La presión fiscal que soportan las familias españolas a través del IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas llega a triplicar la que aguantan los grandes grupos empresariales con el Impuesto sobre Sociedades, con una proporción del 12,6% de los ingresos por un 4,04% de los beneficios en el último ejercicio, según los datos de la Agencia Tributaria.
El último Informe Anual de Recaudación sitúa en un 12,6% los tipos efectivos del IRPF y en un 9,9% el de Sociedades sobre los beneficios o resultado contable positivo, al tiempo que cifra en un 15,2% la presión fiscal del IVA sobre el gasto en consumo, más intensa sobre los consumidores que sobre las empresas al carecer de posibilidades de desgravárselo, y eleva al 25,4% del precio la que se deriva de los llamados Impuestos Especiales, soportada mayoritariamente por los particulares en el caso del tabaco, la cerveza y las bebidas alcohólicas, que aportaron 7.824 millones a las arcas públicas el año pasado, y de manera compartida entre estos, los autónomos y las empresas con la electricidad (1.360) y los hidrocarburos (10.989).
Eso significa que las mayores tasas de presión fiscal se dan en los impuestos indirectos que gravan el consumo, seguidos de los directos sobre la renta, que incluyen la actividad profesional de los autónomos, y, en ambos casos, a mucha distancia de los que afectan a las ganancias de las empresas.
Es decir, que los hogares y los autónomos asumen el grueso de los ingresos en las arcas públicas por la vía de los impuestos, con sendas aportaciones de 80.180 millones de euros por el IRPF (casi 12.000 más que en 2015), 71.491 en IVA y 20.427 en Impuestos Especiales, con cuatro años de crecimiento en ambos casos, mientras los que aportan las empresas se quedan en 24.401, con tres consecutivos de mejora en este caso.
Cuando la política premia la elusión
Sin embargo, el tratamiento fiscal no es igual para todas las empresas. Ni mucho menos. Las Cuentas Anuales Consolidadas en el Impuesto de Sociedades que este martes ha hecho públicas la Agencia Tributaria revelan grandes diferencias dentro de estas en función de su tamaño.
Esa disparidad en el trato incluye dos constantes, una presión tributaria mucho menor para los grupos empresariales que para las firmas independientes y claramente superior para pymes y microempresas que para las grandes sociedades, cuya combinación aparentaría tender a lo disparatado si no fuera porque no viene a ser más que la prueba del nueve del abismo entre las ventajas y oportunidades que unas y otras tienen para acogerse a los mecanismos legales de elusión fiscal, algo sobre lo que también han aportado indicios la entrada en funcionamiento del SII, el Sistema de Información Inmediata que ha disparado la recaudación del IVA al monitorizar la facturación de las grandes firmas, o los beneficios que los DTA (activos fiscales diferidos, por sus siglas en inglés) han dado a la banca en la última década.
Así, y según esa estadística elaborada con datos de 2017, las microempresas (hasta diez trabajadores) y las pymes pagan a Hacienda entre el 14% y el 18,4% de sus beneficios mientras las grandes sociedades, las de más de 250 empleados, únicamente aportan el 5,7%.
Eso como media, ya que las diferencias llegan a ser del triple, siempre a favor de las segundas, en función de si se trata de sociedades independientes o están integradas en grupos empresariales.
Las pequeñas pagan más con menos negocio y beneficios
Esa estratificación y ese tratamiento fiscal provocan una realidad tributaria que habla por sí sola: 124.778 pymes pagan 7.499 millones de euros en Impuesto de Sociedades con un volumen de negocio de 637.853 y un beneficio contable de 27.345, mientras 3.180 grandes empresas que facturan 1.118 millones y ganan 65.510 limpios aportan 8.570.
Paralelamente, las 722.324 microempresas que operan en España, que son casi la mitad de los 1,54 millones totales, pagan por Sociedades 3.706 millones con una facturación de 259.801 y una ganancia contable de 12.374.
Es decir, que pymes y microempresas pagan más que las grandes sociedades pese a tener un menor volumen de negocio y unos beneficios menos voluminosos.
Esas diferencias en la presión fiscal son también patentes dentro de la gran empresa, en la que se da la misma combinación de factores que en el conjunto del tejido societario.
Esas diferencias en la presión fiscal son también patentes dentro de la gran empresa, en la que se da la misma combinación de factores que en el conjunto del tejido societario.
Así, los tipos efectivos medios presentan una escala descendente inversamente proporcional al tamaño de las plantillas, con una tributación por encima del 10% de los beneficios por debajo de mil empleados y con una inferior al 5% cuando se superan los cinco millares, y con claras diferencias, de hasta el quíntuple entre las de más trabajadores, en función de su la entidad forma o no parte de un grupo.
https://www.publico.es/economia/impuestos-justicia-fiscal-presion-fiscal-familias-triplica-ibex.html
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