4 oct 2019

Casas de Apuestas : Herida y betadine, un juego miserable

"Aumenta la ansiedad, la frustración, la parálisis, el tiempo no libre, sino muerto. Todo lo que hay entre esa realidad y el imperativo “¡juega!” es un engranaje que te tajea y pretende a la vez venderte el betadine"
Son el exponente más claro de la economía de la vulnerabilidad ajena. Y no es casualidad que la manifestación de este domingo –12:00h, de Cuatro Caminos a Tetuán– esté convocada en su mayoría por organizaciones barriales y juveniles. Es en distritos con menos de 25.000 euros de renta anual como Puente de Vallecas, Usera y Latina donde más ha crecido en los últimos años el número de casas de apuestas. Cambiando Latina por Villaverde, ese top tres es el mismo que el que aparece en el índice de vulnerabilidad elaborado por el anterior gobierno municipal de Madrid. Carabanchel es donde más locales hay. Y no hay que perder de vista también la variable de la edad: según un estudio de Telemadriduno de cada cuatro institutos de la ciudad está a menos de 200 metros de un local de juego.
Resultado de imagen de 6 - Oct.: No a las casas de apuestas en nuestros barriosEn la manifestación no estará el exministro de Justicia Rafael Catalá, que fichó hace pocos meses como asesor de Codere, uno de los peces gordos del sector. Habrá más bien jóvenes de distritos como los anteriormente citados –y de San Blas, Ciudad Lineal, Vicálvaro o Moratalaz, y otros vendrán de Móstoles, Leganés o Alcorcón–, que tampoco se codearán en la protesta con ejecutivos de Blackstone, el fondo buitre que compró Cirsa y Kirolbet y controla Sportium. Cuestión de clase. Tampoco asistirán directivos de casi todos los clubes –la Real Sociedad se mantiene como única excepción tras negativa de sus socios a vincularse con estas empresas–, o futbolistas cuya imagen empapela por fuera y por dentro los locales. Ni periodistas y actores de estómagos agradecidos como los que han vendido su imagen para publicitar una lacra que seduce por su omnipresencia en el móvil y promesas de cash rápido. No aparecerá quien firmó el convenio de la universidad pública Carlos III con Codere para publicar un anuario sobre el juego ni el profesor de Sociología que los realiza, que ya ha afirmado varias veces que el problema del juego procede del sector público, y no del privado, y que el trastorno no es ningún problema social, sino casos individuales.
En la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados, donde advierten de que las apuestas deportivas son la vía de entrada a la ludopatía, ya han recibido –como reconocían hace unos días en El País– a algún chico de 20 años que debe siete u ocho microcréditos. Según la Dirección General de Ordenación del Juego, del Ministerio de Hacienda, el 13% de los menores apuesta. Y sumando a los adultos, se juega cuatro veces más que hace cuatro años.
Resultado de imagen de fuera casas de apuestas en nuestros barriosCrece el número de personas que apuesta en los locales, crece la cantidad de estos y lo hace el dinero tirado. Ese dinero, confiado a un digital milagro de los panes y los peces, FA Cup o segunda división turca mediante, no sobra precisamente. Se congelan los salarios. Se paga en negro. Reventamos de horas extra. Se hacen falsos autónomos, se contratan becariosse trampean contratos para evitar la condición de indefinido –si bien esa es ya falsa inmunidad– se despide individualmente o en bloque bajo el eufemismo de expedientes de regulación de empleo. Aumenta la ansiedad, la frustración, la parálisis, el tiempo no libre, sino muerto. Todo lo que hay entre esa realidad y el imperativo “¡juega!” es un engranaje que te tajea y pretende a la vez venderte el betadine.
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