Más de uno de cada tres contratos firmados en octubre eran a tiempo parcial. En concreto, el 36,6%, lo que supone un gran aumento respecto al inicio de la crisis. En el mismo mes de 2007 su porcentaje estaba diez puntos porcentuales por debajo, en el 26,5% del total de contratos suscritos. En el Ministerio de Trabajo reconocen el "reto" de reducir este nivel de contratos de jornada reducida, como ha afirmado este lunes la secretaria de Estado de Empleo, Yolanda Valdeolivas, debido a que detrás de muchos de ellos se esconde un trabajador al que le gustaría estar empleado durante más horas pero no tiene esa opción.
"Estos altos datos de parcialidad son sensiblemente superiores a los registrados antes de la crisis, en 2007, lo que permite insistir una vez más en la bolsa de infraempleo que muestra nuestro mercado de trabajo y advertir sobre el negativo ejemplo que representan niveles tan altos de parcialidad involuntaria", ha apuntado este lunes Valdeolivas.
La secretaria de Estado ha subrayado, además, la desigualdad de género presente en este tipo de contratación: "Más del 60% de las contrataciones a tiempo parcial se celebran con mujeres, lo que muestra una diferencia superior a 20 puntos entre ambos colectivos (hombres y mujeres)".
Los contratos a tiempo parcial son aquellos con una jornada inferior a la habitual en la empresa. Estos últimos son los contratos a tiempo completo, según las estadísticas del Ministerio de Trabajo. Del total de 2.243.453 contratos suscritos el pasado octubre, 822.239 (el 36,6%) tenían una jornada parcial. En el mismo mes de 2007, los contratos con jornada reducida suponían el 26,5% (507.311 de un total de 1.911.389).
Respecto al inicio de la crisis, han aumentando tanto los contratos indefinidos a tiempo parcial como los temporales con este tipo de jornada reducida (los más precarios de todos: por una duración determinada y con menos horas de trabajo). Según las cifras desglosadas por Trabajo, en octubre se firmaron 75.830 contratos indefinidos a tiempo parcial (31,3% del total de indefinidos) y 746.409 contratos temporales y parciales (el 37,2% del total de eventuales). En 2007, ambos porcentajes caían al 23,02% y 27%, respectivamente.
Una jornada que esconde precariedad
El aumento de la parcialidad en los últimos años también se refleja en el número de trabajadores que aseguran tener ese tipo de jornada en la Encuesta de Población Activa (EPA). En el tercer trimestre de 2018, 2.713.800 ocupados tenían jornadas parciales, un 13,9% del total de trabajadores frente al 11% con jornadas reducidas de hace una década. Del total de trabajadores con horarios a tiempo parcial, el 74% eran mujeres.
La precariedad que alimenta este aumento de los trabajadores con jornada parcial queda reflejada en las causas por las que los trabajadores tienen este tipo de horario. En la última EPA, el 54,3% del total –1.475.800 personas– explica que trabajan con una jornada reducida por "no haber podido encontrar trabajo de jornada completa". Ese porcentaje era del 32,9%, 747.100 trabajadores, en el tercer trimestre de 2007.
En cambio, las causas que realmente justifican la elección de este tipo de jornada, como "no querer un contrato a tiempo completo" o "el cuidado de niños o de adultos enfermos, con incapacidad o mayores", se han mantenido más o menos estables en la última década.
Por sectores, las ramas de actividad que han experimentado un mayor aumento en la parcialidad de sus trabajadores son la hostelería (del 16% al 22,6%), las actividades inmobiliarias (del 13,1 al 18,6%) y las actividades artísticas, recreativas y de entretenimiento (22,8 al 27,4%).
Ante este escenario la secretaria de Estado de Empleo ha reconocido la necesidad de mejorar la calidad del empleo que se crea en la actualidad, para "la incorporación plena al mercado de trabajo, sin que por causas involuntarias y más allá de las exigencias empresariales deba desempeñarse trabajos a tiempo parcial".
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