando el legado del dramaturgo exiliado que repudiaba todo aquello que se parecía en algo a la concejala de Cultura y aquellos que usan la sangre derramada y despreciada para labrar sus privilegios. José Luis Martínez Almeida y Begoña Villacís, arrodillados ante Ortega Smith han escupido sobre las tumbas de nuestro pasado. Y no lo vamos a tolerar.
“Herido estoy, miradme: necesito más vidas”, dejó escrito el poeta. No las tuvo, como tantos otros hombres y mujeres a los que un régimen criminal y todavía impune les arrebató la vida y el futuro posible. Mujeres y hombres que aún hoy este ayuntamiento se empeña en borrar, continuando la humillación que comenzó tras la guerra.
Sin memoria no hay recuerdos ni historia que valgan. Sin las placas que recuerdan a las víctimas, leales a la democracia, sus palabras y sus nombres, cualquier monumento se queda vacío, se convierte en piedra para la traición. Contra la historia traicionada, la memoria. Contra los versos arrancados, la cultura.
Por eso exigimos verdad, justicia y reparación. Exigimos que el Ayuntamiento de Madrid grabe en el memorial los 2936 nombres de las víctimas asesinadas por los rebeldes franquistas, que coloque las palabras de Julia Conesa y los versos de Miguel Hernández. Para la libertad. Para que llegue, por fin, la paz, no la victoria.
Porque fueron, somos. Porque somos, serán.
Para adherirte al manifiesto escribe a: memorialalibre@gmail.com
https://recitalporlamemoria.wordpress.com/

25 feb 2020

COVID-19: hay que esperar lo mejor y estar preparados para lo peor

Este fin de semana el riesgo de que el coronavirus se haga pandémico ha aumentado drásticamente con los nuevos casos y muertes fuera de China. La situación de la vecina Italia lleva a replantearse la gravedad y las medidas necesarias ante una posible crisis en España.
El temor a una pandemia por COVID-19 ha aumentado con el incremento de nuevos casos fuera de China. Italia ha sufrido un brote durante el fin de semana que ha requerido el cierre de escuelas y comercios y que se espera que aumente significativamente.
Tampoco está controlado el brote de Corea del Sur, donde probablemente veremos una segunda China. Se han informado de casos en Oriente Medio, incluidas las primeras infecciones en Israel y Líbano, y 40 casos con siete muertes en Irán, lo que sugiere que se trata de la punta de un iceberg.
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha advertido que la ventana de oportunidad para contener la propagación internacional del virus se está reduciendo a medida que surgen nuevos brotes.
Cada vez parece más claro que el virus será pandémico, es decir, que habrá transmisión sostenida entre humanos en múltiples regiones del mundo. La preparación para la potencial emergencia de salud es la respuesta más adecuada en este momento.
La experiencia muestra que una respuesta rápida y eficiente es posible si las decisiones operativas se toman antes del estallido de una crisis. Y después, pasada la primera ola de contagios, es posible que COVID-19 se convierta en un virus estacional que se transmita en los meses más fríos.
Más del 80 % de las personas que contraen la infección del COVID-19 experimentan síntomas leves. Pero a diferencia de los coronavirus humanos clásicos –que se conocen por las siglas OC43, HKU1 y NL63–,  COVID-19 tiene la capacidad de causar una lesión en los alveolos pulmonares que provoca neumonía en el 14 % de pacientes, e insuficiencia respiratoria o fallo de otros órganos en el 5 %.
Al igual que cualquier infección respiratoria, las personas de edad avanzada son las más vulnerables a las formas graves de la enfermedad, y alrededor del 2 % de las personas infectadas con el virus mueren a causa de él.

Por qué preocupa tanto este virus

El principal factor de inquietud ante el nuevo coronavirus es el desconocimiento. A muchos les sorprenderá saber que las infecciones por coronavirus en humanos son corrientes, y que suceden todos los inviernos en forma de resfriados.
Resultado de imagen de italia COVID-19Más allá de su manifestación clínica, la preocupación para la salud global en relación con el COVID-19 se encuentra en su potencial de propagación. Los datos referentes a la transmisibilidad del virus indican que, si no se hiciera nada para frenarlo, podría llegar a infectar a entre el 40 y el 60 % de la población mundial.
Los países asiáticos afectados están combatiendo furiosamente esta posibilidad mediante el establecimiento de restricciones de viaje, cuarentenas y aislamientos. Estas medidas refuerzan el trabajo sin precedentes que China está realizando para crear un muro de contención alrededor de la provincia de Hubei.
Los gráficos comienzan a mostrar las primeras señales de que las medidas aplicadas tienen el potencial de disminuir la propagación en este territorio. Además, factores estacionales como la subida de las temperaturas podrían ser más poderosos de lo que pensamos para reducir la transmisión.
No obstante, si no se logran contener todos los focos en China y fuera del país, ¿está el resto del mundo listo para el coronavirus? La respuesta corta es “no”. El número de casos exportados es un goteo que los países ricos están preparados para afrontar, pero muchos países empobrecidos aún no tienen ni la capacidad de detectar el virus.
 
Medidas que debería tomar el Gobierno español
La OMS ha preparado un documento de orientación que describe las medidas que se deben tomar en cada país y que se resumen en tres pilares de acción. El primero es la vigilancia epidemiológica, para medir el estado de la epidemia y aplicar las medidas de salud pública apropiadas en cada situación.
El segundo pilar es la planificación sanitaria, con el objetivo de que los centros de atención primaria y hospitales estén listos para una oleada de casos sospechosos, y las UCI preparadas para atender a la parte de la población que sufra un episodio grave.
Aislar a las personas infectadas en hospitales y rastrear sus contactos funcionará solamente si el número de casos a controlar sigue siendo bajo
Los hospitales españoles tienen en funcionamiento la prueba de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), vital para identificar nuevos casos rápidamente y conseguir que los pacientes sean aislados para detener la transmisión. También han preparado instalaciones de aislamiento.
Pero encerrar a las personas infectadas en hospitales y rastrear sus contactos funcionará solamente si el número de casos a controlar sigue siendo bajo. Para ello, el Gobierno deberá declarar que el virus es una amenaza inminente, y tomar medidas extraordinarias como cancelación de reuniones, cierre de escuelas y limitación del tráfico aéreo.
El tercer pilar es la comunicación a la población. La información debe ser, obviamente, transparente y empática para fomentar y mantener la confianza. Sin embargo, por el momento las explicaciones oficiales han sido escasas.

