30 abr 2020

El coronavirus como teatro de la verdad

#Todoirábien es una mentira. #Yomequedoencasa es una condena. El confinamiento iguala porque introduce a todos en el tiempo de la espera, y a la vez, visibiliza las brutales desigualdades existentes.
¿Y si poner el Estado a la defensiva tuviera que pagarse con muertos? Durante estos días de confinamiento, por la noche, al bajar la basura a la calle aprovechaba para escuchar el silencio de la ciudad dormida. Creía que hundirme en una soledad casi absoluta me permitiría entender lo que estaba sucediendo. Sin embargo, no conseguía desprenderme de una pregunta obsesiva: ¿y si parar —relativamente— el mundo, si ridiculizar al poder, solo pudiera hacerse cuando la muerte se convierte en desafío?
Sé que esta pregunta es extemporánea. En el marco de los debates actuales —la economía o la vida, la adopción o no del control y la vigilancia como prácticas habituales— incluso parece absurda. Pero el esfuerzo del concepto es medirse con lo delirante, y si es necesario, inventar conceptos también delirantes. Nunca el Estado, mejor dicho, nunca tantos Estados se han hallado en una situación a la defensiva como la actual. ¿Quién podría negarlo?
Coronavirus en Murcia: Los murcianos ponen sus ojos en el 22 de ... Basta analizar las ruedas de prensa que casi diariamente efectúan los presidentes de los gobiernos. En el caso español, la aparición de militares, médicos y políticos juntos, ejemplifica la cara terapéutica y militarizada del poder. “Estamos aquí para salvaros de vosotros mismos. No hay otra salida”, nos repiten insistentemente, mientras emplean las estadísticas —no olvidemos que “estadística” deriva de la palabra Estad— para objetivar sus decisiones. La representación no puede ser más patética ya que es la constatación de un poder agónico incapaz de prevenir ni de adelantarse. Recordar que Boris Johnson ha sido internado en una UCI, y que tantos políticos han sido infectados, es una metáfora siniestra pero muy real de esta agonía. Un poder, repito, enredado en sus contradicciones y falsedades, que ni sabe aún cuántos muertos se han producido, ni cuando llegará una normalidad que tampoco puede describir. Un Estado, en definitiva, incapaz de cumplir el contrato que según Hobbes lo fundamenta y legitima.
En este sentido existe un cierto paralelismo entre el acto terrorista y la acción del coronavirus. En ambos casos, y a pesar de la evidente diferencia de escala, se trata de una “prueba” para el Estado, una prueba fallida que implica directamente su cuestionamiento. No es de extrañar, pues, que la reacción sea la misma: declarar la guerra al enemigo interior, ya sea el terrorista, ya sea el coronavirus. Esta declaración de guerra es totalmente falaz. Es ridículo que un Estado proclame la guerra contra un grupúsculo terrorista o contra un virus. Y, sin embargo, hay una guerra en curso pero no es la guerra decretada por el Estado. Es la guerra social no declarada que el coronavirus ha sacado a la luz.
Por eso resultan lamentables por engañosas, las declaraciones de tantos personajes públicos que, de pronto, descubren nuestra vulnerabilidad e interdependencia. ¿Es que no sabían cuánto sufrimiento cabe en esta realidad? En España, cada día se suicidan diez personas; la gripe causa cada año entre 6.000 y 15.000 muertos; en Catalunya, 300.000 personas —mayoritariamente mujeres— están encerradas en su casa con fatiga crónica, fibromialgia, o sensibilidad química múltiple, y la última vez que pidieron ayuda, la respuesta de las autoridades sanitarias fue que, como no causaban alarma social, se aguantasen. Por cierto, ¿cuántos muertos se requieren para declarar el estado de alarma? ¿No son suficientes los cinco millones de niños que, según la FAO, murieron de hambre el año pasado?
La irrupción del coronavirus nos ha hecho olvidar que, a pesar de la brutal represión del Estado, un ciclo de lucha contra el neoliberalismo se estaba desplegando en muchos países del mundo. La emergencia climática también ha pasado a un segundo plano. El coronavirus impulsa, pues, una despolitización al cancelar las memorias de lucha y construir un simulacro de nosotros basado en un mismo miedo a la muerte.
Pero el coronavirus, en tanto que potencia oscura de la vida, es capaz de una acción politizadora cuya radicalidad se nos escapa. Decir, como ya he avanzado, que muestra la debilidad del Estado es muy insuficiente. El embate del coronavirus no es más que el efecto de una naturaleza maltratada por un capitalismo desbocado. No hace falta perder mucho tiempo para demostrar esta afirmación. El coronavirus constituye un acto de sabotaje de la vida contra una realidad que ya es plenamente capitalista y sin afuera. Vivimos dentro del vientre de la bestia y somos nosotros mismos quienes la alimentamos. ¿Es de extrañar que necesitemos aparatos de respiración asistida? El coronavirus ha abierto en canal esta maldita bestia y cuando el espacio de los posibles se ha venido abajo, entonces ha aparecido el teatro de la verdad.
En el teatro de la verdad no hay ruedas de prensa. Las representaciones y sus representantes no tienen ya cabida. Está el personal sanitario en su lucha abnegada y solitaria; están los ancianos cuya muerte en la soledad de las residencias constituye su particular modo de escupir contra esta sociedad —por favor, llamarles “abuelos” a estas alturas es aún peor que el insulto que ya era—; están las cajeras de los supermercados; y los riders corriendo en las calles vacías para complacernos; y los maestros que intentan acercarse a los niños y niñas enjaulados. Estamos los confinados que cada día a las 20h salimos a aplaudir y también el vecino que ha colgado un papel en la entrada pidiendo que la enfermera que vive en el edificio se marche porque puede contagiarnos. Están los que viven en locales sin ventanas a la calle y comparten un piso minúsculo con otra familia; están los que tenemos una buena conexión a internet y los que solo tienen un teléfono con tarjeta de pago. Los grupos de ayuda mutua que la policía multa. Y también muchas, muchísimas personas que no saben qué será de su vida.
La actual crisis sanitaria ha acelerado la deriva fascista inmanente al capitalismo en un doble sentido. En primer lugar, y su constatación supone ya una obviedad, por el aumento imparable de las formas de control y vigilancia mediante el uso de las nuevas tecnologías: geolocalización, reconocimiento facial, código de salud, etc. En segundo lugar, por la transformación que se está produciendo en la forma de trabajar. El capital, muy a su pesar, tuvo que admitir la existencia de la comunidad de los trabajadores dentro de la fábrica. Para poder controlarla, empleó las disciplinas, la vigilancia panóptica, y en particular, el secuestro del tiempo de vida. Ahora el capital tiene la posibilidad de deshacer lo que aún permanecía de dicha comunidad. El dispositivo de control ya no es el secuestro, es el teletrabajo. Internet y el teléfono móvil son los dispositivos que permiten hacer del trabajo una forma de dominio político. Ciertamente siempre ha sido así. La novedad reside en una progresiva indistinción: saber si trabajamos, si vivimos, o si sencillamente, obedecemos, resulta cada vez más complicado. Una teletrabajadora expresaba muy bien esta nueva situación: “Ahora duermo menos que nunca y me falta tiempo para todo”.
La crisis sanitaria se inscribe dentro de una operación política de readecuación interna del neoliberalismo. Más allá de los cambios geopolíticos que se avecinan y de una globalización mucho más sobredeterminada por el Estado nación, lo cierto es que se aproxima una sociedad de individuos cada vez más atomizados y cuya única conexión pasa por conformarse, en el sentido más propio de la palabra, como terminales del algoritmo de la vida, es decir, de ese mercado que se confunde con la vida. Sabemos que toda crisis consiste en una situación desfavorable para la mayoría que ha sido políticamente construida y que, sin embargo, se autopresenta como naturalizada. Pero si esta crisis sanitario-económica global tiene importancia es porque en ella —y gracias a ella— se pone además en marcha un nuevo contrato social basado en el control y la desconfianza.
Por eso hay que entender el confinamiento como una etapa en la construcción de una subjetividad impotente y desconfiada. Una subjetividad que suplica poder vivir y que se piensa a sí misma como víctima, aunque las víctimas evidentemente no son iguales ya que la división del trabajo las atraviesa. El trabajador intelectual está mucho menos expuesto que el trabajador manual como la misma pandemia ha mostrado.
#Todoirábien es una mentira. #Yomequedoencasa es una condena. El confinamiento iguala porque introduce a todos en el tiempo de la espera, y a la vez, visibiliza las brutales desigualdades existentes. El 62% de los muertos por coronavirus en Nueva York son negros y latinos. En Barcelona, un 0,5% —500/100.000, el índice más alto de la ciudad— de la población de Roquetes (Nou Barris) está infectado por Covid-19, en contraste con el 0,07% (76/100.000) de Sarrià-Sant Gervasi. La verdad se padece y se contagia. Por eso el Estado quiere clausurar el teatro de la verdad cuanto antes, pero la acumulación de muertos le impide cerrar la puerta. Su voluntad sería desplegar cuanto antes el espacio de los posibles, de unos posibles totalmente redimensionados y al alcance de unos pocos. Vivir la vida —permanentemente— en viaje, una vida aparentemente libre y desterritorializada, a partir de ahora, solamente podrá hacerlo quien tenga dinero. Los demás serán piezas fijas atadas a un deuda infinita.
A pesar de lo terrible que es no tener una ventana desde la cual ver el cielo, o estar completamente solo, el confinamiento supone una cierta desocupación del orden. Los balcones se hablan entre ellos. Rostros que nunca se habían visto, se reconocen. Por unos momentos, estamos juntos fuera de la máquina capitalista, y entonces, la fuerza de dolor recogida en ella misma se convierte en indestructible. Sería demasiado insensato afirmar que, habitando el confinamiento, hemos arrancado un espacio de libertad a esta realidad opresiva e injusta, pero cuando el querer vivir se separa de la vida movilizada por el capital, dejamos de ser víctimas. Son momentos de extraña libertad que aterran al poder. A nosotros, nos ponen ante un abismo, y entonces, se nos hace un nudo en el estómago. No es el abismo de la incertidumbre sino el de la verdad de una bifurcación que el teatro de la verdad nos recuerda a cada instante. Tenemos que escoger si queremos seguir siendo un terminal del algoritmo de la vida que organiza el mundo o bien un interruptor de la pesadilla que nos envuelve.
https://www.elsaltodiario.com/coronavirus/el-coronavirus-como-teatro-de-la-verdad

