28 jul 2015

Fútbol y manipulación social (o la estrategia del Capital en el deporte)

El fútbol es para algunos un juego y para otros una forma de vida. Hay quien lo usa comonegocio o lo sigue como ideología. Llega a considerarse una pasión e incluso representa una religión. Forma parte del mundo actual, de la sociedad de masas que todo lo envuelve. Está presente en cualquier parte del mundo y tras él hay intereses ocultos. Unos pocos lo utilizan como instrumento de poder. Un poder para hacer dinero, controlar y manipular.
Los aficionados somos mudos testigos de este espectáculo. Quizás ha llegado el momento de mirar un poco más allá, de descubrir qué se esconde detrás de todo ese circo. Les invito a reflexionar conmigo, a intentar buscar la verdad que se oculta en noventa minutos, una veintena de jugadores y un simple balón.

081) EL SENTIR DE LA AFICIÓN
El fútbol se ha convertido en algo más que un deporte. La gente dedica su tiempo de ocio a distintas actividades como puede ser la práctica o el consumo de fútbol. Para algunos es una profesión y debe observarse desde dos perspectivas, la del aficionado y la del profesional.
Un aficionado juega al fútbol e invierte su tiempo de ocio en ello. En el colegio o en la calle representa una forma de relacionarse, de socialización con un papel integrador. Uno se hace seguidor de un equipo y se identifica con esos colores. Anima y forma parte de la colectividad de todos sus seguidores.
En cuanto al aspecto profesional englobaría a los trabajadores relacionados con el fútbol como jugadores, técnicos, médicos, abogados, periodistas, directivos y empresarios. Al profesionalizarse surgió el fenómeno actual. Este juego fue convertido en negocio, pues los poderosos observaron que era el deporte del pueblo y las competiciones sobrepasaron lo puramente deportivo. La sociedad de masas lo convirtió en un verdadero fenómeno social y de ahí derivó el instrumento de poder, que actualmente sirve a los intereses de unos pocos.
El aficionado puede ser consciente de esto, verlo como un juego y ser crítico con ello. Pero la mayoría no ve la realidad. Están vinculados al equipo. Si gana, se alegran y si pierde, se entristecen. Se cruzan sentimientos de felicidad o tristeza. Si el fútbol no pasa de un sentir popular, no hay problema. El conflicto surge cuando ese sentimiento se manipula y se pasa de la experiencia vicaria a la acción real. Esto puede derivar en la violencia, que es una acción agresiva generada por el odio contra otra persona. La razón debe controlar esos impulsos para evitar barbaries como los asesinatos de Aitor Zabaleta y Manuel Ríos.
El seguidor sufre cada día por los resultados del equipo y sueña con alcanzar una meta. Al lograr el objetivo hay un estallido de júbilo y la gente festeja el triunfo. Los dirigentes del club también lo celebran, pues obtendrán beneficios económicos. Esa alegría popular es para algunos directivos una representación. Los seguidores identifican parte de su experiencia existencial con unos colores. Las identidades pueden ser:
–  Identidad Local: el equipo representa una ciudad, como el Celta de Vigo. También se produce con varios equipos en una misma ciudad, como el Betis y el Sevilla en la ciudad hispalense.
–  Identidad Regional: el equipo simboliza una región, como el Osasuna a Navarra.
–  Identidad Nacional: el equipo representa a un pueblo o Estado. Puede ser un Estado reconocido como Alemania o luchar por su reconocimiento como Palestina. De ahí nace el concepto equipo-nación, que puede representar a un pueblo y es utilizado por el nacionalismo, como en Euskadi o las Antiguas Repúblicas Soviéticas.
–  Identidad Internacional: se produce cuando seguidores de distintos países apoyan a un equipo o selección nacional de otro país. Aficionados de distintas naciones animaron a Brasil y Alemania en la final del Mundial 2002.
–  Identidad Continental: es la identificación de todo un continente con un equipo o selección nacional. África entera apoyó a Camerún durante el Mundial de Italia ’90.