Gravedad de la pandemia si se llegara a producir

En las últimas dos décadas han surgido diversas epidemias con altas tasas de letalidad como el SARS (2002), la gripe aviar H5N1 (2003-2006) o el MERS (2012) que no han llegado a materializar la amenaza superlativa que se intuía inicialmente porque la transmisión entre personas no era eficaz.
Si el virus al que ahora nos enfrentamos acaba siendo más agresivo, la potencial crisis será también más difícil de gestionar
La situación actual es más parecida a la de la gripe porcina H1N1 (2009), un virus con baja letalidad (inferior al 0,1 %), pero alta transmisibilidad. Los esfuerzos para contener este brote, que comenzó en México, fracasaron y los casos se extendieron por todo el mundo, infectando hasta una cuarta parte de la población y acabando con la vida de hasta 300.000 personas (4.000 en España).
El virus de la gripe porcina H1N1-pdm09 sigue circulando hoy en día, y es uno de los causantes de la gripe estacional en nuestro país. Es probable que el COVID-19 evolucione de manera muy similar al H1N1, provocando una pandemia con una primera oleada de casos y pasando después a ser una cepa estacional que cause resfriados en invierno.
Pero si el virus al que ahora nos enfrentamos acaba siendo más agresivo, la potencial crisis será también más difícil de gestionar. Hay que esperar lo mejor, pero también estar preparados para el peor escenario.
https://www.tercerainformacion.es/articulo/ciencia/2020/02/24/covid-19-hay-que-esperar-lo-mejor-y-estar-preparados-para-lo-peor

Las manos visibles del capitalismo echan un pulso por el control del 5G

Como sabemos por la publicidad de operadores móviles y grandes superficies, el 5G ya está aquí. ¿Pero en qué consiste esta tecnología? A nivel técnico, el término 5G hace referencia a la quinta generación de redes sin cable que, supuestamente, tendrá 100 veces mayor velocidad que las actuales redes 4G. Su despliegue total requerirá nuevas torres de emisión y baterías para los dispositivos móviles.
Publicidad de Huawei en la Gran Vía madrileñaNo hay muchas empresas en el mundo que puedan comprometerse a construir las infraestructuras necesarias. De este pequeño número, la líder en la mayoría de países es la china Huawei. Esto es porque su tecnología está ya presente en redes de generaciones anteriores. Así, Huawei es el contratista más fiable para implementar el 5G a ojos de muchos gobiernos.
En Washington no lo ven tan claro. Las primarias demócratas se están caracterizando por los esfuerzos de los candidatos para distanciarse de Trump. Pero, en el asunto 5G, todos respaldan al presidente. Tanto la portavoz demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, como la administración Trump, coinciden en la peligrosa “sinificación” de la tecnología 5G y de futuros sistemas en la nube. El establishment norteamericano considera que construir sistemas informáticos clave sobre infraestructura china, ya sea para agencias públicas o empresas privadas, puede ser un riesgo para la seguridad nacional de los países de la OTAN
Así, los estadounidenses han tomado medidas sin precedentes contra Huawei, arrestando a su director financiero, acusándolos de robo de propiedad intelectual y en general difundiendo noticias sobre sus supuestas relaciones con Corea del Norte y otros regímenes autoritarios
Todo ello, a pesar del impacto de las sanciones sobre empresas autóctonas, como Apple. De hecho, dentro de la administración Trump, comercio (que promueve mayores sanciones) y defensa (dependiente de la tecnología china) pugnan por llegar a un acuerdo en el grado asumible de sanciones que se pueden imponer a China.
Trump mundo montajeEn el exterior, la ofensiva Trump se ha caracterizado desde el inicio por su campaña para reordenar las cadenas de valor global. Todas estas negociaciones comerciales se han producido de manera progresiva y relativamente informal; el reverso de la preferencia de Obama por grandes cumbres multilaterales y tratados como el TTIP. Al principio de su mandato, algunas voces en Wall Street y el mundo empresarial mostraron preocupación cuando el presidente Trump comenzó por centrar su atención en la Unión Europea. Los países exportadores del norte del continente dependen del mercado estadounidense, particularmente en el sector del automóvil.
Sin embargo, el foco estadounidense se redirige ahora a las incursiones de Huawei en el Viejo Continente. Paradójicamente, el primer golpe ha venido del “amigo especial” de Donald Trump, Boris Johnson.
A finales de enero de 2020, el Consejo de Seguridad de Reino Unido (presidido por Johnson y otros altos funcionarios) decidió aceptar a Huawei como suministrador de redes 5G en Gran Bretaña. Al mismo tiempo, se le aplicaron condiciones especiales de seguridad. Entre otras, se le prohibió superar el 35% de cuota de mercado, u operar en infraestructuras vitales como instalaciones nucleares. Esto se considera suficiente para prevenir posibles injerencias chinas. La decisión británica fue seguida por la de la Unión Europea, que ha permitido a sus miembros decidir unilateralmente su futura relación con Huawei.
Inmediatamente, la administración Trump reaccionó con furia, amenazando con medidas punitivas contra aquellos que permitan la entrada del gigante chino. Estados Unidos también ha sugerido excluir de inteligencia vital al gobierno de coalición español si no prioriza los servicios de las europeas Ericsson o Nokia; o de la surcoreana Samsung. Sin embargo, ninguna de las tres alternativas tiene presencia suficiente en redes 3G y 4G españolas, italianas, francesas o británicas como para generar confianza a los gobiernos y operadoras de telecomunicaciones del continente.
Solo Australia y Japón, actores importantes en la contención de China en el Pacífico, han sucumbido a la presión y roto sus relaciones con la empresa china.
Para las autoridades en Bruselas, es irónico que el Presidente Trump busque la aquiescencia europea en el asunto Huawei mientras que sigue presionando por lo que considera normas europeas “injustas” en sectores como la agricultura o el automóvil
El fracaso de la estrategia punitiva podría llevar a los estadounidenses a buscar alianzas puntuales entre sus empresas y otros gigantes europeos, priorizando la zanahoria en lugar del palo.
Trump, como individuo, tiene una concepción de la política basada en su experiencia como heredero y magnate de los negocios. Su gestión del conflicto comercial con China se ha caracterizado por el énfasis en conseguir “el mejor trato posible”, como si se tratase de un intercambio inmobiliario. Incluso antes de la crisis del coronavirus, el presidente y su entorno concebían la relativa desaceleración industrial china como un síntoma de debilidad. Efectivamente, parecía el momento perfecto para lanzar un ataque agresivo.
Pero el poco entusiasmo que su visión genera en sus supuestos aliados constata la pérdida de hegemonía de los EE UU.

