Estimad@s compañer@s y amig@s, siguiendo con nuestro análisis sobre la incidencia que las nuevas tecnologías están teniendo, y tendrán en un futuro cercano, sobre los puestos de trabajo, queremos hacer una retrospección sobre este movimiento que ya en su día se opuso a los nuevos avances de la revolución industrial y que hacían entrever aquello de que todo avance tecnológico no tiene que porqué conllevar progreso.
¿Quiénes fueron los luditas?
Los primeros luditas fueron trabajadores textiles británicos que se opusieron al uso creciente de telares y marcos de punto automatizados. La mayoría eran artesanos que habían pasado años aprendiendo su oficio y temían que los operadores de máquinas no cualificados les robaran su sustento.
Cuando sus proclamas pidiendo ayuda al gobierno fueron ignoradas, algunos desesperados comenzaron a irrumpir en fábricas y destruir máquinas textiles. Se llamaron a sí mismos “luditas” acordándose de Ned Ludd, un joven aprendiz que se rumoreaba que había destrozado un aparato textil a finales del siglo XVIII. No hay evidencia de que existiera Ludd (como Robin Hood), pero aún así se convirtió en inspiración para el movimiento. Los vándalos decían estar siguiendo las órdenes del “General Ludd”, e incluso emitieron manifiestos y cartas amenazantes con su nombre.
Los primeros casos importantes de destrozos de máquinas ocurrieron en 1811 en Nottingham, y la práctica pronto se extendió por todo el país. Los luditas atacaron y quemaron fábricas y, en algunos casos, incluso intercambiaron disparos con guardias y soldados. Los trabajadores esperaban que sus incursiones estimularan la prohibición de las máquinas de tejer, pero el gobierno británico en cambio tomó la decisión de “calmar” las revueltas penando con la muerte a quien rompiera una máquina.
Los disturbios finalmente alcanzaron su apogeo en abril de 1812, cuando algunos luditas fueron asesinados durante un ataque contra un molino cerca de Huddersfield. El ejército cercó a muchos de los disidentes en los días siguientes, y decenas fueron ahorcados o transportados a Australia. Hacia 1813, la resistencia ludita había desaparecido. No fue hasta el siglo XX cuando su nombre volvió a entrar en el léxico popular como sinónimo de “tecnófobo”.
Cuando sus proclamas pidiendo ayuda al gobierno fueron ignoradas, algunos desesperados comenzaron a irrumpir en fábricas y destruir máquinas textiles. Se llamaron a sí mismos “luditas” acordándose de Ned Ludd, un joven aprendiz que se rumoreaba que había destrozado un aparato textil a finales del siglo XVIII. No hay evidencia de que existiera Ludd (como Robin Hood), pero aún así se convirtió en inspiración para el movimiento. Los vándalos decían estar siguiendo las órdenes del “General Ludd”, e incluso emitieron manifiestos y cartas amenazantes con su nombre.
Los primeros casos importantes de destrozos de máquinas ocurrieron en 1811 en Nottingham, y la práctica pronto se extendió por todo el país. Los luditas atacaron y quemaron fábricas y, en algunos casos, incluso intercambiaron disparos con guardias y soldados. Los trabajadores esperaban que sus incursiones estimularan la prohibición de las máquinas de tejer, pero el gobierno británico en cambio tomó la decisión de “calmar” las revueltas penando con la muerte a quien rompiera una máquina.
Los disturbios finalmente alcanzaron su apogeo en abril de 1812, cuando algunos luditas fueron asesinados durante un ataque contra un molino cerca de Huddersfield. El ejército cercó a muchos de los disidentes en los días siguientes, y decenas fueron ahorcados o transportados a Australia. Hacia 1813, la resistencia ludita había desaparecido. No fue hasta el siglo XX cuando su nombre volvió a entrar en el léxico popular como sinónimo de “tecnófobo”.
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