El “Pacto de la Reconstrucción” contra la Clase Trabajadora

Nuevamente, se prepara una “Gran Agresión” contra la Clase Trabajadora, igual que ocurrió con los Pactos de la Moncloa. Nuevamente, el trabajo sucio de disciplinarnos, para servir a los intereses del capital, de impedir las revueltas sociales que se intuyen cuando pase esta crisis sanitaria, vendrá de la mano de los llamados con insultante eufemismo “Agentes Sociales”, es decir, los Sindicatos del Régimen.
En el Estado español hay más de 200 sindicatos, pero solo se refieren a dos, UGT y CCOO, y no es que sean olvidadizos, al contrario, saben que son los que se van a aplicar con mayor contundencia y efectividad en la defensa de los intereses del Gran Capital y de sus siervos, este gobierno y los sucesivos, lo que claramente significa traicionar a quienes dicen representar, la Clase Trabajadora.
Este nuevo Pacto que, según parece, le van a llamar “Acuerdos de San Jerónimo” y lo van a llevar a cabo cuando la Clase Trabajadora está confinada en sus casas (quien tiene suerte de tener una), atemorizada por la crisis sanitaria, con los medios de comunicación y las calles tomadas por el ejército y las fuerzas de seguridad, en una exhibición de fuerza sin precedentes.
La Clase Trabajadora no va a estar representada en esos acuerdos, no va a ser consultada ni tenida en cuenta, como no lo ha estado nunca en este modelo de Pactos, en los cuales, siempre ha salido más desprovista de derechos y libertades, de capacidad de organización y de negociación, más empobrecida y embridada, menos protagonista de su propio futuro y más arrinconada al conformismo sumiso por la impotencia colectiva que generan.
CGT y las otras organizaciones sindicales invisibilizadas, los innumerables colectivos sociales que luchan por un mundo más justo e igualitario, debemos tomar conciencia del poder colectivo que tenemos y disponernos a recuperar las calles para defendernos y transformar el modelo social que nos tienen preparado.
Tenemos que recuperar los Servicios Públicos que regalaron a sus amiguetes, establecer una Renta Básica de las personas Iguales (RBis), universal e incondicional, para que el empleo asalariado no sea una condena bíblica sino una opción de vida elegible, desde las necesidades básicas vitales cubiertas, obligar a un verdadero reparto de la riqueza que generamos entre todas, tenemos que poder participar, de manera directa y no representativa, horizontal y solidaria, en todas las cuestiones que nos afectan para desarrollar un proyecto de vida digno.
Debemos obligar a la Banca a devolver el millonario rescate que les hicimos con nuestro dinero, a las grandes fortunas, a la monarquía, a la Iglesia, a los personajes que saquearon con la corrupción nuestra riqueza colectiva, debemos obligarles a que lo reviertan a la Comunidad.
Para impedir esto es para lo que pretenden este engañoso “Pacto de la Reconstrucción” o como quieran llamarlo. Para esto se van a conjugar el capitalismo, el gobierno y los llamados “agentes sociales”. Saben que nos van a machacar, ya lo están haciendo, y pretenden conservar sus inaceptables privilegios a costa de la mayoría social.
Colectivamente somos muy fuertes, imparables. Juntas podemos cambiar todo lo que nos propongamos. Pues estemos preparadas para ejercer con firmeza, coherencia y rebeldía, este potencial transformador que, si lo desarrollamos, debe conducirnos a un modelo de sociedad en Igualdad, Apoyo Mutuo, Autogestión y Justicia social.
Luchemos juntas contra la DESIGUALDAD
http://rojoynegro.info/articulo/ideas/el-%E2%80%9Cpacto-la-reconstrucci%C3%B3n%E2%80%9D-la-clase-trabajadora