La falsa guerra comercial y el verdadero problema del capitalismo digital

La nueva directora del FMI, Kristalina Georgieva, lamentaba a principios de este año esta “guerra comercial” y sus efectos sobre la estabilidad de la economía mundial. Bajo los principios del Consenso de Washington, desarrollados durante los años 80 y 90, los aranceles o las sanciones de cualquier tipo son siempre negativas para el desarrollo económico.
Resultado de imagen de kristalina georgieva fmiDesde lo que llamaríamos “liberalismo vulgar”, además, sería hipócrita restringir a Huawei cuando técnicamente es un competidor más en un mercado global. Atendiendo a la reacción del establishment estadounidense, da la impresión que lo más flagrante es que una empresa de un país nominalmente comunista haya logrado competir y ganar a las empresas de los países capitalistas. Sería una suerte de “momento Sputnik” 2.0, cuando el liderazgo estadounidense de la postguerra se puso en jaque tras el lanzamiento del primer satélite artificial por parte de los soviéticos.
La lucha por el 5G, sin embargo, es mucho más que un momento Sputnik o una simple guerra comercial. Es obvio que, en paralelo al conflicto Huawei, existen una multitud de frentes en otros ámbitos. Tensiones marítimas en el Pacífico, restricciones a estudiantes chinos en Estados Unidos, capital chino adquiriendo infraestructuras en Europa… Hasta el testigo menos versado en política internacional puede advertir rápidamente que este asunto no es meramente un asunto de negocios.
De hecho, algunos economistas discrepan del apelativo “guerra comercial” para describir esta intensificada discusión sobre aranceles, subsidios y barreras. Desde un punto de vista pragmático, todos los países del mundo de facto intervienen de una manera u otra en el comercio global de siglo mercancías. Prueba de ello es que el mecanismo de resolución de disputas de la Organización Mundial del Comercio es una de las entidades internacionales con mayor actividad.
En efecto, la acusación de que Huawei ha alcanzado su liderazgo por el apoyo estatal chino es simplemente la constatación de una obviedad. Desde el cambio de siglo, la estrategia industrial de inversión público-privada china se ha esforzado por penetrar en las cadenas de valor de hardware y software; mientras que Occidente ha preferido centrarse en el mayor valor añadido del software (con la notable excepción de Apple). Sin embargo, las agencias estatales de los EEUU tampoco se han atado las manos en el asunto de las 5G. Como criticaba el campeón del libre comercio The Economist, Trump por ejemplo bloqueó la adquisición de Qualcomm (fabricante de chips 5G) por una empresa de Singapur. Paradójicamente, la misma Qualcomm ha sido acusada en varias ocasiones de prácticas monopolistas en el mercado estadounidense. 
En cualquier caso, está ampliamente documentado por economistas como Mariana Mazzucato o Robyn Klingler-Vidra que la revolución digital ha sido el resultado de décadas de inversiones estatales e intervencionismo público.
El siglo XX, el siglo del auge estadounidense, habría sido imposible sin una multitud de avances desde la cadena de montaje hasta los contenedores de transporte. Por el camino, sin embargo, los Estados occidentales han olvidado su rol de “emprendedor”. Líderes como Reagan, Thatcher, y sus sucesores han preferido ceder más espacio a las finanzas. Los fondos de inversión deciden dónde conviene dirigir el capital que producimos colectivamente con nuestro trabajo, o que los grandes rentistas extraen a través de alquileres o intereses. El Estado Chino y el Partido Comunista que lo dirige han preferido ignorar estas doctrinas neoliberales. Han emulado a los estados desarrollistas del occidente previo al desmantelamiento del consenso keynesiano, y participado selectivamente en la globalización. Hoy, aun con las enormes desigualdades y crisis puntuales como la del coronavirus, han demostrado el potencial de la política industrial a un Norte Global que todavía cree que la solución a todo es “más mercado”.
Al mismo tiempo, nadie debería ver espejismos progresistas en la gran estrategia china. A finales del siglo pasado, los pensadores del llamado “sistema-mundo”, como Wallerstein y Arrighi, supieron combinar la mirada doble al régimen económico y al geopolítico. Como Adam Smith, Polanyi y, por supuesto, Marx, entendieron la relación pendular del desarrollo tecnológico, la desigualdad entre naciones y los grandes conflictos.
El antiguo imperio está recuperando su viejo lugar en el mundo y ya no recurre al lenguaje maoísta de solidaridad entre países oprimidos. Más bien al contrario, empresas como Baidu o Alibaba emulan a Google, Facebook y Amazon en sus intentos por penetrar mercados Norte y Sur y sustituir a los Estados Unidos en sus esferas de debilidad. Los sistemas de penalización social digital y otras medidas de vigilancia auguran el surgimiento de nuevos Estados-plataforma, en que las tecnológicas aumenten sus usuarios y tasas de beneficio siempre y cuando colaboren con las autoridades para modelar la conducta de los ciudadanos. De nuevo, el teorema liberal de la competición como solución a la cartelización tecnológica es una proposición peligrosa. La competición, lejos de evitar la colonización de la vida, intensificará los intentos de las empresas como Huawei por ocupar los cuellos de botella que más datos gestionen, y por tanto más información factible de ser comercializada y aplicada ofrezca. La solución solo puede ser la democratización y colectivización de estos sistemas, como ya se hiciera con los grandes monopolios como el ferrocarril o el petróleo a comienzos del siglo pasado.
En cualquier caso, es patente que el capitalismo no ha logrado salir de su “estancamiento secular” desde la última gran crisis. Globalmente, reinan los bajos retornos de inversión y una contracción de los sectores productivos de la economía. En este contexto, albergar las empresas líder en la cadena de valor tecnológico como Huawei es un gran incentivo para gobiernos y sus apoyos en la gran empresa, por su alta tasa de retorno de capital.
Pero la carrera por asegurar el máximo número de usuarios posible esconde la privatización encubierta de la vida y los recursos comunes del modelo Silicon Valley. Desde un punto de vista sistémico, quizá no son los países los que están en “guerra comercial”; sino una nueva alianza entre el capital, las tecnológicas y los estados los que están en guerra contra la mayoría del planeta.
https://www.elsaltodiario.com/5g/huawei-china-estados-unidos-trump-manos-visibles-capitalismo-echan-pulso-control-5g

GALERIA DE BUITRES DLXIX

De dónde vienen las élites que lideran el capitalismo español
La cercanía entre los propietarios del capital y los dirigentes políticos ha sido decisiva para que, en los últimos veinte años, una treintena de empresas españolas hayan podido convertirse en multinacionales que juegan en la primera división de las grandes corporaciones a nivel global. Y también fue clave para su desarrollo y evolución desde la primera mitad del siglo pasado hasta la entrada de España en la globalización. Para eso resultó fundamental tanto el apoyo del régimen franquista como la colaboración de los sucesivos gobiernos elegidos después de la Transición. Gracias a la conformación de esa gran alianza político-empresarial, sectores estratégicos como las finanzas, la energía, las telecomunicaciones, la construcción o el turismo pasaron a ser controlados por un reducido grupo de empresas. Estas expandirían luego sus negocios a otras latitudes aprovechando las posibilidades que les brindaba la belle époque del neoliberalismo.

