Monarch tiene el triste privilegio de haber protagonizado la mayor quiebra de una aerolínea en el Reino Unido. Más de 300.000 pasajeros fueron afectados, y el gobierno británico tuvo que poner en marcha un operativo para poder traer de vuelta a casa a 110.000 ciudadanos que habían quedado varados en diversos aeropuertos, entre ellos los de Baleares y Canarias.
La caída de Monarch es otro capítulo más de la paulatina concentración de líneas aéreas en Europa. Air Berlin y Alitalia son las otras dos aerolíneas que han caído en desgracia y sus activos ahora se reparten entre Lufthansa y Easy Jet.
Un mercado muy diversificado
El 43% del mercado europeo se concentra en cinco aerolíneas y conglomerados empresariales: Ryanair (13% de la cuota de mercado), Lufthansa Group (9%), IAG (8%), Easy Jet (8%) y Air France-KLM (5%).
Es un mercado mucho más diversificado que el norteamericano, donde las cinco principales aerolíneas representan al 69% del transporte de pasajeros: estas son Southwest Airlines (18%), American Airlines (17%), Delta Airlines (17%) United Airlines (13%) y Air Canada (4%).
Las asociaciones que plantaron cara a las low cost
Volviendo a Europa, cabe precisar que en el Top 5 se encuentran tres asociaciones que se contabilizan como una unidad, formada por aerolíneas tradicionales y de bajo coste, y que en ocasiones operan hacia destinos que se superponen entre sí. En el caso de IAG, está formada por British Airways, Iberia, Vueling y Aer Lingus. Lufthansa Group comprende a la alemana Lufthansa, Austrian Airlines, Swiss International Air Lines, Brussels Airlines y diversas low cost como Eurowings, Germanwings, Sun Express y Edelweis Air.
En cuanto a Air France-KLM, además de las aerolíneas de bandera francesa y holandesa, también incluye a Transavia y a la nueva low cost Joon.
Esta concentración ha sido el escudo de las aerolíneas tradicionales para combatir la irrupción de las aerolíneas de bajo coste. La llegada de Ryanair hace 30 años, secundada por Easy Jet una década después, ha alterado el tablero con una guerra de tarifas que ha llevado a que la aerolínea irlandesa sea líder en Europa, y que sea la compañía que transporta más pasajeros en España, Italia, Polonia, Irlanda, Bélgica y varios países de Europa central y del este. Además es la segunda en el Reino Unido, Grecia y Portugal.
Una receta que tambalea
La receta de las low cost ha sido reducir sus costes y márgenes al mínimo posible. Se ha llegado a puntos ridículos que el taxi hasta el aeropuerto era más caro que un pasaje desde Barcelona a Roma o París. En sólo seis años, del 2010 al 2016, el mercado aeronáutico ha crecido un 25%.Pero la fórmula comienza a tambalear.
Una de las claves para el éxito de las líneas de bajo coste era el precio deprimido del petróleo: hace una década el barril se cotizaba a 145,31 dólares, y el 11 de febrero de 2016 llegó a un piso de 26,21 dólares. Actualmente se encuentra en 55,43 dólares, y este repunte –además de la subida en los costes de los servicios en los aeropuertos- llevó a varias aerolíneas a ajustarse los cinturones.
En el caso de Monarch, además de los menores márgenes por la subida del petróleo, se ha sumado la devaluación de la libra por el “brexit” respecto al dólar, la moneda en curso para pagar el combustible. Si a ello se le suma la pérdida de mercados como Oriente Medio por la inestabilidad política, se entiende cómo es que el último año había aumentado un 14% los pasajeros transportados pero perdido 112 millones de euros.
Lufthansa se fortalece
Lufthansa aprovecha para pescar en el río revuelto de las aerolíneas. Tras la quiebra de Air Berlín, la segunda aerolínea alemana, se ofreció a comprar la mayor parte de los activos, un pastel del que también se llevará un trozo Easy Jet; para fastidio de IAG y Ryanair que también pretendían adquirir aeronaves o ‘slots’ (derechos de vuelo) de la germana.
Lufthansa seguirá fortaleciendo su posición si logra también alzarse con Alitalia, el clásico ejemplo de una aerolínea de bandera que no ha podido (o sabido) adaptarse ante la creciente competencia, con costes operativos muy altos, y cae como un gigante con pies de barro. Ryanair y Easy Jet también han querido aprovechar para adquirir parte o la totalidad de la italiana, pero decidieron apartarse del concurso.
La batalla del Atlántico
Con un panorama más concentrado, el nuevo frente de batalla se da en el Atlántico, con la competencia para ofrecer vuelos de bajo coste entre América y Europa. Norwegian y Level buscan la forma de ofrecer las tarifas más bajas pero el alto consumo de petróleo se convierte en una barrera difícil de franquear. Ya lo intentó el Grupo Marsans con Air Madrid en el 2003, y tres años después fue a la quiebra.
Las aerolíneas más consolidadas continuarán su expansión, y el resto tendrán que seguir adaptándose a marchas forzadas para no caer o ser absorbidas. Este año ya cerraron tres empresas, y la tendencia seguirá su marcha.
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