Resulta que una buena parte de los currantes llevan más de un siglo “disfrutando” de la centenaria conquista de la jornada laboral de ocho horas. Lo de las ocho horas es un decir, porque en bastantes sectores no pasa de ser una burla y en algunos hasta casi se duplica y, en otros casos, sí echan las ocho horas, pero cobrando media jornada.
Y, ahora, el Gobierno -socialista y obrero- se le ocurre que convendría controlar las horas de trabajo de los súbditos del Reino, como si todavía no se hubiera enterado de que las horas extras no pagadas se cuentan por millones, tantas con pueden ser los millones de euros no pagados, millones robados y defraudados.
Pero dicen que el control horario de la jornada tropieza con problemas de contabilización de las horas trabajadas, porque parece que es muy complicado saber a qué hora se entra y a qué hora se sale. Es como si cada cual entrara a trabajar cuando le apetece y terminara a la hora que le da la gana, vamos, como si las empresas no tuvieran medios para controlar la jornada ni las horas extra realizadas.
El Gobierno, la Administración, plantea como algo complicado hacer cumplir cosas que son más que cotidianas y elementales, de modo que es como para llegar a pensar que nos toman por imbéciles o es que los imbéciles son ellos. ¿Cómo nos pueden estar diciendo que es muy complicado controlar los horarios de trabajo, como si las empresas y el propio gobierno no lo supieran desde hace siglos?
Lo mismo sucede con la evasión fiscal, los sobrecostes, la corrupción, etc., cuando dicen que es muy difícil de controlar, pero mucho más lo es cuando ni se intenta o cuando algunos partidos, y sus afiliados, participan directamente y en primera fila. De hecho no se dispone de medios para nada de todo esto ni tampoco se han puesto para controlar las irregularidades laborales: la explotación laboral, cotizaciones, contratos irregulares o cualquiera otra artimaña. A este abuso y descontrol de lo laboral (jubilaciones incluidas) se suma la connivencia de los sindicatos llamados mayoritarios bien subvencionados y que están más del lado del establishment que de los trabajadores.
Todos sabemos para quién gobierna el Gobierno, éste, el anterior y el que venga pero, por favor, no nos tomen más el pelo ni nos toquen más las gónadas.
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