Desde que en 2009 fue creado el FROB, las antiguas cajas de ahorros han recibido 75.352 millones de euros, de los que apenas se han recuperado 3.547 millones. Una factura para el contribuyente que incluso supera el tijeretazo a los servicios ciudadanos básicos.
La venta de CatalunyaCaixa supone un punto y seguido en la reestructuración de las cajas de ahorros, que hasta el momento arroja un saldo más que negativo para los contribuyentes: seis veces el equivalente a los recortes en Sanidad y Educación, o lo que es lo mismo, 75.352 millones de euros.
El rescate de las antiguas cajas de ahorros ha costado esta astronómica cifra en los cinco años que dura ya la crisis, a través de las diferentes ayudas directas que han recibido las entidades a través del FROB 1, el FROB 2, el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) y el MEDE (fondos de la Unión Europea). De esa cifra, a día de hoy apenas se han recuperado 3.547 millones, apenas un 4,7% del total.
El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) creado en 2009 por la entonces ministra de Economía Elena Salgado prestó en un primer momento a BFA 4.465 millones de euros, 1.250 millones a CatalunyaCaixa, 1.162 millones a Novacaixagalicia, 915 millones a BMN, y 525 millones a Caja España-Duero. Las únicas ayudas de esa primera fase que no se convirtieron en pérdidas fueron los 977 millones recibidos por Banca Cívica, absorbida ahora por CaixaBank y devueltos ya por la entidad catalana, y los 380 millones de Unnim, que pasó a manos de BBVA.
Pero estas primeras ayudas no fueron suficientes ni mucho menos para frenar la sangría. Así, en 2011 el FROB se vio obligado a inyectar más dinero en dos entidades que ya habían sido rescatadas: CatalunyaCaixa, que recibió 1.718 millones, y Novagalicia (antes Novacaixagalicia), al que se inyectó 2.465 millones, también perdidos, al igual que los 1.000 millones recibidos por Banco de Valencia, filial de Bancaja, y vendido finalmente a La Caixa por el precio simbólico de un euro.
En 2012, ya con Guindos al frente de Economía, se anunció un nuevo rescate para la banca, esta vez con fondos de la Unión Europea (MEDE), en el que se inyectaron 17.959 millones en Bankia; 9.084 millones en CatalunyaCaixa; 5.425 millones en Novagalicia; 730 millones en BMN; 124 millones en Liberbank; 604 millones en Caja España-Duero; 407 millones en Caja 3; 4.500 millones en Banco de Valencia; y 245 millones en Banco Gallego.
Tanto las ayudas al Banco Gallego como al Banco de Valencia también se han materializado ya en pérdidas, mientras que en CatalunyaCaixa el Estado sólo recuperará 1.187 millones pagados por BBVA, de los más de 12.000 millones inyectados, y tras cubrir los riesgos de litigio de la entidad catalana. Novagalicia, que recibió más de 9.000 millones a través de hasta tres rescates públicos, fue vendido el año pasado a Banesco por apenas 1.003 millones en una operación cuya letra pequeña aún puede engordar la factura pública.
En principio, la devolución de las ayudas en Caja España-Duero y Caja 3 corresponderán a Unicaja e Ibercaja, respectivamente, que absorberán estas entidades, mientras que los 124 millones recibidos por Liberbank no causan ninguna preocupación, una vez ha salido ya el banco a Bolsa. También será la Bolsa el destino de BMN, aunque habrá que esperar un tiempo para que se produzca este proceso.
Ironías del destino, Bankia se ha convertido en la gran esperanza del Gobierno para intentar reducir en lo posible la factura a costa de los contribuyentes. A principios de año, el FROB logró vender un 7,5% de las acciones del banco entre inversores institucionales, lo que le valió para recaudar 1.304 millones de euros, que no obstante todavía no se pueden dar por recuperados ya que quedaron en el balance de BFA, controlado al 100% por el FROB. Las recientes turbulencias de los mercados tras la crisis del portugués Banco Espírito Santo y el default técnico de Argentina desaconsejan nuevas desinversiones en el corto plazo.
No todas las ayudas públicas representan una factura para el Estado, ya que el FROB traspasó parte de los rescates al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), nutrido con las aportaciones de las propias entidades. Así, los bancos y las cajas sanas además de sobrevivir la crisis han pagado 10.982 millones al FGD para sanear las cajas no viables. Hay que tener en cuenta además que otros 12.727 millones de euros del rescate lo han aportado los afectados por las preferentes a través de las fuertes quitas impuestas por Bruselas a cambio del MEDE, que finalizará este año sin que el Gobierno haya pedido a la Comisión Europea una prórroga.
