El próximo sábado, 7 de noviembre, numerosas asociaciones feministas han convocado una gran marcha a Madrid, para decir basta a la violencia de género y exigir el final de los asesinatos de mujeres. También desde la Confederación General del Trabajo (CGT) nos hemos sumado a esta convocatoria, participando activamente desde las secretarías de la Mujer de las diferentes confederaciones y los grupos de mujeres de todos los territorios en su difusión y organización.
Son muchas las razones que tenemos como sindicalistas para adherirnos a esta convocatoria del 7N, y es imprescindible que el movimiento libertario y el conjunto de movimientos sociales nos sumemos y apoyemos, tanto hombres como mujeres, a esta movilización. Desde CGT consideramos que hay que salir a la calle y gritar muy fuerte nuestro dolor y nuestra rabia:
Porque el capitalismo y el patriarcado son causa directa del maltrato y muerte de las mujeres, que en lo que va de año ya ha supuesto 46 asesinatos (según datos oficiales, aunque podrían ser una veintena más si se suman otras muertes que el Estado no contabiliza: investigaciones abiertas, asesinato de prostitutas, víctimas sin relación afectiva con el asesino, etc.); por eso hemos de luchar conjunta e incansablemente.
Porque la discriminación en el trabajo es continua; éste es aún más precario y a tiempo parcial para las mujeres, dejándolas en situaciones de dependencia respecto a sus parejas varones.
Porque la Ley Contra la Violencia de Género no se tomó en serio, como demuestra la falta de dotación económica para cumplir las escasas propuestas que recoge. Y las pocas medidas adoptadas solo palían el drama de las mujeres maltratadas en lo inmediato, sin llegar a la raíz del problema.
Porque la educación sigue siendo deficiente en la búsqueda de una verdadera igualdad entre sexos. La contribución de la mujer en el progreso a lo largo de la historia, es casi silenciada, siendo las editoriales de libros de texto las que imponen los estereotipos machistas en las escuelas, dejando que la educación depende de la buena voluntad de un profesorado cada vez más explotado y con menos medios.
Porque los medios de comunicación siguen estando en manos de grupos masculinizados y se les exige a las profesionales mejores condiciones físicas que intelectuales, y porque la publicidad continúa utilizando a la mujer como reclamo, convirtiéndola en objeto de deseo apta para el consumo.
Porque los recortes han acentuado la responsabilidad que sobre las mujeres recae como dispensadora de los cuidados del resto de la familia, sin que se cuantifique el valor de esas tareas; tanto por los beneficios que reporta a la sociedad como en los ahorros que supone para empresas y administraciones.
Porque la pobreza tiene cara de mujer, y su vulnerabilidad permite que sea considerada objeto de agresión y violencia.
Por todo ello, si queremos erradicar esta barbarie y transformar la sociedad en un mundo más justo y solidario para todos y todas, hemos de hacerlo entre hombres y mujeres, jóvenes y mayores.
Gabinete de Prensa
Secretariado Permanente Comité Confederal CGT
Madrid, 3 de noviembre de 2015
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