Oligarquías nacionales

Según la versión oficial, el empresario gallego Pedro Barrié de la Maza fundó Fuerzas Eléctricas del Noroeste (Fenosa) en 1943. La realidad, sin embargo, es que esta empresa fue el resultado de una fusión entre otras dos compañías: Fábrica de Gas y Electricidad, que ya era de su propiedad, y Electra Popular Coruñesa, que había sido fundada once años antes por el diputado republicano José Miñones. Este último fue detenido por los militares sublevados en julio de 1936. Tras ser condenado a muerte, fue fusilado a finales de ese mismo año. Todos sus bienes fueron confiscados, entre ellos, la empresa que producía y distribuía electricidad a la provincia de La Coruña, que le fue entregada a Barrié de la Maza. El millonario había sido otro de los grandes donantes del golpe militar. Barrié era también propietario del Banco Pastor y llegaría a dirigir un buen número de compañías industriales, hasta el punto de convertirse en el empresario más importante de la época en Galicia. A mediados de los años cincuenta, entre otras muchas condecoraciones recibidas, fue nombrado Conde de Fenosa
Resultado de imagen de José María de Oriol y UrquijoJosé María de Oriol y Urquijo asumió la presidencia de Hidroeléctrica Española (Hidrola) en 1941. Heredó el testigo de su abuelo y de su padre, que habían fundado esta compañía en la primera década del siglo XX. Jefe provincial de Falange en la Guerra Civil —su familia contribuyó a financiar el bando nacional— y alcalde de Bilbao desde 1939 hasta que entró a dirigir la eléctrica, además de procurador en las Cortes franquistas durante seis legislaturas, el Marqués de Casa Oriol llegó a ser directivo y consejero de más de una veintena de empresas y bancos. Hasta su muerte, en 1985, fue presidente de Hidrola. Unos años después, esta empresa se fusionaría con Iberduero para dar lugar a Iberdrola, que entre 1992 y 2005 sería dirigida por uno de sus hijos, Íñigo de Oriol. Actualmente, aunque ya no tiene la presidencia, la familia Oriol continúa siendo accionista de la multinacional, además de controlar otras compañías como Talgo y poseer numerosos terrenos, inmuebles y fondos de inversión. 
Las dinastías empresariales que protagonizan el capitalismo español desde la posguerra hasta nuestros días hunden sus raíces en una estrecha alianza con el régimen de Franco. Muchas de las compañías que se hicieron fuertes con el desarrollismo siguen manteniendo en la dirección a los herederos de sus fundadores. No hay más que recordar apellidos como Entrecanales (Acciona), Benjumea (Abengoa), Del Pino (Ferrovial), Koplowitz (FCC) o Riu y Barceló, propietarios de las empresas que llevan su nombre. Aunque un buen número de las grandes empresas españolas se fundaron antes de 1936, entre las élites económicas del país apenas se encuentran hoy descendientes de los empresarios que pilotaron estas mismas compañías con anterioridad al alzamiento franquista. Una de las contadas excepciones es la familia Botín, que actualmente sigue presidiendo el Banco Santander. Ana Botín es la cuarta generación de los banqueros que han gobernado la entidad desde hace un siglo. Pero el caso de los Botín, también conocidos por las cuentas secretas en Suiza a las que llevaron su dinero al comienzo de la Guerra Civil y por los 200 millones de euros que en 2010 pagaron a la Agencia Tributaria para regularizar su situación, es poco frecuente. Lo más granado del capitalismo familiar español proviene de los triunfadores de la guerra. 
Resultado de imagen de la familia BotínEn los años cuarenta y cincuenta, los proyectos industriales y la construcción de grandes infraestructuras fueron la vía más directa para favorecer a los dueños de las compañías más allegadas a la dictadura. Además de contar con importantes partidas del presupuesto público para desarrollar las obras, en muchas ocasiones pudieron disponer de mano de obra esclava —los presos republicanos— para construir pantanos, carreteras y líneas férreas. Así es como la familia Entrecanales lideró la construcción de un canal para evacuar los vertidos de los barrios ricos de Sevilla. De esa misma forma, empresas como Dragados (hoy integrada en ACS) y Coviles (OHL) abarataron los costes de la construcción de sendos embalses en Huesca y Murcia. Sin los trabajos forzados de los presos republicanos tampoco se hubiera podido levantar el Valle de los Caídos, la obra emblemática del franquismo, construida por Huarte (OHL) y Agromán (Ferrovial). «El Valle era un gran negocio, los patronos tenían obreros a precio de saldo y disciplinados», recuerda Nicolás Sánchez-Albornoz, quien fue condenado a trabajar en la obra a finales de la década de 1940. 
Añadido a unas condiciones laborales muy ventajosas, las grandes empresas contaron con el apoyo del Estado a todos los niveles. Obviamente, con su correspondiente corolario: de los 83 ministros y exministros nombrados por Franco que todavía vivían en 1974, 64 habían participado en consejos de administración de empresas públicas o privadas durante los quince últimos años de la dictadura. La alianza entre el poder político y el poder empresarial se interconectó, en buena medida, con la nobleza del país; bien porque directamente se emparentaron vía matrimonios, bien porque a muchos empresarios les fueron concedidos títulos nobiliarios. La aristocracia española, terrateniente y latifundista, siempre mantuvo una relación excelente con los empresarios que se hicieron de oro con el desarrollismo franquista. 
En 1962, las 100 grandes familias financieras de España controlaban 48 bancos, que suponían el 84,8% del capital desembolsado en el país. A principios de los años setenta, 16 de los 20 primeros bancos españoles estaban vinculados entre sí mediante relaciones de parentesco entre sus principales dirigentes. A la muerte de Franco, dos centenares de familias de la aristocracia financiero-empresarial controlaban más de una tercera parte de las acciones de las grandes empresas y bancos españoles. En línea con el estudio sobre el poder de la banca que llevó a cabo Juan Muñoz en los años setenta, se puede concluir que “si las relaciones establecidas entre los bancos a través de consejeros comunes implica un primer carácter monopolista que acentúa la desigual dimensión de las entidades, las vinculaciones familiares refuerzan esa nota añadiéndole otra segunda: el carácter oligárquico”.

