5 jul 2019

La locura del turismo

Hubo una época ya lejana en la que los destinos turísticos luchaban por tener presencia en el mercado, por seducir a los viajeros, por ofrecerles algo original, llamativo. Hoy, en cambio, los vuelos ‘low cost’ proporcionan tal marabunta de clientes que hasta las ciudades y los enclaves más feos pueden aspirar a tener visitantes. Y muchos visitantes. Los que, encima, son bonitos, están saturados, desbordados, son incapaces de atender a la demanda, como ocurre con Amsterdam, París, Barcelona, Venecia y tantas otras ciudades o enclaves de interés.
Llevamos ya varios años en los que los incrementos de visitantes en todos los lugares del mundo son tan elevados que no hay fracasos. Fracasar significa crecer entre el uno y el cinco por ciento, lo cual años atrás habrá sido envidiable. Hoy, cuando hay un siniestro de cualquier naturaleza, podemos estar seguros de que allí hay un turista, al menos. 
Estos días leía con sorpresa cómo Bielorrusia pretende convertirse en una potencia turística mundial. Hace veinte o treinta años yo, ante esta pretensión, hubiera dicho que su ‘hoja de ruta’ sería muy complicada porque lo que Bielorrusia puede ofrecer al turista es bastante limitado. Hoy no me atrevo a decirlo porque basta con que WizzAir o Ryanair pongan un vuelo barato a Minsk para que aquello se llene de chinos, franceses o griegos sacando fotos. Francamente, no es un país muy interesante, pero da lo mismo, el volumen de turistas en busca de algo diferente que ver es tal que lo raro es no triunfar. Le pasa lo mismo a Rumanía, Moldavia, Finlandia, Azerbaiyán u Odessa, por citar algunos ejemplos.
Lean detenidamente Preferente o cualquier otra publicación turística especializada y les reto a que encuentren un destino o una aerolínea que hayan tenido crecimientos cero un año. O, si quieren, entre cero y cinco por ciento. No los encontrarán, porque esto del turismo está completamente descontrolado. Cada año, y así desde no sé cuándo, Ryanair, la líder europea, crece en doble dígito, por ejemplo. Cierto que en parte lo hace a costa de otros, pero en cualquier caso, no hay industria que aumente su volumen de actividad como el turismo. Todo un fenómeno.
https://www.preferente.com/opinion/fernando-urrea/la-locura-del-turismo-290418.html

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