29 abr 2020

1º de Mayo : Actividades alternativas

CGT convoca a los medios y periodistas para informar sobre las acciones y actividades organizadas para conmemorar el Día Internacional del Trabajo en unos momentos donde la población se encuentra cumpliendo medidas de confinamiento por la alarma sanitaria generada por la pandemia de Covid-19.
CGT dará más detalles sobre el concierto virtual que celebrarán a media mañana el 1º de Mayo y que retransmitirán en directo desde la televisión confederal, Rojo y Negro TV.
Fecha: jueves, 30 de abril de 2020.
Hora: 10:00 a.m.
Intervienen: José Manuel Muñoz Póliz (Secretario General CGT), Tomás Rodríguez (Secretario Acción Sindical CGT), con la participación de Fernando Madina (Reincidentes) y Natalia Pérez (Penadas por la Ley).
Lugar: Debido a la situación de confinamiento generada por el decreto de estado de alarma por Covid-19, realizaremos la rueda de prensa a través de videoconferencia.
A continuación facilitamos todos los datos y enlaces para conectarse a la misma. Haga clic en el enlace a continuación para unirse al seminario web: https://zoom.us/j/95486085911
Gabinete de prensa del Comité Confederal de la CGT

28 abr 2020

1º de Mayo : Ahora ,más que nunca, contra las desigualdades sociales



La Confederación General del Trabajo (CGT) ha emitido un comunicado conjunto, con otras organizaciones sindicales y colectivos sociales (COBAS, Confederación Intersindical, Estudiantes en Movimiento, Ecologistas en Acción, Coordinación Baladre, Coordinadora Estatal de Mareas Blancas y Fridays For Future) en el que llama a la conmemorar este 1º de Mayo reivindicando la lucha contra las desigualdades en nuestra sociedad. Estos colectivos exponen que este 1º de Mayo se aborda en unos momentos muy complicados, donde las exigencias a los Estados y a las patronales deben continuar siendo por el derecho a la salud, a la vida y a la protección del planeta por encima de cualquier otro tipo de interés económico.
Por todo ello, estas organizaciones realizan un llamamiento a la sociedad para seguir peleando contra el cambio climático, contra el terrorismo machista, y en defensa de unos servicios públicos de calidad, como la sanidad que en estos momentos está demostrando ser muy importante en la lucha contra la pandemia de Covid-19 que padecemos desde marzo. Según todas estas organizaciones, se hace imprescindible también recuperar las empresas regaladas a manos privadas, para que la propia ciudadanía participe de su gestión a través de la labor de las personas trabajadoras, sin riesgos de salud o seguridad para ellas.
Estas organizaciones también exigen unas pensiones dignas, derecho a una vivienda, transportes públicos accesibles, la protección de los cuidados de personas dependientes y diversas, sin olvidar la urgente derogación de las Reformas Laborales y de las Leyes Mordaza. Por otro lado, es igualmente importante exigir la puesta en marcha de una Renta Básica de las Iguales (RBis), así como unas garantías de protección de los derechos fundamentales para las personas migrantes, los jóvenes y la protección del Medio Ambiente, combatiendo el cambio climático.
En el Manifiesto de estas organizaciones tampoco quieren dejar atrás la exigencia de reconocer y reparar a las víctimas del franquismo, de plantear para su debate y reflexión el acceso a la alimentación y todo lo derivado del problema de la sobreexplotación de la tierra, la despoblación y el envejecimiento.
Especial interés han mostrado sobre la necesidad de estar preparadas y organizadas como personas trabajadoras ante la recesión económica que llegará a nivel mundial, y con la que gobiernos y patronales intentarán que cargue la clase trabajadora. Ante esto, estas organizaciones indican estar alerta ante los recortes y retrocesos en derechos fundamentales.
Gabinete de prensa del Comité Confederal de la CGT
http://rojoynegro.info/articulo/ideas/cgt-llama-conmemorar-el-1%C2%BA-mayo-luchando-las-desigualdades-sociales