Una nueva clase político-empresarial

Con las privatizaciones, los empresarios amigos del gobierno de turno —primero los del PSOE, más tarde los del PP— fueron situados en los consejos de administración y las direcciones de lo que luego serían las mayores multinacionales españolas. En 1992, cuando se creó el IBEX 35, entre todas las empresas que componían el recién nacido índice bursátil había 43 consejeros que venían de ser altos cargos en los gobiernos del PSOE, 35 que provenían de las máximas instancias del franquismo y nueve del gobierno de la restauración monárquica.
Poco a poco se estaba conformando una renovada clase político-empresarial, complementaria y bien relacionada con los clanes históricos del capitalismo familiar, que sería llamada a dirigir el proceso de internacionalización a finales del siglo XX y principios del XXI. En permanente y constante sintonía con todos esos ‘políticos giratorios’ que, bien desde los sillones en las instituciones públicas, bien desde sus asientos en los consejos de las grandes compañías, se fueron sumando a recoger los beneficios que este modelo proporcionaba a quienes lograban colocarse en lo más alto de las estructuras del poder político-económico. 
Resultado de imagen de Juan Miguel Villar MirUno de ellos fue Juan Miguel Villar Mir. Antiguo alumno del colegio Nuestra Señora del Pilar, ocupó diversos cargos en la dictadura hasta llegar a ser ministro de Hacienda en el gobierno de Arias Navarro. Recién estrenada la democracia, dejó a un lado su carrera política para pasarse al mundo empresarial. En 1987, tras la adquisición de la Inmobiliaria Espacio y de la Sociedad General de Obras y Construcciones Obrascón —adquirida a Altos Hornos de Vizcaya por una peseta—, puso en marcha el Grupo Villar Mir. Este fue precisamente el éxito de su estrategia de negocio: comprar a bajo precio empresas con estados financieros delicados para luego reflotarlas, contando siempre con la imprescindible ayuda del Estado. Es el caso de Fertiberia: Villar Mir compró esta empresa de fertilizantes en 1995 con un crédito público al 0% de interés y sin plazo de vencimiento. Aprovechando que entre 1989 y 1999 el número de grandes constructoras se redujo de 28 a 11, Obrascón se hizo con Huarte —que estaba en suspensión de pagos— y Laín para conformar el consorcio OHL. “Aquella peseta de 1987 vale hoy en bolsa más de 2.500 millones de euros”, afirmó el empresario años después en su discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. 
Villar Mir, como buen símbolo del capitalismo familiar español, acomodó a sus hijos en la dirección de las compañías de su grupo a fin de garantizarse la continuidad dinástica. De la misma forma que otros empresarios se valieron de su cercanía a Franco para conseguir títulos nobiliarios, el presidente de OHL aprovechó su amistad con Juan Carlos de Borbón para obtener importantes contratos en Oriente Medio, al tiempo que era nombrado marqués de Villar Mir. En los últimos años, sin embargo, tanto este empresario como parte de su familia han sido imputados en diferentes casos de corrupción. Su yerno y consejero delegado del grupo, Javier López Madrid, fue condenado por el caso de las tarjetas black de Bankia y actualmente está siendo investigado por aparecer en “los papeles de Bárcenas” como uno de los empresarios que financiaban ilegalmente al PP. También se le investiga por el pago que hizo desde OHL México al entorno del expresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, a cambio de concesiones de obras públicas. 
Resultado de imagen de Jesús de Polanco“Yo soy pura y simplemente un empresario”. De esta forma se autodefinía Jesús de Polanco, otro de los grandes triunfadores del periodo de “modernización” de la economía española. Polanco empezó su carrera empresarial en el franquismo con la editorial Santillana. Sus negocios en España crecieron rápidamente a principios de los años setenta, gracias a sus buenas relaciones con el régimen. Luego vino la creación de Promotora de Informaciones, S.A. (PRISA) y el diario El País, cuyo primer número se publicó medio año después de la muerte de Franco. Nombrado presidente del grupo en 1983, Polanco logró situar sus medios como la principal referencia de la Cultura de la Transición. En eso tuvo mucho que ver su cercanía al gobierno del PSOE, que le concedió múltiples ventajas para el crecimiento de sus negocios de comunicación. Bajo su mando, PRISA se expandió internacionalmente hasta llegar a ser “un grupo iberoamericano de empresas, antes que español”, tal y como aseguró Juan Luis Cebrián ante su junta de accionistas en 2014. Tras el crash global, dirigido por Cebrián tras el fallecimiento de Polanco en 2007, el grupo se situó al borde de la quiebra por sus elevados niveles de endeudamiento. No tuvo más salida que cancelar su enorme deuda transformándola en capital social, dando entrada a los principales acreedores en el consejo de administración.
Resultado de imagen de los AlbertosOtra historia de éxito empresarial es la de “los Albertos”. Los primos Alberto Alcocer y Alberto Cortina habían entrado a formar parte de la élite económica del país al casarse con las hermanas Esther y Alicia Koplowitz, herederas de Construcciones y Contratas. Después de contraer matrimonio, ambos entraron a formar parte del consejo de administración de la compañía y en 1987 consiguieron la presidencia. Desde la llegada de “los Albertos”, la empresa se fue expandiendo a otros sectores y entró en el accionariado de Portland Valderribas o Fomento de Obras y Construcciones, con la que finalmente se fusionaría para dar lugar a FCC. Con la entrada de España en el “proyecto europeo”, pusieron el foco en el sector bancario y lograron posicionarse como accionistas del Banco Central y el Banesto. Pero su buena racha cambió con su separación de las Koplowitz en 1990: tuvieron que salir de la constructora y se enfrentaron a una demanda por estafa y falsificación por el negocio de esos terrenos en Plaza de Castilla (Madrid) donde luego se edificarían las torres KIO. Aun así, se quedaron con parte de la propiedad de varias empresas y sus amistades políticas siguieron contando con ellos. De hecho, al llegar al gobierno, Aznar nombró a Alberto Cortina presidente de Repsol, justo cuando estaba a punto de completarse su proceso de privatización. Era el año 1996, comenzaba el proceso de expansión internacional de las grandes empresas españolas. 
Muchos empresarios afines al gobierno fueron situados en los consejos de administración y las direcciones de las que pronto se convertirían en las mayores multinacionales del país. Esa renovada clase político-empresarial, complementaria y bien relacionada con los clanes históricos del capitalismo familiar, dirigiría el proceso de internacionalización de las grandes empresas españolas. Martín Villa, que había sido ministro primero con Franco y luego con la UCD, fue presidente de Endesa entre 1997 y 2002. Francisco González, nombrado presidente de Argentaria en 1996, pilotó su fusión con los Bancos de Bilbao y Vizcaya y fue el máximo mandatario del BBVA hasta finales de 2018. César Alierta, que en el año 2000 pasó de la presidencia de Tabacalera a la de Telefónica tras la caída en desgracia de Villalonga, dirigió esta compañía hasta que se jubiló en 2016.
 Pedro Ramiro y Erika González, investigadores del Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL), son autores del libro ‘A dónde va el capitalismo español‘ (Traficantes de Sueños, 2019), de cuyo texto se han extraído algunos fragmentos para componer este artículo.

