Sin el menor escrúpulo, como corresponde a los negocios del gran capital, están aumentando escandalosamente los despidos en las grandes empresas aprovechando las contrarreformas labolares, muy especialmente la aplicada por el PP, que permiten a las patronales despedir prácticamente sin necesidad de justificar causa alguna y a bajo coste, sustituyendo así empleo con mayores salarios y derechos por otros mal pagados y precarios.
Un abaratamiento y precarización de la mano de obra que sólo se frenará cuando la movilización y organización obreras fuercen a los gobiernos y patronales de turno a derogar las sucesivas contrarreformas laborales que, desde los tiempos de la transición, han ido liquidando conquistas históricas de la clase trabajadora.
La gran empresa dispara y endurece los ERE por temor al fin de la reforma laboral
Aumentan los despidos en las plantillas de más de 250 trabajadores, mientras se reducen tanto en las pymes como en términos globales, desde que el PP perdió la mayoría absoluta
Los ERE (Expediente de Regulación de Empleo) en las grandes empresas arrecian, y se endurecen, por el temor de sus responsables y asesores a que la reforma laboral sea modificada: la cifra de despidos en empresas de más de 250 empleados superó entre enero y noviembre del tormentoso pasado año de Gobierno en funciones y ensayo de coaliciones a la cifra final de todo 2015, en el que el volumen de ceses de esas sociedades lastró, mientras las encuestas vaticinaban un cambio político que no llegó a producirse, la reducción que comenzaba a registrarse en las pymes.
“A finales de 2015 y en 2016 aumentaron los ERE en empresas de más de 250 trabajadores, y también en sectores como la banca, que hasta entonces apenas había utilizado esa figura y optaba por fórmulas como las bajas incentivadas”, señala Rita Moreno, de la Secretaría de Acción Sindical de CCOO.
Y la tendencia vuelve a despuntar en las últimas semanas, cuando el debate parlamentario constata de nuevo que solo el PP respalda la reforma laboral del PP: Deoleo plantea despedir a entre 45 y 90 de sus 335 empleados, C&A se propone cerrar 23 tiendas y echar a 300 trabajadores y la constructora OHL estudia rescindir hasta 200 contratos.
Y la tendencia vuelve a despuntar en las últimas semanas, cuando el debate parlamentario constata de nuevo que solo el PP respalda la reforma laboral del PP: Deoleo plantea despedir a entre 45 y 90 de sus 335 empleados, C&A se propone cerrar 23 tiendas y echar a 300 trabajadores y la constructora OHL estudia rescindir hasta 200 contratos.
“Tienen potencial económico y adelantaron las decisiones”
El peso de la gran empresa –más de 250 trabajadores- entre las que impulsan ERE se ha duplicado, de manera progresiva y con creces, desde la entrada en vigor de la reforma laboral. Las 491 de más de un cuarto de millar de empleados que en 2012 presentaron expedientes supusieron el 1,7% del total mientras las 139 del año pasado representaban un 3,7%, casi el doble del 2% de 2014.
La tendencia es más acusada en aquellas cuya plantilla supera los 500 empleados: el peso del 2,25% que registraron en 2016 -83 sociedades- prácticamente duplica el 1,14% de 2014 y el 1,4% de 2015. De hecho, la tendencia descendente de los últimos cuatro años se quebró el pasado al repuntar –de 80 a 83- pese a que, en el conjunto del tejido empresarial, el número de empresas que impulsaron ERE se redujo un 35,4%.
“Se trata de empresas que disponen de potencial económico para acometer las regulaciones y que adelantaron sus decisiones por temor a que un cambio político modificara la reforma laboral y las reglas del juego”, señala la sindicalista, que mantiene la tesis contraria a la que hace unos meses defendía el presidente de CEOE, Joan Rosell
Menos acuerdos y más despidos en general
En cualquier caso, y pese a la tendencia general a la baja de los ERE y de los afetados por ellos, más de 22.000 despidos, 7.500 reducciones de jornada y 44.000 suspensiones de contratos en casi 5.000 expedientes entre enero y noviembre de 2016, después de que otros 5.675 procedimientos afectaran a 100.022 trabajadores el año anterior, ponen en tela de juicio, o al menos matizan, el discurso oficial de la recuperación económica y la creación de empleo que mantiene el Gobierno en el quinto año de vigencia de una reforma laboral que ha arrollado a más de un millón de trabajadores.
