La recuperación económica está castigando a los jóvenes, cuya presencia en el mercado laboral lleva camino de reducirse a la mitad en la década transcurrida entre el inicio de la crisis, a finales de 2007, y el 'milagro español' de los récords simultáneos de creación de riqueza en el PIB y de generación de pobreza en las familias.
La cifra de ocupados de entre 16 y 30 años ha caído en ese periodo de 4,9 a 2,5 millones, según revela la media de trimestres de la EPA (Encuesta de Población Activa) que acaba de publicar el INE (Instituto Nacional de Estadística), que también refleja cómo en ese mismo periodo el número de parados de esas edades ha crecido un 45% , de 728.000 a 1,06 millones.
En esa década se han reducido tanto la población española que se encuentra en esas franjas de edad, que ha pasado de 7,2 a 5,7 millones, según los datos del padrón, como el volumen de activos en ellas, que cayó de 5,6 a 3,6. Eso ocurría mientras, por el contrario, la cifra de inactivos aumentaba en lugar de descender al añadir casi 170.000 a los 2,72 registrados en 2007.
"La variación de las cifras de ocupados jóvenes es terrible. Se está recuperando el trabajo, aunque con ocupaciones de baja calidad, pero con los jóvenes ni siquiera pasa eso. De hecho, la reducción del empleo en esas franjas de edad es mayor que la que se ha dado en el conjunto del mercado laboral", explica David Pac, profesor en la universidad de Zaragoza y decano del Colegio de Sociólogos y Politólogos de Aragón.
"La recuperación los está penalizando"
La EPA de promedios avala el análisis del profesor, ya que cifra la reducción global de la ocupación en España en 1,75 millones de empleos, de 20,57 en 2007 a 18,82 el año pasado, al tiempo que revela que el volumen de empleo estás aumentando en todas las franjas de edad, incluso en la de los mayores de 65 años que prolongan su actividad laboral, mientras desciende en las de 16 a 30 años y también en la de 30 a 35. “La recuperación los está penalizando”, concluye Pac.
Esa tendencia del mercado laboral, que desprecia a la generación mejor formada de su historia, está actuando como palanca de otros dos fenómenos de abandono del mercado laboral español: la emigración y el estudio.
Por una parte, España pierde más de 20.000 jóvenes al año desde 2015, más de la mitad de ellos de entre 25 y 30, después de un lustro con ese flujo por encima de los 10.000 que ya situó la cifra de emigrados, que se traduce en una fuga de talento, por encima de los 425.000 a principios de 2017.
Y, por otra, buena parte de los que se quedan optan, especialmente hasta los 24 años, por prolongar o retomar sus estudios a la espera de tiempos mejores ya que, al no renunciar a un empleo al que no pueden acceder, el coste de oportunidad de estudiar es menor: hay 320.000 inactivos más menores de 25 años que en vísperas de la crisis que siguen estudiando, aunque la población en esa franja de edad perdió más de 440.000 miembros en ese periodo.
Otros 317.000 de esa edad compaginan trabajo y estudios, algo que también hace un volumen algo menor (297.800), aunque su peso proporcional es mayor en su franja, de los que tienen entre 25 y 30.
Los estudios voltean la brecha de género entre los jóvenes
A la dificultad para acceder a un puesto de trabajo se le suman otros factores desmotivantes, como el hecho de que más de la mitad de los empleos se concentren en la hostelería (903.000) y el comercio (515.000), que casi un tercio de los contratos no sean de jornada completa (694.000) o de que más de medio millón de ellos esté subempleado, es decir, que ocupa un puesto que exige menos preparación de la que se tiene.
No obstante, la formación sigue siendo un factor clave a la hora de emplearse. “La tasa de actividad de los jóvenes es mayor cuanto mayor es su nivel de estudios”, indica Pac, que destaca cómo el nivel de empleo es mayor en el caso de los universitarios y cómo esa preparación recorta la brecha de género, que se abre en detrimento de la mujer a partir de los 30 años, coincidiendo con la maternidad y la crianza.
De hecho, la EPA indica que el volumen de ocupación es netamente mayor entre las mujeres de menos de 30 años con estudios superiores que entre los hombres de esa misma edad y formación: el mercado laboral español ocupa a 1,27 millones de veinteañeros y 1,18 de veinteañeras, casi dos tercios de los primeros (479.700) sin carrera y más de la mitad de ellas (629.800) con titulación universitaria.
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