23 abr 2020

GALERIA DE BUITRES DLXXXI

Amazon, Blackstone y BlackRock, los grandes beneficiados en la economía tras el covid-19
El 16 de marzo el Ibex tocó fondo. El cierre de la sesión a 6.107 puntos ha sido la bajada más importante desde el 1 de junio de 2012, a las puertas del rescate bancario aprobado por el Gobierno de Mariano Rajoy. Para profanos esto no significa gran cosa, puede sonar incluso como una buena noticia que las bolsas caigan. El capital, no obstante, lo ve desde el punto de vista la necesidad: si no hay rentabilidad en ese mercado, debe buscarse en otros lugares.
En 2012, la baja rentabilidad de la bolsa contrastaba con la rentabilidad que prometía la compra de deuda pública española. Esa espiral de desconfianza terminó en el rescate financiero y en las draconianas medidas de austeridad provocadas por el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). En 2020, hay nuevos indicios de que puede estar en el mismo lugar, los bonos de deuda, pero en las primeras semanas, los mercados están apuntando a las oportunidades que ofrece la crisis de comprar barato y ocupar posiciones de poder en empresas con necesidades de oxígeno o en manzanas de edificios de los centros urbanos.
Repartidor AmazonUnos sectores entran en situación de peligro inminente, como es el caso del turismo, y otros, como la logística o los servicios en la “nube” relanzan sus expectativas de rentabilidad. Tres nombres de tres compañías sobresalen entre todos: Amazon, que domina la “nube” de internet y se expande el mercado de la distribución, Blackstone, fondo volcado en la actividad inmobiliaria, y BlackRock, el fondo de inversiones más importante del mundo.
“Suspender el circuito de producción pero no el de realización de valor a través de las finanzas es un disparate”, expone Rubén Martínez, investigador de la cooperativa La Hidra, que explica cómo los mercados están en un momento en el que “pueden comprar activos a bajo precio, con estrategias de captación a escala planetaria, y especular con su futuro precio”. Para Erika González, militante del Observatorio de las Multinacionales en América Latina y coautora de A dónde va el capitalismo español, “antes de la crisis del coronavirus, y con mayor agresividad en el contexto actual, las grandes corporaciones están intentando sostener sus beneficios a través de la reducción de costes, la creación de burbujas especulativas para recuperar en el corto plazo altos niveles de rentabilidad y la mercantilización de nuevos sectores y servicios”.
Para Martínez es necesaria una mayor regulación, más profunda que las prohibiciones de las ventas a corto, para controlar el proceso de acumulación que se ha abierto a raíz de la crisis. El dinero se mueve rápido de unos sectores a otros y ya se destacan actores tradicionales en riesgo de colapso e inversores al alza.

Hibernación en el sector turístico

Una compañía en auge hasta el coronavirus como Airbnb ha visto reducida su valoración, según sus criterios internos, un 16% en el mes de marzo. Expedia, Hilton y Booking han caído entre un 38 y un 58%, según el diario Financial Times. En el sector convencional español, Meliá fue una de las primeras compañías en anunciar un ERTE para más de 8.000 empleados, Riu ha añadido otros 6.000 al mismo saco y NH a otros casi 4.000 trabajadores.
Martínez apunta que, pese a sus pérdidas, Airbnb cuenta con la ventaja de poder optar a rondas de liquidez por parte de inversores internacionales, lo que le sitúa en una posición de ventaja contra el resto de competidores una vez termine el periodo de incubación que provocará a la compañía una pérdida estimada de 322 millones para los primeros nueve meses de este año. “Firmas como Apollo Global Management, Owl Rock Capital, Silver Lake y Sixth Street ya han salido al rescate de Airbnb”, de modo que “lo que podría parecer una debacle para Airbnb puede que le haga salir más fuerte”, remarca.

Ganadores momentáneos

Entre las compañías que se han visto beneficiadas en una primera ronda por la crisis del coronavirus destaca Amazon. A pesar de las demandas que afectan a su reputación, especialmente sonadas en Estados Unidos, por prácticas antisindicales, y en Francia, donde un juzgado ha ordenado que limite su catálogo a los artículos considerados esenciales, la compañía de Jeff Bezos está en el momento más alto (por encima de 2.300 dólares la acción) de su cotización en el Nasdaq, el principal mercado internacional de alta tecnología, desde la fundación de empresa. También Netflix ha alcanzado en las últimas semanas su máximo histórico. 
La farmacéutica Gilead ha vivido un importante repunte como consecuencia de su dominio del mercado farmacéutico a la hora de colocar sus fármacos, especialmente el antiviral remdesivir, reutilizado para tratar la covid-19 que fue usado como tratamiento para el ébola y el VIH entre los años 2013 y 2017. Como ha publicado El Salto, analistas de Bank of America cifran en 2.500 millones de dólares los ingresos que Gilead tendrá por la venta de remdesivir para tratar el coronavirus. Por este motivo, en los últimos seis meses las acciones de Gilead han pasado de los 63 a los 73,5 dólares en Nasdaq.

Especulación con el parque inmobiliario: Blackstone

El sexto programa Blackstone Real Estate Partners Europa ha sido el más ambicioso de los que ha puesto en marcha hasta ahora este banco especializado en inversión inmobiliaria. El 8 de abril, Blackstone anunciaba que había captado en los mercados 9.800 millones de euros para invertir en el mercado. En la nota enviada a los medios, Blackstone se congratulaba de que algunos de los inversores del nuevo programa son “planes de pensiones del sector público que representan a millones de jubilados”. 
Javier Gil, investigador postdoctoral y portavoz del Sindicato de Inquilinos, enmarca el fondo en una serie de movimientos complejos, dado que, en el corto plazo, el sector inmobiliario se enfrenta a una caída de la vivienda comparable al pinchazo de la burbuja a partir de 2009,  “tanto por la caída del turismo como por los efectos de la propia crisis se va a dar una devaluación del parque inmobiliario de todo el país”, resume Gil.  
Con su capacidad para intervenir en el mercado, Blackstone se dispone ─aunque de momento no se sabe cuánto destinará a cada país─ a invertir estratégicamente en el mercado, tanto para acumular nuevas propiedades como para evitar, en una primera instancia, una devaluación del suelo y los inmuebles que ya controla. 
Gil recuerda que Blackstone ya destacó en 2008 por sus compras en las subastas judiciales de personas desahuciadas en Estados Unidos y cree que pueda repetir el mismo esquema de inversiones oportunistas en los próximos meses, en los que se puede producir esa caída aguda de entre el 8 y el 9% de los precios, con vistas a un repunte en el medio plazo. 
Mediante “inversiones masivas y tan grandes”, concluye Gil, actores como Blackstone funcionan como palanca para la revalorización de activos devaluados, activos que a raíz de la crisis “sólo pueden comprar actores que concentran una gran cantidad de capital”. De este modo, el conjunto de la población no sale beneficiada de la caída de precios, dado que quien mueve el capital domina la compra en posiciones bajistas, y es directamente perjudicado, o queda al margen, de la recuperación prevista e inducida por actores como Blackstone.
Este fondo ha sido objeto de protestas y campañas en contra por el movimiento de la vivienda, que en septiembre de 2019 denunciaron los incrementos del alquiler de hasta el 100% en bloques de vivienda de Carabanchel, Torrejón, Vallecas, Tres Cantos y Getafe (Madrid).