También hay que tener en cuenta al banco malo, que se ha dado un plazo de 15 años para obtener una rentabilidad tanto para el Estado como para sus accionistas privados. El volumen de activos adquirido por la Sareb alcanza los 50.653 millones de euros. Su accionariado está compuesto por 14 bancos nacionales, dos bancos extranjeros, una eléctrica, diez aseguradoras y el FROB. El fondo de rescate tiene una participación del 45% sobre el total, por lo que la participación pública en estos activos asciende a 22.793,85 millones.
El rescate de las antiguas cajas de ahorros ha costado esta astronómica cifra en los cinco años que dura ya la crisis, a través de las diferentes ayudas directas que han recibido las entidades a través del FROB 1, el FROB 2, el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) y el MEDE (fondos de la Unión Europea). De esa cifra, a día de hoy apenas se han recuperado 3.547 millones, apenas un 4,7% del total.
El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) creado en 2009 por la entonces ministra de Economía Elena Salgado prestó en un primer momento a BFA 4.465 millones de euros, 1.250 millones a CatalunyaCaixa, 1.162 millones a Novacaixagalicia, 915 millones a BMN, y 525 millones a Caja España-Duero. Las únicas ayudas de esa primera fase que no se convirtieron en pérdidas fueron los 977 millones recibidos por Banca Cívica, absorbida ahora por CaixaBank y devueltos ya por la entidad catalana, y los 380 millones de Unnim, que pasó a manos de BBVA.
Pero estas primeras ayudas no fueron suficientes ni mucho menos para frenar la sangría. Así, en 2011 el FROB se vio obligado a inyectar más dinero en dos entidades que ya habían sido rescatadas: CatalunyaCaixa, que recibió 1.718 millones, y Novagalicia (antes Novacaixagalicia), al que se inyectó 2.465 millones, también perdidos, al igual que los 1.000 millones recibidos por Banco de Valencia, filial de Bancaja, y vendido finalmente a La Caixa por el precio simbólico de un euro.
En 2012, ya con Guindos al frente de Economía, se anunció un nuevo rescate para la banca, esta vez con fondos de la Unión Europea (MEDE), en el que se inyectaron 17.959 millones en Bankia; 9.084 millones en CatalunyaCaixa; 5.425 millones en Novagalicia; 730 millones en BMN; 124 millones en Liberbank; 604 millones en Caja España-Duero; 407 millones en Caja 3; 4.500 millones en Banco de Valencia; y 245 millones en Banco Gallego.
Tanto las ayudas al Banco Gallego como al Banco de Valencia también se han materializado ya en pérdidas, mientras que en CatalunyaCaixa el Estado sólo recuperará 1.187 millones pagados por BBVA, de los más de 12.000 millones inyectados, y tras cubrir los riesgos de litigio de la entidad catalana. Novagalicia, que recibió más de 9.000 millones a través de hasta tres rescates públicos, fue vendido el año pasado a Banesco por apenas 1.003 millones en una operación cuya letra pequeña aún puede engordar la factura pública.
En principio, la devolución de las ayudas en Caja España-Duero y Caja 3 corresponderán a Unicaja e Ibercaja, respectivamente, que absorberán estas entidades, mientras que los 124 millones recibidos por Liberbank no causan ninguna preocupación, una vez ha salido ya el banco a Bolsa. También será la Bolsa el destino de BMN, aunque habrá que esperar un tiempo para que se produzca este proceso.
Ironías del destino, Bankia se ha convertido en la gran esperanza del Gobierno para intentar reducir en lo posible la factura a costa de los contribuyentes. A principios de año, el FROB logró vender un 7,5% de las acciones del banco entre inversores institucionales, lo que le valió para recaudar 1.304 millones de euros, que no obstante todavía no se pueden dar por recuperados ya que quedaron en el balance de BFA, controlado al 100% por el FROB. Las recientes turbulencias de los mercados tras la crisis del portugués Banco Espírito Santo y el default técnico de Argentina desaconsejan nuevas desinversiones en el corto plazo.
No todas las ayudas públicas representan una factura para el Estado, ya que el FROB traspasó parte de los rescates al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), nutrido con las aportaciones de las propias entidades. Así, los bancos y las cajas sanas además de sobrevivir la crisis han pagado 10.982 millones al FGD para sanear las cajas no viables. Hay que tener en cuenta además que otros 12.727 millones de euros del rescate lo han aportado los afectados por las preferentes a través de las fuertes quitas impuestas por Bruselas a cambio del MEDE, que finalizará este año sin que el Gobierno haya pedido a la Comisión Europea una prórroga.
También hay que tener en cuenta al banco malo, que se ha dado un plazo de 15 años para obtener una rentabilidad tanto para el Estado como para sus accionistas privados. El volumen de activos adquirido por la Sareb alcanza los 50.653 millones de euros. Su accionariado está compuesto por 14 bancos nacionales, dos bancos extranjeros, una eléctrica, diez aseguradoras y el FROB. El fondo de rescate tiene una participación del 45% sobre el total, por lo que la participación pública en estos activos asciende a 22.793,85 millones.
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