En los dos últimos años hubo otros cambios significativos entre los que destaca el aumento de los desacuerdos. En 2015, los ERE no pactados entre empresa y trabajadores bajaron un 46% -de 892 a 568-, aunque su peso sobre el total de procedimientos aumentó al elevarse al 7,7%, en una tendencia que se mantuvo el año pasado -7,4%- y que suponía casi un punto de avance sobre los dos ejercicios anteriores -6,6% en 2014 y 6,3% en 2013-.
También se intensificó la dureza de las medidas laborales: la tasa de despidos se disparó el año pasado al 29,9% -22-240 ceses de 74.283 afectados-, cinco puntos y medio por encima del año anterior -24,4%, 24.572 de 100.522-, siete y medio más que en 2014 -22,4%- y más del doble que en 2013 -14,4%-. De hecho, a falta de que el Ministerio de Empleo haga públicos los datos de diciembre, el volumen de despidos vía ERE del año pasado llevaba camino de superar el del anterior cuando la cifra de expedientes ha caído casi un 27% y la global de afectados por estos, un 6%.
Llama la atención cómo la gran empresa, pese a cubrir una cuota de empleo mucho menor, se quedó el año pasado cerca de generar la mitad de los despidos del país vía ERE. Concretamente, sumó de enero a noviembre 10.830 ceses de un total de 22.240 que representan un 48,6% y que superan el acumulado de 10.689 en todo 2015. Hace dos y tres años esa tasa se mantenía en el entorno del 40% y en 2012, el ejercicio de mayor dureza de los ERE con 82.876 ceses, se quedó en el 31,%.
Un reguero de dos años
El año 2015 incluyó algunos de los principales ERE de los últimos años, entre ellos los de Indra con 1.750 despidos; CatalunyaCaixa que alcanzó a 1.557; Vodafone que redujo el volumen de afectados de 1.297 a 1.059 tras una conflictiva negociación en la que su plantilla se movilizó, o Repsol en el que, por el contrario, la cifra final creció de 600 a 871 aunque primando las salidas voluntarias.
También fue el año en el que el Supremo avaló las 1.427 bajas incentivadas de Iberia para los dos años siguientes, nada más acabar otro de 3.114. En el sector público, Renfe y Adif añadían 1.100 ceses a una lista en la que, finalmente, no entrarían los 300 de Tragsa.
El periodo entre las convocatorias electorales de diciembre de 2015 y junio de 2016, en el que las encuestas apuntaban hasta mediada la campaña la posibilidad de que una coalición PSOE-UP desalojara al PP de La Moncloa, supuso otro reguero de despidos: 250 en la empresa navarra TRW medio millar en Orange y Jazztel un tercio de la plantilla de Altadis con prejubilaciones y recolocaciones y recortes de empleo en sectores como la construcción -317 en Sacyr y 610 en FCC la automoción -540 en Delphi o la banca -1.090 en Liberbank
Empresas populares
Ese rosario de ceses afectó a empresas populares de menor tamaño como la cadena de tiendas de electrodomésticos Miró que ejecutó 119 despidos; la de cosmética Bodybell que suprimió 315 empleos y cerró 32 tiendas; Bimbo que clausuró con 34 bajas su planta de Palma, o Mondelez Internacional fabricante de caramelos como Halls y chucherías como Dulciora, que acumula 600 ceses en cinco años.
La tendencia se mantuvo desde el 26-J hasta final de año, periodo en el que destacan ERE como los de la empresa de energía e infraestructuras Isolux -435- y el Banco Popular 2.592-, y en el que se conocieron planes como los del BBVA que prepara 2.000 despidos; Segur Ibérica que baraja ejecutar 4.000, y Abengoa que cerró con 72 bajas y 220 suspensiones un anuncio inicial de 500
En realidad, la cifra de afectados por los expedientes en este grupo es mayor al haber ejecutado otras 194 bajas en enero en dos filiales y sumar otras 72 este mes de febrero.
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