BlackRock, situación privilegiada

El 10 de abril se conoció públicamente el sueldo que Larry Fink obtuvo en 2019. Fueron 25,3 millones de dólares que se corresponden, según defendió el propio Fink, con los beneficios que BlackRock obtuvo el año pasado, cuando este fondo de inversiones manejó una cartera de 7,4 billones de dólares, según la fórmula de contabilización española, no la americana.
Pero, independientemente de que como compañía BlackRock sea menos “valiosa” que Amazon, el papel que este fondo de inversión tiene en todo el mundo es determinante. Pedro Ramiro, autor junto con Erika González de A dónde va el capitalismo español, recuerda la participación muy importante que Blackrock tiene en las grandes empresas españolas cotizadas del Ibex 35, y también en grandes empresas alemanas y francesas.
Sede de BlackRockA principios de año, BlackRock había anunciado “un giro verde” de sus inversiones en sintonía con las preocupaciones del Foro de Davos sobre la crisis climática. Este giro ha sido una de las claves para que, a raíz de la crisis del coronavirus, la Unión Europea haya podido situar a este fondo de inversión como comisario de las políticas del llamado Green New Deal. Concretamente, BlackRock asesorará a la UE sobre cómo integrar la sostenibilidad en la regulación bancaria en el plan de reconversión “verde”, para lo que el fondo de inversión ha presentado su estrecha relación con los responsables políticos de todo el mundo.
Tanto Rubén Martínez como Pedro Ramiro subrayan el papel de BlackRock en empresas de combustible y de algunas de sus participadas, por ejemplo el Santander, del que posee el 5,9% de las acciones, en el mercado de los combustibles fósiles, el principal foco de emisiones de gases de efecto invernadero. “Tiene a medias con Naturgy (Gas Natural Fenosa) el 49% del gasoducto Medgaz, para traer gas de Argelia a España”, recuerda Ramiro.
Martínez abunda en el hecho de que “controla acciones en compañías de combustibles fósiles por valor de 87.300 millones de dólares y también está en primeras posiciones como inversor en las ocho compañías petroleras más grandes del mundo”. Pero, más que un lavado de imagen ─greenwashing─, Ramiro insiste en que hay un acoplamiento a una realidad cambiante que hace menos rentable la inversión en hidrocarburos.
Para Pedro Ramiro, BlackRock se sitúa en el comienzo de la crisis provocada por el coronavirus en una situación óptima, ya que será un actor clave a la hora de decidir cómo se dirigen las inversiones europeas bajo unos criterios que, en cualquier caso, deben prestar la rentabilidad deseada a la propia BlackRock. Rubén Martínez explica que, con el movimiento de BlackRock, “la reducción de emisiones o la descarbonización, más que objetivos pasarán a ser la excusa con la que cerrar acuerdos donde, de nuevo, las grandes infraestructuras las pagan los Estados y los beneficios van al sector privado”. 
Ese control por parte del principal fondo de inversiones del mundo del tablero en el que se va a jugar la crisis del coronavirus ha quedado refrendado por la autorización de la Reserva Federal estadounidense (FED) para la administración de activos por parte de BlackRock. En una profundización de las medidas que se tomaron a partir de la crisis de 2008, la gestora de inversiones capitaneará tres “programas de estímulos” de la Reserva Federal. A esto se une el acuerdo del fondo con China para la gestión de los instrumentos de inversión colectiva, ETF, que han sido aprobados recientemente por el Gobierno de Xi Jinping.
BlackRock sufrió las críticas por parte de Occupy Wall Street y en la Unión Europea ha sido objeto de una campaña en Francia que lo denunció “como cómplice de la inacción climática”.

Trasladar la crisis

Rubén Martínez piensa que en estas últimas semanas estamos asistiendo “a una destrucción de antiguos capitalistas y la entrada apoteósica de nuevos capitalistas”. Para este investigador “todo apunta a que el arreglo o la solución, sea verde o rosa, va a estar diseñada bajo una gobernanza capitalista”. Todo esto, concluye Martínez, recuerda a aquello de que “el capitalismo no resuelve sus crisis, las desplaza espacial o temporalmente”.
Ramiro destaca que el proceso de reordenación del poder corporativo se traducirá en una nueva fase de concentración y acumulación en la que “lo más probable es que se vayan dando una serie de quiebras, de fusiones y de absorciones, una reestructuración del mercado mundial y por supuesto también del del mercado español”. En ese marco, BlackRock, por su posición en el Ibex, tiene un lugar privilegiado para operar en España.
“Lejos de plantear algún tipo de límites a la acumulación por desposesión, la UE y el gobierno español están favoreciendo la centralización y concentración del poder y las ganancias por parte de las grandes corporaciones”, denuncia Erika González, quien cree que las medidas puestas en marcha por el Banco Central Europeo para la compra de bonos corporativos amplían la capacidad especulativa de los inversores, que no tienen prohibido trasladar ese “dinero barato” puesto en circulación por el BCE a la llamada “banca en la sombra”. 
En España, recuerda González, las medidas para afrontar la crisis de vivienda han favorecido a Blackstone y otros fondos de inversión, agrupados en la Asociación de propietarios de vivienda en alquiler (ASVAL). Para Erika González, los movimientos que se han dado en las últimas semanas en los mercados suponen el peligro de que los mercados “nos sigan expropiando nuestros derechos y el acceso a los recursos, bienes y servicios esenciales para una vida digna”. Como en 2012, por ajenas que suenen las noticias económicas, estas indican que el dinero está inquieto y se mueve en busca de una rentabilidad que cada vez es más difícil de encontrar.
https://www.elsaltodiario.com/crisis-economica/amazon-blackstone-blackrock-crisis-oportunidad-acumulacion-poder-economico

GALERIA DE BUITRES DLXXX

El sector privado del agua manipula la crisis sanitaria en favor de sus intereses
 
En plena crisis sanitaria, se pone de manifiesto la importancia del agua, en tanto que su disponibilidad es fundamental para la vida, la higiene personal y doméstica y, en consecuencia, para la salud.
La Red Agua Pública (RAP), en la que participa Ecologistas en Acción, demanda el apoyo a ayuntamientos y operadores públicos en su compromiso con la defensa del derecho humano al agua y al saneamiento, y denuncia la justificación de cortes de suministro y las modificaciones legislativas que promueve el lobby privado de los operadores de los servicios de agua para mantener sus beneficios.
La RAP pone de manifiesto la necesidad de promover y acometer la remunicipalización de los servicios privatizados para priorizar la función social y ambiental del agua.
Maribel Martinez's tweet - "Las multinacionales del agua temen por ...
 