24 feb 2020

No más plásticos en nuestra comida

Resultado de imagen de No más plásticos en nuestra comidaHasta 12 millones de toneladas de plásticos entran en los océanos cada año, ahogando los ecosistemas, provocando daños a la fauna y entrando en la cadena alimentaria. ¡Es una invasión plástica!
Nos han obligado durante demasiado tiempo a consumir envases de plástico en nuestras compras, y durante años nos han contado que reciclando y mejorando la gestión de residuos podemos solucionar este problema.
Pero sabemos que más del 90% del plástico que consumimos no se recicla.
Resultado de imagen de No más plásticos en nuestra comidaPor eso, pedimos a los supermercados que eliminen los envases de plástico en sus frutas y verduras, que proporcionen alternativas sostenibles para comprar sus productos de alimentación y que fomenten la venta a granel.
¡Firma para que los supermercados se responsabilicen de la crisis de la contaminación por plásticos que han ayudado a crear!
https://es.greenpeace.org/es/que-puedes-hacer-tu/peticiones/plasticos-supermercados/

23 feb 2020

¡Ay, cuando los multimillonarios hablan de desigualdad!

Más de tres mil grandes empresarios, personalidades políticas de primer orden mundial y representantes de instituciones internacionales se encontraron del 21 al 24 de enero en el Foro Económico Mundial que, como cada año desde hace 1971, se da cita en la ciudad alpina de Davos.
Este modelo capitalista ya no sirve (o sirve cada vez a menos) y por eso hoy el debate sobre los impuestos a los ricos y la desigualdad empieza a crecer en las potencias occidentales. La desigualdad creciente generada por el capitalismo está poniendo en jaque al sistema democrático no es novedad. El 1 por ciento de los más ricos del planeta acapara más del 50 por ciento de los recursos globales, por citar solo una de las escandalosas cifras de desigualdad.
El contexto del cónclave, como ya es la norma desde hace tres lustros, fue el de fortaleza militar: amurallada por el ya habitual dispositivo de seguridad; con no menos de 5.000 efectivos de distintas fuerzas en la calle; el espacio aéreo cerrado durante una semana; así como múltiples y sofisticados controles para acceder al Palacio de Congreso, sede principal del evento.
Control de seguridad que busca «proteger» a los presentes de cualquier tipo eventual de protesta ciudadana. Un centenar de multinacionales de las más conocidas a nivel mundial son los socios/miembros del Foro Económico de Davos. Entre ellas el Credit Suisse y el Deutsche Bank, la Nestlé, ABB, Barclays y Google, por citar solo algunas. Con una inversión significativa: en torno de 240 millones de francos (cifra semejante en dólares) para cubrir una buena parte del presupuesto del cónclave anual. Otras 1.200 compañías – entre las cuales las mil más grandes del planeta— aparecen como miembros «menores», aunque también cotizan cuotas millonarias.
En medio de una polarización social mundial creciente y de la crisis ambiental sin salida, el debate oficial de la 50ª edición del Foro de Davos estuvo centrado en la necesidad de repensar del capitalismo y vislumbrar una corrección del sistema para que sea más integrador, menos excluyente y más distributivo, en el que las empresas no solo apuesten a sus propias ganancias.
Klaus Schwab, fundador del evento Davos, había enfatizado previo al Foro que «el capitalismo descuidó el hecho que una empresa es un organismo social» y no solo un ente con objetivo de lucro. Llegó, dijo, a ser «un capitalismo que se desconectó cada vez más de la economía real». Amén.
Horas antes de comenzar el Foro, el Fondo Monetario Internacional realizó su habitual encuentro con la prensa, donde Kristalina Georgieva, la nueva directora, inició su intervención señalando la «recuperación perezosa. Estén listos para actuar si el crecimiento se ralentiza de nuevo», enfatizó, dirigiéndose a los grandes empresarios.
Los debates, en un ambiente de feria de ideas, con miles de actividades dispersas, encuentro de intereses, firmas de convenios y proliferación de negociados entre pares, no aportó conclusiones conceptuales significativas. No sorprende que de Davos 2020 más que contenidos/conclusiones salgan imágenes mediáticas.

Un escándalo desigual

En la víspera del inicio de Davos, la ONG Oxfam publicó su informe anual, donde indicó que los 2.153 milmillonarios que existen en el mundo poseen una riqueza superior a la de 4.600 millones de personas, es decir, el 60% de la población mundial y señaló que la desigualdad en el mundo no solo está profundamente arraigada, sino que «llega a un nivel escandaloso».
En América Latina y el Caribe —totalmente ausente en esta edición de Davos a nivel presidencial— el 20 % de la población concentra el 83% de la riqueza. El número de milmillonarios pasó de 27 a 104 desde el año 2000. En paralelo, la pobreza extrema sigue creciendo: en 2019 el 10,7% de la población (en torno de 66 millones de latinoamericanas/os y caribeñas/os – padecía ese flagelo.
El aumento de la desigualdad económica en todo el mundo, el deterioro del empleo y la aparición del cambio climático como condición económica prioritaria conducen inevitablemente a la cuestión de que el PIB ni las estadísticas cuantitativas miden realmente la riqueza de un país o de un grupo social. Por lo tanto, carecen de verosimilitud para establecer el bienestar social.
La verdadera riqueza de un país se mide por su capacidad para mejorar la vida de sus ciudadanos; por lo tanto, requiere no solamente más producción, sino también redistribución. No es descabellado proponer que un indicador de bienestar incluya además una medida de calidad medioambiental, es decir, el grado de deterioro de la salud (y no sólo física) inducido por la calidad del aire respirable o el entorno urbano, señala el diario conservador español El País.
La tarea de los Gobiernos no se agota en aumentar la cantidad de producción, de consumo o de empleo; se les requiere para que mejoren la situación de los ciudadanos.
La desigualdad es la causa estructural del malestar social en la región. Por ello, necesitamos avanzar de la cultura de los privilegios a la cultura de igualdad y la inclusión social, afirmó Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, en el Foro Económico Mundial 2020 que culminó este viernes 24 en Davos, Suiza.
Más de tres mil grandes empresarios, personalidades políticas de primer orden mundial y representantes de instituciones internacionales se encontraron en la ciudad alpina de Davos en el Foro Económico Mundial, como lo hacen desde 1971. Ya no tiene la contraparte, el Foro Social Mundial.
El contexto de cónclave, fue el de fortaleza militar, con un control de seguridad que busca «proteger» a los presentes de cualquier tipo eventual de protesta ciudadana. Es que un centenar de multinacionales de las más conocidas a nivel mundial son los socios/miembros del Foro Económico de Davos.
Entre ellas el Credit Suisse y el Deutsche Bank, la Nestlé, ABB, Barclays y Google, por citar solo algunas. Con una inversión significativa: en torno de 240 millones de francos (cifra semejante en dólares) para cubrir una buena parte del presupuesto del cónclave anual. Otras 1.200 compañías – entre las cuales las mil más grandes del planeta— aparecen como miembros “menores”, aunque también cotizan cuotas millonarias.

