El uso del vehículo privado en la
Comunidad de Madrid ha crecido un 15% en 15 años, según los datos de
la primera gran encuesta de movilidad desde 2004.
Los
malos datos en la comunidad contrastan con la tendencia en Madrid capital,
donde desde 2015 ha aumentado el uso del transporte público frente al coche.
Greenpeace denuncia el fracaso de las
políticas urbanísticas y de transporte en la época de Esperanza Aguirre
(2003-2012) y exige habilitar más carriles bus vao en lugar de seguir
construyendo autopistas.
El uso del vehículo privado se ha
disparado en la Comunidad de Madrid desde el año 2004, especialmente en los
municipios de la periferia. Así lo confirma la Encuesta Domiciliaria
de Movilidad 2018 (EDM’18), elaborada por el Consorcio Regional de Transportes
y presentada hoy en Madrid, un documento básico para conocer con detalle cómo
se mueven la ciudadanía madrileña de toda la región.
Los resultados, que se publican
con varios años de retraso, confirman una preocupante tendencia en los patrones
de movilidad, donde aumenta la dependencia del coche (del 34% al 39%) mientras
que el uso del transporte público se desploma del 32% al 24%.
Unas cifras que suponen más emisiones a la atmósfera, peor calidad del aire y
mayor desigualdad social.
Frente a la tendencia negativa
en la región, los datos en la ciudad de Madrid son bastante más
optimistas. Los viajeros recuperados tras la crisis económica se han
dirigido fundamentalmente hacia el transporte colectivo (+4%) mientras que el
uso del coche se ha reducido paulatinamente desde 2015, al contrario que en el
resto de la región.
“Al igual que las grandes
ciudades europeas, Madrid capital ha promovido el transporte público
mientras limitaba el tráfico privado. Es la única receta que funciona, tal
y como muestran los datos”, afirma Adrián Fernández, responsable de
movilidad de Greenpeace: “La ambigüedad del actual Gobierno municipal pone
en riesgo esta tendencia. Primero intentaron revertir Madrid Central mediante
una moratoria ilegal, para posteriormente rebajar sus criterios y su perímetro.
Si queremos contener el abuso del automóvil hay que lanzar un mensaje claro a
la ciudadanía: más prioridad al transporte colectivo y menos macroparkings
en El Retiro”.
Fracasan las
ampliaciones del metro en la periferia
El periodo abarcado por la EDM
(de 2004 a 2018) también coincide con la mayor ampliación en la historia de
Metro de Madrid, cuyas líneas salieron de los límites de la ciudad para cubrir
el Cinturón Sur (MetroSur, abierto en 2003) y ya en 2007 los municipios de
Alcobendas, San Sebastián de los Reyes, Coslada y San Fernando de Henares. Hoy,
estas líneas periféricas son las menos utilizadas de la red, y
en algunos casos suponen un lastre como la concesión privada de Metro Ligero
Oeste (con una subvención de casi 10€ por viajero) o el túnel de MetroEste,
nuevamente cerrado por importantes defectos en su construcción.
Greenpeace denuncia que dichas
ampliaciones de Metro se hicieron con fines electorales durante la época de
Esperanza Aguirre (2003-2012), dando la espalda a las
necesidades de la población. “La demografía de los municipios de
la periferia no es igual que la del centro de Madrid, fruto de una Ley de
Urbanismo y Suelo que impulsó un modelo disperso donde el coche es el rey”,
explica Fernández. En paralelo, se amplió la red de autopistas [1] y se recortó
drásticamente la oferta de metro y autobús. La EDM’18 confirma el resultado de
una política de transporte que prioriza al coche, empujando a los habitantes a
usarlo cada vez más.
Greenpeace denuncia,
además, que estas políticas obsoletas se siguen hoy promoviendo desde la
administración pública. Actualmente se encuentra en licitación la ampliación de
la autopista M-607 (Tres Cantos-Colmenar) y se insiste en una variante para la
A-1. Unas autopistas que contribuirán a seguir promoviendo el coche para
acceder a la ciudad de Madrid, que no admite más tráfico en sus calles.
Frente a este modelo desfasado
de transporte, Greenpeace exige a la Comunidad de Madrid y al
Ministerio de Transportes (MITMA) un cambio en sus inversiones para invertir la
tendencia negativa del transporte público. La organización ecologista
insiste en la necesidad de habilitar carriles bus vao en todas las autopistas
de acceso, la ejecución inmediata del ‘Plan de Choque’ en Cercanías Madrid y un
billete intermodal que permita el libre transbordo a todos los usuarios.
Son medidas imprescindibles para
promover el transporte público en la periferia y reducir así el uso de
combustibles fósiles. En un reciente estudio,
Greenpeace calculó en más de 23.000 millones los
costes de la contaminación atmosférica solo en España.[2]
Notas:
[1] Principales autopistas
inauguradas durante este periodo:
2003: R-2. 2004: R-3, R-4, R-5 2006: Cuarto carril A-6
2007: M-50 (tramo
A-2<>A-3), M-407, M-503
2008: M-501 “Autovía de los
Pantanos” 2009: M-111
2011: M-609 2012: Tercer carril A-2
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