La RAP 1, de la que forma parte Ecologistas en Acción, rechaza y califica de egoísta, insolidaria y mezquina la actitud del sector privado que ha solicitado al gobierno reanudar los cortes de agua y ampliar la duración de sus concesiones. El pasado 3 de abril, el presidente de la Asociación Española de Empresas Gestoras de los Servicios de Agua Urbana (AGA) envió una carta dirigida al gobierno donde se argumenta, sin aportar datos ni tener en cuenta que las medidas de los decretos ley emitidos en relación al suministro de agua son circunstanciales mientras dure la pandemia, que, en aras a mantener la sostenibilidad del servicio, es necesario poder realizar cortes en el suministro ya que, de lo contrario, (sic) se aumentará la morosidad a muy corto plazo ocasionando un déficit financiero estructural. También plantean la necesidad de modificar la duración de los contratos concesionales para poder asumir las pérdidas ocasionadas por la disminución del consumo que creen que se producirá por la crisis sanitaria; es decir, aprovechan la crisis sanitaria para pedir modificaciones legislativas, que afectan a la Ley de Contratos del Sector Público, no avaladas por datos sino tan solo por expectativas, evadiendo la transferencia de riesgos que está implícita en los contratos de concesión.
AGA, que junto con la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS), conforman el lobby defensor de los intereses de las empresas privadas del agua en España, no ha dudado en aplicar la doctrina del shock, aprovechando la situación actual de crisis sanitaria, para intentar sacar provecho para sus intereses empresariales.
El 17 y el 31 de marzo, el gobierno aprobó sendos decretos ley en los que se concretaban medidas extraordinarias en el ámbito económico y social para hacer frente a la crisis sanitaria motivada por coronavirus, y específicamente las destinadas a garantizar, en este contexto, el suministro de los servicios públicos de agua. En el primer decreto ley (8/2020), se establecía la obligación de garantizar el acceso al agua a los colectivos con la condición de vulnerables, vulnerables severos o en riesgo de exclusión social, mientras que en el segundo (11/2020), la obligación se ampliaba al conjunto de los hogares, mientras dure el estado de alarma, dado que la condición de vulnerabilidad es previsible que se amplíe sustancialmente.
Estas medidas son coherentes con el derecho humano al agua, que establece la obligación de disponer un suministro continuo y la prohibición de cortes por motivos de vulnerabilidad económica o social. Además, en plena crisis sanitaria, se pone de manifiesto la importancia del agua, en tanto que su disponibilidad es fundamental para la vida, la higiene personal y doméstica y, en consecuencia, para la salud.
Al contrario que el sector privado, los operadores públicos de agua han estado garantizando el suministro en las condiciones establecidas en ambos decretos ley adelantándose, incluso, a su aplicación en tanto que asumen las obligaciones del derecho humano al agua de respetarlo, protegerlo y cumplirlo.
En el contexto de crisis sanitaria, y ante la actitud de AGA, la RAP reivindica los puntos siguientes:
  • Suprimir las vigentes limitaciones y condicionalidades a la gestión y financiación pública de los servicios de agua previstos en la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, como paso previo a su derogación. Establecer nuevos enfoques y líneas de financiación que favorezcan la gestión pública de estos servicios públicos esenciales vinculados a derechos humanos.
  • Dotar de financiación suficiente a todos los servicios públicos, en particular la sanidad y los servicios de agua, intrínsecamente relacionados al tener ambos la consideración de derechos humanos y, como se pone continuamente en evidencia durante la pandemia, ser garantes del mantenimiento de la salud humana.
  • Facilitar procesos de remunicipalización que asuman la gestión no lucrativa, pública, transparente y con rendición de cuentas acorde con el paradigma definido por el marco conceptual del derecho humano al agua.
  • Tras diez años del reconocimiento del derecho humano al agua por parte de la Asamblea General de Naciones Unidas, es necesario reconocerlo y regularlo formalmente, con objeto de que no se manipule su alcance y contenido en relación con sus criterios y principios definitorios, y específicamente los relativos a la no discriminación, universalidad, asequibilidad y disponibilidad, con la expresa prohibición de cortes de suministro.
Notas:
  1. Red Agua Pública (RAP), es un espacio que aglutina a decenas de plataformas, organizaciones sociales, ambientales, sindicales y políticas del Estado español que promueven una visión del agua como bien común y servicio público, y luchan por la defensa de la gestión pública, sin ánimo de lucro, transparente y participativa de los servicios de abastecimiento y saneamiento. https://redaguapublica.wordpress.com

28 - Abr.: Día Internacional de la Seguridad y Salud en el Trabajo

Porque la salud debe estar siempre por encima del negocio
La crisis del Covid-19 está dejando al descubierto la falta de escrúpulos de la patronal de nuestro país. En muchos casos, la salud de las personas ha sido la última prioridad, ya que se ha tratado de mantener la producción contra toda lógica, sin dotar a los trabajadores y las trabajadoras de los medios necesarios para evitar los contagios.
La siniestralidad laboral, que no ha dejado de crecer durante los últimos años, con incrementos de hasta doble dígito en algunos de los sectores más precarios, tendrá en 2020 datos todavía más trágicos.
Los políticos tampoco han estado a la altura. Y es que donde hay muertos suele haber buitres. Lejos de trabajar para que el Covid-19 no incrementase sus terribles efectos sobre la población, hemos asistido a un debate diario tan repugnante como estúpido.
La externalización de servicios públicos y, en concreto, el aniquilamiento de la sanidad pública en beneficio de unos pocos intereses privados, ha acelerado el colapso de nuestro sistema sanitario. Ambulancias que llegaban demasiado tarde, hospitales sin los medios necesarios, donde el colapso ha dado lugar a un triage escandaloso para decidir qué vidas se salvaban y cuáles se daban por perdidas.
Las personas que trabajan en los hospitales han hecho y siguen haciendo todo cuanto han podido. Pero se han tenido que enfrentar a este terrible virus sin las más elementales protecciones de seguridad. La salud de estas personas no ha importado, ni tampoco las de sus familiares.
Cuando el pico de muertes diario no dejaba de aumentar, se recurrió a una paralización de trabajos no esenciales que terminó siendo un nuevo paso en falso, ya que un número exagerado de empresas consideraron su actividad como crítica y esencial. Ni la inspección de trabajo ni las consejerías de salud de las distintas comunidades autónomas hicieron nada por evitar la imposición del criterio empresarial.
Este 28 de abril debemos recordar el valor que tiene la salud laboral dentro del mundo del trabajo. Nuestras vidas valen más que los intereses de unos pocos. Si la siniestralidad laboral derivada de accidentes de trabajo ya era insostenible, la realidad vivida a raíz del Covid-19 demuestra que el problema no estaba en la falta de previsibilidad de los hechos: se trata de un problema mucho más profundo, de un problema moral que procede de la imperdonable deshumanización del mundo del dinero.
Si esta crisis nos está enseñando algo es que no podemos vivir el primer día después del confinamiento como si no nos hubiéramos enterado de nada. Porque exigir medidas preventivas es defendernos en el sentido más literal de la palabra. Defendernos a nosotros y nosotras y a nuestras familias.
Por el cumplimiento del RD sobre COEFICIENTES REDUCTORES
http://rojoynegro.info/evento/acci%C3%B3n-sindical/28-abril-d%C3%ADa-internacional-la-seguridad-salud-el-trabajo