Las personas necesitan creer en algo y el fútbol les permite soñar con una gloria ficticia. Ven a los jugadores como héroes, que hacen realidad sus sueños y les brindan gestas. Piensan que sus cánticos dan alas a sus ídolos para lograr una hazaña memorable por la que serán recordados. Ahí entran en juego los sentimientos. El fútbol es como tal una pasión y religión. Es capaz de concentrar a 60.000 personas en un estadio y a varios millones frente al televisor. Todos vibran de emoción a la vez y endiosan a los jugadores, es una especie de culto religioso. No es malo alegrar a la gente, lo grave es manipularla y jugar con lo que sienten.
“Las celebraciones de Miguel “El Piojo” Herrera, enarbolan a la euforia futbolística antes que a cualquier otro fenómeno social…”

2) EL FÚTBOL DESDE LA SOCIOLOGÍA (Y LA CULTURA DE MASAS)
El fútbol evolucionó de forma paralela a la sociedad de masas y al desarrollo de la civilización del siglo XX. En países considerados más civilizados, donde la gente tiene tiempo de ocio, este deporte está más desarrollado que en otros envueltos en conflictos bélicos. Se observa la relación entre el proceso civilizador y el desarrollo social.
Desde la Antigua Grecia hasta la actualidad las relaciones entre los agentes de la sociedad han evolucionado. Las Olimpiadas de Grecia eran consideradas una preparación para la guerra, se presentaban como un periodo de paz y concordia cada cuatro años. Muchos atletas eran soldados y la práctica del deporte representaba un entrenamiento.
La relación entre la civilización griega y el deporte es un ejemplo de la influencia del proceso de civilización en el desarrollo del deporte. Este proceso se repite a lo largo de la historia. El sociólogo Eric Dunning (1) aplica la teoría del proceso de la civilización de Norbert Elias al desarrollo del deporte. Elias habla de dos niveles:
1: Hay una evolución de los hábitos, la personalidad y las normas sociales de Europa Occidental desde la Edad Media hasta principios del siglo XX.
2: La evolución civilizadora de las normas, la personalidad y los hábitos está relacionada con el desarrollo de formas más eficaces de centralización y control estatal.
Un ejemplo sería el Circo Romano, donde le daban al pueblo pan y circo. El Estado establecía el hábito de acudir a los espectáculos de gladiadores. La teoría del proceso de civilización es utilizada por la corriente figuracional en su estudio del deporte. Dunning explica por qué el deporte se programa para controlar y obtener beneficios en un marco con un amplio desarrollo social. Además existe un equilibrio de poder cambiante entre la forma de integrar los deportes, los grupos implicados y su localización.
Frente a esto la corriente marxista considera a los deportistas obreros asalariados y la entrada del capital en el deporte ha generado unas estructuras deportivas similares a las del trabajo. Esto enlaza directamente con los postulados de la Escuela de Frankfurt. Según su teoría cualquier bien o servicio cultural es producido, reproducido, conservado y difundido como parte de un proceso económico. Así siguiendo unos determinados criterios industriales se producen información y cultura en serie. Al aplicar esta teoría al fútbol se observa que este deporte está considerado creador de una cultura deportiva. Pero es una industria dirigida por empresarios que buscan beneficios económicos. Un ejemplo sería la presentación de los Mundiales de Fútbol como algo grandioso, la unión amistosa en igualdad y armonía de las naciones en una confrontación no bélica. Detrás se esconden los intereses de diversas empresas que lo monopolizan. Se genera una cultura deportiva industrial, que se renueva continuamente. La filosofía del deporte y los valores éticos de la competición amistosa se sustituyen por clichés y merchandising.
3) LA ECONOMÍA DEL FÚTBOL (O LA ESTRATEGIA DEL CAPITAL)
Los empresarios vieron en el fútbol un nuevo producto de mercado. Un comerciante promocionaba a un equipo y esto le reportaba beneficios económicos. Un ejemplo local sería cuando un comercio patrocina las camisetas del equipo del barrio y aparece su nombre en ella para dar publicidad. Si eso se aplica a otros niveles, es comprensible que empresas como Fiat(Italia), Bayer (Alemania), y Daewoo (Corea del Sur) patrocinen o usen equipos como Juventus, Bayer Leverkusen y Pusan respectivamente.