Latinoamérica y el Caribe

«Las protestas en la región tienen un hilo común que es la desigualdad y pueden convertirse en una oportunidad para el cambio social. A partir de las movilizaciones hemos visto cómo algunos gobiernos han accedido a avanzar en mejoras estructurales a bienes públicos esenciales, como salud, educación, pensiones y transporte», afirmó Alicia Bárcena, titular del Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Bárcena subrayó que hay un desencanto social que se manifiesta principalmente en los más jóvenes de la región, debido a que se generaron expectativas que no han sido cumplidas. Asimismo, destacó la importancia del respeto por los derechos humanos y el derecho a la protesta, y llamó a construir nuevos pactos sociales con miras a garantizar el bien público.
«Muchos países no contemplan el derecho a la protesta. En las Naciones Unidas defendemos los derechos humanos, la igualdad, la justicia y las voces de los que no tienen voz», señaló.
Funcionaria de la ONU, Bárcena dijo nque es urgente avanzar en la construcción de Estados de Bienestar, basados en derechos y en la igualdad, que otorguen acceso a protección social y a bienes públicos de calidad, como salud y educación, vivienda y transporte. «El 76,8% de la población de la región pertenece a los estratos de ingresos bajo y medio-bajo, que vive con un ingreso inferior a tres líneas de pobreza», alertó.
Precisó que a 2017, más de la mitad de la población adulta (52%) de los estratos medios no había completado 12 años de escolaridad, mientras que el 36,6% tenía ocupaciones con un alto riesgo de informalidad y precariedad. Además, el 44,7% de las personas económicamente activas de los estratos medios no están afiliados o no cotizan en un sistema de pensiones.

