Medio centenar de curas acusan al arzobispo de Mérida-Badajoz de llevar un tren de vida de lujo
Al arzobispo de Mérida-Badajoz le gustan el lujo, las buenas viviendas y las grandes obras. Esa es la conclusión que medio centenar de sacerdotes de la diócesis de Mérida-Badajoz exponen en una carta que acaban de enviar al nuncio del Papa en España, y que ha publicado este domingo el diario El Mundo.
En la misiva remitida al nuncio Renzo Fratini acusan al arzobispo Santiago García Aracil (Valencia, 1940, se jubilará por tanto el año que viene) de gastos excesivos, llamativos e incluso escandalosos. Según José Manuel Vidal, especialista en asuntos religiosos del periódico, los sacerdotes extremeños cuentan al nuncio del Papa que su obispo está realizando obras de reforma en el seminario de Badajoz presupuestadas en 1,54 millones de euros, además de la remodelación del palacio episcopal cuyas cifras nadie parece conocer, ya que no ha salido a concurso.
Una década en Badajoz
García Aracil cumple ahora una década en Extremadura. Formado en el seminario de Valencia, ciudad en donde llegó a ser nombrado obispo auxiliar, fue posteriormente obispo de Jaén desde 1988 hasta 2004, y en setiembre de ese año ocupó la sede del arzobispado de Mérida-Badajoz sucediendo a Antonio Montero, que acababa de cumplir los 75 años.
¿Quiere convertir esa planta del palacio episcopal en su futura residencial al jubilarse?, se plantean los sacerdotes. Pudiera ser. Lo que sí saben con certeza es el tren de vida actual de su obispo que habita, según la información de El Mundo, en un piso de 500 metros cuadrados que no tiene nada que envidiar a una suite con un enorme vestidor de madera, suelos de mármol, baño con hidromasaje y jacuzzi.
Ante esta situación, los sacerdotes han pedido en esa carta al nuncio del Papa que intervenga para que estos gastos no condicionen la llega del nuevo arzobispo, y muy especialmente por lo llamativo de estos gastos en una región como Extremadura, que como recuerdan los religiosos es la menos desarrollada de España, con un índice de paro de casi el 30% que se duplica hasta el 64% entre los jóvenes.
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