Son las siete de la tarde del 110 de marzo (18 de junio), según el calendario de Nuit Debout. En la plaza de la República de París aún sigue presente la actividad de este movimiento ciudadano, inspirado en el 15M español, que empezó a ocupar el centro de la capital francesa el pasado 31 de marzo. Bajo las lonas que les protegen de la lluvia, casi un centenar de personas se encuentran reunidas en las diferentes comisiones de logística, avituallamiento, ecología o Europa.
Este grupo ilustra la continuidad del movimiento Nuit Debout, a pesar de haber ido perdiendo vitalidad durante las últimas semanas. La mejor prueba de ello: la asamblea general prevista para esta tarde ha sido suspendida.
Sin embargo, esto no impide que una veintena de personas se reunan de forma improvisada y debatan sobre el rol de Nuit Debout en la movilización en contra de la reforma laboral, también conocida como Ley El Khomri.
Inspirado en la reforma realizada por el PP en 2012, este proyecto legislativo, que amenaza las 35 horas de trabajo semanal, es rechazado por el 68% de los franceses, según el último sondeo de Odoxa del mes de junio.
"Es cierto que ahora hay menos gente en la plaza, pero esto no significa que el movimiento se haya terminado", asegura Simon Pasteur, miembro de la comisión de logística desde finales de marzo. "Ahora la gente de Nuit Debout está participando en las huelgas, las manifestaciones y en los bloqueos de las refinerías", añade este joven de 26 años, carpintero de profesión.
"Hay demasiadas actividades previstas y falta coordinación", critica, en cambio, Henri Dianne, delegado sindical de la CGT, principal sindicato francés, en la compañía de seguridad privada Securitas. Este sindicalista, que participó a principios de abril en las asambleas de Nuit Debout, se muestra satisfecho ante el rol principal que ha adoptado la CGT en la movilización en contra de la reforma laboral.
El 14 de junio, cuatro días después del inicio de la Eurocopa de fútbol en Francia, más de un millón de personas según los sindicatos (75.000 según la policía) se manifestaron por las calles de París. Fue la mayor manifestación que se ha celebrado desde el inicio de las movilizaciones en contra de la reforma laboral, y representó la acción de protesta más importante que ha habido tras la llegada al poder de François Hollande en 2012. Una protesta que no sólo supuso un éxito para la CGT y los otros sindicatos contrarios al texto, sino que culminó las huelgas de trenes y bloqueos en las refinerías que se iniciaron a finales de mayo.
Reinventarse
"La movilización en contra de la reforma laboral no ha dejado de reinventarse durante estos últimos meses", explica Daniel Lartichaux, profesor documentalista y miembro activo de la comisión de democracia y participación de Nuit Debout.
La oposición ciudadana contra la Ley El Khomri empezó, de hecho, con una petición online que reunió en pocos días más de un millón de firmas a finales de febrero e incentivó la organización de la primera jornada de movilización masiva el 9 de marzo.
Los estudiantes protagonizaron las primeras semanas de movilización, que culminaron con el inicio de Nuit Debout y la ocupación del espacio público en más de 50 ciudades distintas durante el largo mes de marzo, que se prolongó hasta mediados de mayo. Entonces, la CGT tomó el relevo organizando huelgas y bloqueos en sectores básicos de la economía francesa.
"Hemos constatado que existe una combatividad muy fuerte y que debemos organizar nuevas movilizaciones para este verano", afirma Verveine Angeli, portavoz en el sindicato Solidaires.
Hoy, 23 de junio, y el 28, están previstas nuevas manifestaciones. Ésta última coincidirá con la entrega que los sindicatos harán en el Senado y en las prefecturas (representación administrativa del poder central) del resultado del referéndum ciudadano organizado sobre la reforma laboral.
La movilización contra la Ley El Khomri se confronta, sin embargo, con la voluntad obstinada del Gobierno francés de aprobar el texto.
Tras los numerosos incidentes que se produjeron el 14 de junio, especialmente mediáticos, por los cristales que un grupo de manifestantes rompió en la fachada de una clínica infantil, el primer ministro, Manuel Valls, reconoció la posibilidad de prohibir las manifestaciones.
Para reducir los daños materiales provocados por los manifestantes más radicales, conocidos como casseurs, los responsables de la policía han aconsejado a los sindicatos que organicen sólo concentraciones en un punto concreto en lugar de un desfile por las calles de la ciudad.
Derecho constitucional
"El derecho a manifestarse es un derecho constitucional y el Gobierno, en lugar de limitarlo, debería garantizarlo", asegura Frédéric Souillot, secretario confederal del sindicato Force Ouvrière. Critica que las fuerzas del orden "no detengan a los manifestantes más radicales cuando éstos están en los márgenes de la manifestación rompiendo las fachadas de las oficinas bancarias o del mobiliario público".
La última gran manifestación concluyó con 42 detenidos. Según el diario digital francés Mediapart, hubo al menos 150 personas heridas, aunque las autoridades anunciaron que sólo tuvieron que ser hospitalizados 24 policías y 17 manifestantes.
Éste fue el balance de una marcha que duró casi cuatro horas y que se caracterizó por las numerosas intervenciones policiales, que aislaron la cabecera del resto. "Desde el inicio de las protestas contra la reforma laboral, hacemos frente a una actitud provocadora de la policía", denuncia Verveine Angeli. El uso de gases lacrimógenos, de pelotas de goma y de granadas lacrimógenas ha resultado habitual en la mayoría de las movilizaciones.
"El Gobierno sigue manteniéndose firme en su pulso con los sindicatos", explica el sociólogo Michel Fize, que publicará este año el ensayo La radicalisation de la jeunesse en France. Defiende que si los dirigentes socialistas "mantienen su actitud antidemocrática y aprueban la reforma laboral en julio aplicando el artículo 49.3 de la Constitución –que omite el debate y la votación parlamentaria–, esto provocará que la movilización crezca aún más". Después del verano, augura "un otoño caliente".
"Con la aparición de la Nuit Debout, ha surgido en Francia un nuevo espíritu de denuncia", declara Fize. Según él, el partido vencedor de la elección presidencial de 2017, que se disputará probablemente entre la derecha y la extrema derecha, "difícilmente podrá tomar la primera medida antisocial que se le pase por la cabeza".
Aunque el proyecto de reforma laboral sigue vigente después de tres meses de movilización, los sindicatos han obtenido, en cambio, recompensas significativas, como nuevas ayudas sociales para los jóvenes o mejores condiciones laborales para los trabajadores de la cultura.
Lejos de la atmósfera sombría del pasado otoño, manchado de sangre por el terrorismo, un viento de rebelión sopla en la plaza de la República. La Francia que lucha pide paso a la Francia que tiene miedo.
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