Hasta el FMI conjuga desigualdad

Hasta la búlgara Kristalina Georgieva, nueva mandamás del Fondo Monetario Internacional, en Diálogo a fondo, el blog del FMI sobre temas económicos de América Latina, planteó «reducir la desigualdad, que en la última década se ha convertido en uno de los problemas más complejos y desconcertantes de la economía mundial para generar oportunidades».
Detalla varias desigualdades: de oportunidades, intergeneracional, entre mujeres y hombres y de ingresos y riquezas. Afirma que esas desigualdades, en muchos países, están en aumento, y que hay que tener voluntad para abordarlas. Indica que ejecutar reformas para atender ese problema «es difícil desde el punto de vista político», pero menciona que los réditos «en materia de crecimiento y productividad valen la pena».
¿Un cambio en la visión de la nueva conducción del FMI respecto a las anteriores, al señalar que es necesario replantear el problema y, antes que nada, en lo que se refiere «a políticas fiscales y tributación progresiva».
La titular del FMI, para argumentar sus preocupaciones contra la «desigualdad» en el foro de Davos, olvidó, obviamente de mencionar que el sistema capitalista es la fábrica de esa creciente desigualdad, construida históricamente bajo el capitalismo. La titular del FMI, entre las políticas propuestas para superar la desigualdad, sugiere concentrarse en tres aspectos.
El primero remite a una «tributación progresiva», que podríamos definir en el sentido de que tributen los que más tienen, los que más acumulan; a contramano de la lógica liberalizadora hegemónica de los sistemas tributarios de los últimos años, especialmente en EEUU, donde Donald Trump bajó los impuestos a la renta y los beneficios, especialmente del sector más concentrado.
En el discurso de Georgieva hay cierta empatía con el neodesarrollismo de Joseph Sriglitz o Paul Krugman y también con las opiniones del papa Francisco. Sustenta que «reformas de la estructura de la economía podrían respaldar aún más la lucha contra la desigualdad al reducir los costos de ajuste, minimizar las disparidades regionales».
También habla de la necesidad de apuntalar el gasto social (ya no habla de las políticas de ajuste impuestas en todo el mundo por FMI) y le da principal atención a los rubros de salud y educación, que difieren absolutamente con los párrafos de los acuerdos de préstamos realizados con distintos países, entre ellos varios latinoamericanos, que busca achicar el gasto público social.
Hay un excelente manejo de las palabras. Habla de preparar a los trabajadores «para que cubran el creciente número de plazas de trabajo en el sector verde», lo que en realidad fue al promoción de las reaccionarias reformas laborales y previsionales, condición esencial en los préstamos otorgados a nuestros países.
«Si tuviera que identificar un tema al comienzo de la nueva década, aumentaría la incertidumbre» y para ejemplificar destaca «los incendios forestales en Australia, asociados al cambio climático»; el «conflicto en Medio Oriente» y el acuerdo para «sanar las fracturas» de la guerra comercial entre EEUU y China. Otro excelente manejo del discurso: obviamnte el problema no es el clima sino el modelo productivo capitalista que destruye la naturaleza.
La preocupación de Georgieva y sus mandantes está en la incertidumbre producida por la desigualdad del sistema capitalista («puede alimentar el populismo y la agitación política», dice en el portal del FMI). A lo que le temen es la epidemia de estallidos sociales en América Latina y en Europa.
Incluso señaló que «en el Reino Unido, por ejemplo, el 10 por ciento superior ahora controla casi tanta riqueza como el 50 por ciento inferior. Esta situación se refleja en gran parte de la OCDE , donde la desigualdad de ingresos y riqueza ha alcanzado o está cerca de niveles récord».
El tema de la riqueza hiperconcentrada, ha sido acompañado por la derecha con discursos de odio, racismo y xenofobia. Y, como los límites ambientales se hacen visibles, dificultan seguir hablando de un hipotético crecimiento como solución a la pobreza: solo queda repartir mejor lo que hay… e incluso hablar seriamente de decrecimiento, señala Claudio della Croce, investigador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico.
Desde el estallido financiero 2008 y los subsiguientes ajustes presupuestarios que impactaron en el bolsillo de las mayorías, el tema se ha vuelto central en el mundo desarrollado. Y, obviamente, también en América Latina. En las recientes protestas en Colombia el impuesto a los ricos y a las corporaciones fue cobrando cada vez más importancia. En Chile, uno de las pintadas que mejor ilustraron el desprestigio del Gobierno fue «evade como Piñera».
La igualdad no existe sin ausencia de discriminación, es decir, sin el reconocimiento de diferencias sin jerarquías entre ellas (hombre/mujer, blanco/negro, heterosexual/homosexual, religioso/ateo), señala el sociólogo portugés Boaventura de Sousa Santos. Explicar la igualdad al 1% es como explicar al diablo que Dios es bueno.
«Las epistemologías del Sur permiten reconceptualizar el capital financiero global, verdadero motor de la extrema desigualdad entre pobres y ricos, y entre países ricos y países pobres, como una nueva forma de crimen organizado, de un crimen contra la propiedad de los trabajadores y de las clases empobrecidas, constituido por varios crímenes-satélite, sean estos el estelionato, el abuso de poder, la corrupción», añade.
El capital financiero global, en su actual configuración, no es solo un crimen contra la propiedad de los más pobres, sino también un crimen contra la vida y contra el medio ambiente.
Dos años después del estallido de la crisis de 2008, en Estados Unidos surgió el Patriotic Millonaires, un ejemplo notable y excéntrico de este debate, al decir de Marcelo Justo en Página12. El requisito básico para ser miembro es tener ingresos de más de un millón de dólares anuales o bienes equivalentes a cinco millones.
Pero a diferencia de otros clubes de millonarios (o multimillonarios como el Club Bilderberg), proponen que se suban los impuestos a los más ricos para frenar la creciente desigualdad y ante lo que economistas ortodoxos, como Paul Krugman y Lawrence Summers, calificaron de estancamiento secular.
Estos millonarios apuestan por una redistribución progresiva del ingreso. El director de Patriotic Millonaires, Morris Pearl, exdirector de Black Rock, una de las más importantes firmas de inversión en el mundo, fue explícito: «A mí no me gusta pagar más impuestos, no lo disfruto, pero quiero vivir en un sistema en el que haya mayor igualdad A esta altura, yo no trabajo y, sin embargo, gano mucho más que los que trabajan y estoy pagando menos impuestos que ellos. Esto no es positivo para el conjunto del país».
Uno de argumento del capitalismo para justificar la reducción de los impuestos a los más ricos es que así se estimula la inversión y que, con más inversión, se genera más empleo y, de esa manera, la riqueza se derrama al resto de la sociedad. Pero la realidad muestra que sucede todo lo contrario: una desigualdad mayor y una economía que entra en crisis.
Pearl sostiene que si se aumenta el salario, se va a aumentar el consumo y con esto se incrementan las ganancias, lo que, a su vez, va a generar más inversión, que es precisamente lo ocurrido en Seatle (EEUU), con la duplicación del salario mínimo de los trabajadores.
Otro argumento frecuente a favor de la reducción impositiva a los ricos es que estimula y premia la meritocracia, partiendo de la base de que los ricos son ricos por su esfuerzo, porque se lo merecen. Pero si uno revisa la lista de millonarios en EE UU se verá que la mayoría proviene de familias que eran muy ricas. Bill Gates o Mark Zuckerberg son dos casos típicos. Tuvieron una familia detrás que los sostuvo hasta que sus proyectos se concretaron.
«La mayoría de la gente que tiene un trabajo y que, con frecuencia necesita más de un trabajo para sobrevivir, no tiene tiempo de andar pensando en grandes creaciones o aventuras comerciales», añade el multimillonario Pearl, quien afirma que la reforma impositiva de Donald Trump favoreció a los que más tienen y a una mayor concentración de la riqueza.
Este debate no se limita a EEUU, pero en América Latina produce estallidos sociales. Basta recordar que dos multimillonarios (Mauricio Macri y Sebastián Piñera) fueron presidentes en los últimos años en Argentina y Chile.
Y si se sigue con la política actual inevitablemente habrá rebeliones sociales que harán muy difícil la convivencia democrática. El concepto mismo de democracia está en juego porque este minúsculo grupo de multimillonarios utiliza el dinero para incrementar su poder político y usa ese poder político para incrementar su riqueza, añade.
Seguir las políticas impuestas por EE UU a través de los organismos financieros internacionales como el FMI, el Banco Mundial o el Interameriano de Desarrollo llevó a estallidos también en Haití, Puerto Rico, Ecuador y Colombia.
«Soy consciente de que las groseras desigualdades continúan separando a los afortunados de los desafortunados en todo el mundo», señaló Bill Gates, creador de Microsoft y el segundo hombre más rico del mundo, en una reflexión de fin de año publicada en su blog. «He sido premiado desproporcionadamente por el trabajo que hice», reconoce.
A la documentalista Abigail Disney, bisnieta y heredera de Roy, uno de los fundadores de Disney, su riqueza no le impidió denunciar en 2019 la cantidad de trabajadores de Disneyworld que cobran el salario mínimo, apenas suficiente para sobrevivir, mientras la compañía declaraba ganancias por 13.000 millones de dólares.
El tema llegó a la campaña electoral estadounidense. La precandidata demócrata Elizabeth Warren publicó un spot publicitario en el que dice explícitamente que es hora de aprobar un «impuesto a la riqueza», seguido de imágenes de los millonarios que critican la idea y se victimizan, mientras se explican con textos breves las formas dudosas o directamente ilegales con las que hicieron sus fortunas, incluso en momentos de crisis o gracias a ella.
Obviamente, Michael Bloomberg y Leon Copperman, dos ultrarricos, critican a Warren con todo el poder de los medios. Otros candidatos como Bernie Sanders o Alexandria Ocaña-Cortez suelen apuntar a la desigualdad estructural que limita las posibilidades de la inmensa mayoría de progresar solo por nacer en el lugar equivocado.Cuando los multimillonarios hablan de desigualdad, hay que poner las barbas en remojo. No es que no les guste la desigualdad. Lo que pasa es que le temen a los estallidos sociales que los deje sin el pan y sin la torta.