CCOO y UGT, ordeñando el Covid-19

<<Detrás de toda gran fortuna siempre hay un crimen>>
(Honoré de Balzac)
Dicen que un panal de rica miel... Los hoy todopoderosos Kennedy se hicieron ricos y honorables saltándose las restricciones de la ley seca. El último pirata del mediterráneo, el mallorquín Juan March, creó un imperio bancario conspirando durante la guerra civil a favor de Franco, y hoy da nombre a una fundación filantrópica que luce con luz propia en el campo de la cultura humanística y científica. La química alemana Bayer se hizo una potencia en el sector  vendiendo el gas zyklon con que los nazis asfixiaban a los judíos durante el holocausto, y hoy encarna a uno de los equipos de fútbol más famosos del mundo, el Bayer Leverkusen. A los triunfadores no se les mira el diente, solo el talonario.
CGT – Informaciones Coronavirus, Covid 19 – Confederación General ...La crisis desatada por el Covid-19 también tiene sus depredadores. Y no solo entre los oportunistas y mercenarios que aprovechan las circunstancias para lucrarse traficando con los EPIs (Equipos de Protección Individual: mascarillas, test, respiradores, batas, guantes) o cualquier otro de material sanitario necesario para combatir la pandemia. Hay otros aprovechados que están entre nosotros, asimilados, al margen de los circuitos opacos en que se mueve la criminalidad organizada con licencia para especular. Son aquellas instituciones dignas de ninguna sospecha que usan la legalidad para sus impresentables fines. A menudo con el visto bueno de las propias autoridades, cuando no precisamente gracias a su dilecta complicidad, por acción u omisión. Altruistas de reconocido prestigio que brillan como agentes sociales <<representativos>>. Es el caso de la actuación de los sindicatos pretendidamente mayoritarios (la afiliación en España es del 13,7% de la población activa, el mínimo histórico) en el caso de las medidas laborales aprobadas por el gobierno de coalición de izquierdas para paliar la crisis social desatada por el coronavirus. Veamos.
Para empezar tenemos dos sindicatos, autodenominados de clase, que en 2010 y 2012 llamaron a la huelga general para revertir las contrarreformas labores perpetradas por el gobierno del PSOE, primero, y por el del Partido Popular, a continuación, para reasignar el impacto de la crisis financiera desatada en 2008. Luego contamos con una ministra en el gobierno de coalición de izquierda PSOE-Unidas Podemos que al tomar posesión de su cargo prometió solemnemente derogar la contrarreforma hecha en la etapa de Mariano Rajoy (la confluencia con Pedro Sánchez en el poder dejó sin respuesta acometer otro tanto con la realizada por José Luis Rodríguez Zapatero). Pasados pocos días de aquella triunfal presentación, la titular de dicha cartera en el Ejecutivo <<rotundamente progresista>>, la dirigente comunista Yolanda Díaz, anuló al punto del artículo 52 del Estatuto de los Trabajados  (ET) referido al despido por bajas médicas justificadas, dejando para más hacer otro tanto con las partes <<más lesivas>> de las normas introducidas por el PP.
Y en ello, vino la pandemia, y por consenso entre los máximos responsables de CCOO y UGT y Díaz, el gobierno aprobó <<prohibir los despidos>>, según la expresión literal utilizada por la ministra en la rueda de prensa donde anunció la medida, acaparando los titulares de la prensa y las cabeceras de los informativos de radios y televisiones. En realidad se trataba de una interpretación ideológica sobre algo menos contundente y más doméstico. Lo que se había decretado era que mientras durara la crisis del Covid-19 no se podría usar la modalidad de despido procedente con una indemnización de 22 días/año, como figuraba en el ET, sino que habría que aplicar una tarifa mayor, de 33 días/año, correspondiente a lo que se establece para los improcedentes. En una palabra, se encarecía el coste del desempleo forzoso, ya que el despido seguía siendo libre solo que pagado. Al mismo tiempo, el Real Decreto-Ley 8/2020, de 17 de marzo, que desarrollaba la medida, disponía procedimientos para facilitar los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) mejorando la cobertura de las percepciones económicas para el afectado. Todo ello con la idea de que con dicho sistema (uno de los aspectos incorporados a las contrarreformas anteriormente impugnadas) se evitara que durante la hibernación económica las empresas utilizaran la fórmula expeditiva de extinción de los contratos.
Y así llegamos al nudo de la cuestión. Resulta que en la famosa <<letra pequeña>> de la ley aprobada para mejorar la vida de los afectados por los ERTE y <<que nadie se quede atrás>>, se incluyó una novedad de parte, inquietante por sus efectos perversos y poco democráticos en lo referido al derecho de participación de los trabajadores en las empresas. Se había alterado el orden de prelación de los sujetos legitimados para negociar los expedientes de reducción y reducción de jornada, distintos de la fuerza mayor, en empresas <<sin representación de trabajadores>>. Algo muy frecuente en muchos centros de trabajo que cuentan con menos de 10 empleados. De hecho de las 1.340.415 empresas existentes, 1.015.860 ostentan esa limitación legal, aproximadamente el 75% del total.
Pues bien, en la disposición de marras, y con la nocturnidad y alevosía que conlleva el confinamiento y el shock por la pandemia, la autoridad competente había colado en comandita con las direcciones de CCOO y UGT una suerte de donde <<dije Diego digo digo>> en el ámbito de la normativa laboral aplicable. En concreto, en el apartado donde se decía que para la negociación de medidas colectivas sin representación sindical primaría la voluntad de los trabajadores (una comisión de 3 miembros) y en su defecto la de los sindicatos más representativos en el sector, se dio la vuelta como un calcetín dejando ese privilegio a las centrales y solo en caso contrario a los propios empleados (art.23-1 a) RDL 8/2020, de 17 de marzo). En lo cualitativo, el orden de los factores siempre altera el producto. Así, de una tacada y mientras dure el actual interregno, se promocionara a Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores pasando a tutelar los ERTE de la mayoría de las empresas del país, cuando su representación estadística probada no alcanza al 14%. Como lo de meter de rondón a Pablo Iglesias en la Comisión que controla el CNI aprovechando el decreto del Covid-19.
La cosa no pasaría a mayores si los ERTE, que ya alcanzan a unos 4 millones de trabajadores, fueran coyunturales y cuando escampe todo los que ahora <<lo disfrutan>> recuperaran sus trabajos sin merma de condiciones salariales o laborales. Pero la experiencia de la pasada crisis, y lo que prevén los analistas más rigurosos, es que eso no sea así ni de lejos. Dado el sector del que estamos hablando, autónomos, empresas familiares y negocios mínimos (la mayoría del tejido productivo del país), en un gran número de casos los ERTE se tornaran en ERES y con ellos despidos sin vuelta atrás. Y aquí es donde está la miga. Un sindicalismo de pacto con el  gobierno y la patronal, volcado a la subvención pública y el costoso espantajo de sus miles de liberados, con una escasísima representación general que disimula con alguna implantación en las grandes empresas, de la noche a la mañana podría aparecer comisionando  por derecho propio ese universo laboral donde CCOO y UGT brillan por su ausencia. En las empresas con menos de 10 trabajadores no es preceptivo la afiliación para formar parte de sus órganos de representación.
Además también se abre ante CCOO y UGT la posibilidad, si se cumplieran los peores augurios, de gestionar los ERE venideros en el sector. Es decir, las extinciones definitivas de contratos por 33 días/año en los improcedentes y su otra variante en los fallados nulos. Este apartado, como es sabido, es una de los filones del que dichas centrales (no otras como CGT, CNT e incluso USO) nutren sus finanzas. Lo llaman <<asesoramiento jurídico y técnico>> y se cobra un promedio de entre el 10% y el 15% sobre la indemnización estipulada. En los momentos de mayor destrucción de empleo supuso cerca de 80 millones al año para las centrales. Durante la crisis del 2008  un total 953.331 personas computaron en un ERE, con una tarifa media para los gestores de 250 euros por cabeza. En esos años, para atender a la ingente demanda, CCOO contrató temporalmente a 400 abogados laboralistas y UGT a 360. No es menos cierto también que en un 98% de los Expedientes de Regulación de Empleo correspondiente a grandes empresas (los que proporcionan mayores ingresos) ambos sindicatos llegaron a un acuerdo con su dirección sin necesidad de ir a los tribunales.
La importancia económica de los ERE en el mundo sindical quedó tristemente de manifiesto en el caso de los ERE en Andalucía que ha llevado a la dimisión indecorosa de los secretarios generales de CCOO y UGT en aquella comunidad, y a la condena de dos ex presidentes de la Junta y presidentes honorarios del PSOE, así como de otros 20 altos cargos de su administración. Por la cuantía del dinero público malversado bajo el paraguas de los ERE, el affaire está considerado como mayor caso de tangentópolis juzgado en España desde la transición.
La ministra de Trabajo Yolanda Díaz manifestó su satisfacción porque Bruselas le había felicitado por la eficaz aplicación del modelo ERTE para luchar contra el desempleo.
Rafael Cid
http://rojoynegro.info/articulo/ideas/ccoo-ugt-orde%C3%B1ando-el-covid-19