Las empresas invierten dinero en la expansión del fútbol. Siempre abren nuevos mercados como en los Mundiales de Estados Unidos 94 o Corea y Japón 2002, para abrir el mercado estadounidense y asiático. El interés económico prima sobre los valores deportivos y los equipos son empresas.
Según Jean François Nys (2) desde la macroeconomía el fútbol responde a intereses económicos internacionales y la FIFA actúa como multinacional con intereses planetarios. Este organismo mueve más dinero que la General Motors y tiene repercusión mundial. Nys considera desde la microeconomía, que un club busca su proyección internacional. Todo se favorece por el rápido desarrollo internacional del fútbol, la conquista de nuevos espacios al aumentar los participantes y su crecimiento con grandes eventos.
Se buscan nuevos mercados para vender el producto y obtener la mayor rentabilidad posible. Un club aumenta sus ingresos:
1: Participando en competiciones internacionales, donde entran en juego los derechos televisivos.
2: Formando equipos competitivos con los mejores jugadores posibles, por eso fichan grandes estrellas. Les favorece el libre mercado europeo generado por la Sentencia Bosman, que permitió a los jugadores de países comunitarios ser alineados sin ocupar plaza de extranjero en la Unión Europea. Además busca nuevos talentos en países suramericanos o africanos. Clubes como elAjax de Amsterdam tienen equipos sucursales como el Ajax Cape Town en Sudáfrica o el Obuassi Goldfields en Ghana. Es una especie de neocolonialismo, pues buscan mano de obra barata en esos países y el fútbol es una de las pocas vías de salida para muchos niños y adolescentes africanos o suramericanos.
Para Jean-Marie Brohm (3) el fútbol es una superestructura político-ideológica de capital avanzado y actúa como multinacional. Los jugadores son la materia prima de esta industria, se comercializa su imagen y el producto se vende a los aficionados. Se establece la relación producción-consumo del sistema capitalista. Un ejemplo son el Real Madrid y el Manchester
United, los dos equipos más ricos y poderosos del mundo con una gran repercusión social y una imagen comercializada por todo el planeta a través de merchandising y giras deportivas.
Es un negocio para los dirigentes y conforme mayores son los equipos, más ingresos generan. El G-14, un grupo formado por los dieciocho equipos más poderosos de Europa, actúa conjuntamente y presiona a la UEFA y la FIFA Modificaron el modelo de la Champions Leagueaumentando los participantes y partidos para obtener más beneficios. Utilizan los derechos televisivos de retransmisión como medida de presión y a los medios para difundir su imagen de forma mundial.
Se utiliza a los futbolistas como íconos, mitos generadores de moda como David Beckham. Su imagen es difundida con merchandising. Las empresas consideran a los futbolistas mercancías, que explotan hasta que dejan de ser rentables. Estos son los valores materialistas de la sociedad capitalista.
El mundo del fútbol cuenta con patrocinadores y grandes multinacionales, que se publicitan gracias él. Multinacionales como Nike que vende la imagen de Ronaldinho vistiendo su ropa y la gente la compra. Algunas empresas controlan clubes como Philips el PSV Eindhoven o Canal Plus France el Paris Saint Germain, cuyos ingresos son para esas empresas.
Muchos equipos actúan en paraísos fiscales, engañan a Hacienda y se desconoce cuanto dinero mueven. Joan Gaspart, siendo presidente del Barcelona, declaró 29 ́5 millones de euros, por el traspaso de Saviola de River Plate. Pero la operación movió 35 ́9.
Surgen nuevas competiciones como si fuesen productos industriales. Un ejemplo es el Mundial de Clubes, que sustituirá a la Copa Intercontinental. Otro exponente de esta industria de mercado es la J-League. Fue creada en Japón en 1993 al asociarse distintas empresas, cada una fundó su propio equipo, entre ellos el Uruwa de Mitsubishi o el Sanfrecce de Mazda.
“En la Copa Mundial FIFA de Brasil en 2014, surgieron muchas manifestaciones violentas y artísticas con el fin de alzar la voz del pueblo brasileño en torno al voraz avance del capital internacional en la construcción de infraestructura, estadios, eventos turísticos y mantenimiento de espacios deportivos, antes que resolver problemas como la hambruna infantil, la prostitución y la infinita lista de colonias explotadas…”
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