27 - Abr.:Covid-19 Nuevas medidas sociales y laborales

Silvia Arribas, del gabinete jurídico de CGT, nos responderá preguntas sobre las nuevas medidas sociales y laborales en la crisis del Covid-19
Covid-19 Nuevas medidas sociales y laborales - CGT - Confederal
http://rojoynegro.info/articulo/cultura-libre/covid-19-nuevas-medidas-sociales-laborales

1º de Mayo en Rojo y Negro Tv

Concierto organizado para el próximo 1º de Mayo que comenzará a partir de las 12:00 en Rojo y Negro Tv, la televisión de la CGT.
https://www.youtube.com/channel/UCAdtgt5slNceh_0z2dQqpLw

1º de Mayo 2020: Ahora más que nunca Contra las Desigualdades Sociales

El 1º de Mayo, día Internacional de la Clase Trabajadora, ha pasado por muchas vicisitudes desde que, aquel lejano 1886, los mártires de Chicago salieran a la calle siendo masacrados por la policía, para reivindicar un derecho que hoy vemos como irrenunciable, la defensa de la jornada laboral de 8 horas.
Este año no podremos salir a las calles con nuestras reivindicaciones a causa del Estado de Alarma, pero ello no debe ser impedimento para que nuestras ideas y nuestros anhelos lleguen a la ciudadanía.
Este 1º de Mayo es necesario gritar alto y claro el fracaso del capitalismo y de las medidas neoliberales aplicadas por los sucesivos gobiernos, la crisis del COV19 lo ha puesto de manifiesto de manera incontestable. Nuestro compromiso con unos servicios públicos de calidad, universales y gratuitos, así como recuperar las empresas y medios de producción regalados a manos privadas, debe animar nuestro compromiso y nuestras reivindicaciones. Por supuesto también, la lucha contra el cambio climático y la lucha por la Igualdad entre mujeres y hombres y contra las violencias machistas.
La defensa firme de la Sanidad pública, la Educación pública, el derecho a la Movilidad, al Transporte público, las actuaciones para la atención a las personas Dependientes, la derogación de todas las Reformas laborales, el derecho a los Cuidados, la necesidad de conseguir una Renta Básica de las Iguales (REBis), garantizando las necesidades vitales de la población, para que el empleo no sea una condena sino una opción, la Cohesión Territorial, para dar soluciones reales a la llamada “España vaciada”, las personas Migrantes, quienes mueren en el intento y quienes son “muertos y muertas en vida” por la sobreexplotación y su invisibilidad como “ciudadanas”, a las personas Jóvenes sin futuro, la necesidad de combatir la represión que el estado ejerce a través de sus Leyes Mordaza, unas Pensiones públicas dignas y suficientes, etc…, son retos a conseguir por todas y para todas.
Es incuestionable que la lucha en la calle es la única herramienta de la que verdaderamente disponemos a la hora de enfrentarnos a las graves injusticias que venimos sufriendo, debemos revitalizar la lucha en la calle, ahora que suenan nuevamente trompetas que auguran una gran recesión. No podemos permitirnos el lujo de que los excesos incontrolables del capital vuelvan a recaer sobre los hombros de la clase trabajadora. Por eso ahora más que nunca:
VIVA LA LUCHA DE LA CLASE OBRERA – VIVA EL 1º DE MAYO

Rojo y Negro Nº 344, abril 2020