25 jun 2015

Portugal privatiza la aerolínea de bandera TAP por apenas 10 millones de euros

Son muchos los portugueses que critican duramente la venta de la transportadora aérea nacional TAP. No solo por el precio ridículo de la operación, que en el mejor de los casos no reportará al Estado más de 140 millones de euros (de momento, solo diez están garatizados), sino también porque el gobierno de centro derecha descartó negociar con la Unión Europea la posibilidad de una nueva inyección de capital público y tomó la decisión sin hablar con la oposición. De hecho, el primer Ministro Passos Coelho tenía prisas en cerrar la operación, por la proximidad de las elecciones que podrían ser favorables al Partido Socialista (PS), hostil a la privatización total de la aerolínea.
Lo cierto es que TAP tiene ahora ofi­cial­mente un nuevo dueño: un con­sorcio luso bra­si­leño, Gateway, que pa­gará al Estado por­tu­gués solo 10 mi­llones de euros por 61% del ca­pital de la ae­ro­lí­nea. Sin em­bargo, para cuando Gateway se haga con el resto del ca­pi­tal, el precio de la ope­ra­ción podrá as­cender a un total de 140 mi­llo­nes. Gateway pa­gará 50 mi­llones en el caso de que el re­sul­tado ope­ra­tivo de TAP al­cance este año los 250 mi­llones de eu­ros, y otros 90 mi­llones cuando el con­sorcio entre en Bolsa, en un plazo má­ximo de 4 años. Pero lo más im­por­tante para la des­ca­pi­ta­li­zada TAP, es que re­ci­birá una in­yec­ción de 354 mi­llo­nes.
TAPAunque el mayor ac­cio­nista de Gateway, con una par­ti­ci­pa­ción del 51% sea el grupo por­tu­gués Barraqueiro, cuya prin­cipal ac­ti­vidad es el tras­porte de pa­sa­jeros y de mer­can­cías por ca­rre­tera en Portugal, Angola, Brasil y España, quien to­mará las riendas de TAP será el em­pre­sario nor­te­ame­ri­cano David Neeleman, que fundó va­rias com­pañía aé­reas en Estados Unidos y li­dera ahora la bra­si­leña Azul, una com­pañía “low cost” que ocupa la ter­cera po­si­ción en Brasil.
Con una flota de 169 aviones y más de 10.000 em­plea­dos, Azul cubre 103 des­tinos en Brasil y EEUU fun­da­men­tal­mente, rea­liza 864 vuelos dia­rios y tras­portó el ul­timo año 21millones de pa­sa­je­ros.
De he­cho, ante la sos­pecha de que el con­trol ope­ra­cional de TAP que­dará al final en las manos ex­tra-­co­mu­ni­ta­rias del mormón David Neeleman, que tiene na­cio­na­lidad es­ta­dou­ni­dense, nadie des­carta la po­si­bi­lidad de que Bruselas de­cida vetar la ope­ra­ción. Según di­versas fuen­tes, eso es lo que re­cla­mará el em­pre­sario po­laco German Efromovich, cuyas ofertas por TAP han sido desechadas por el go­bierno de Passos Coelho: la pri­mera en di­ciembre de 2014, cuando tenía ya ad­ju­di­cada la ae­ro­línea por­tu­guesa pero no pudo pre­sentar al final las “garantías fi­nan­cie­ras” exi­gi­das; y la se­gunda ahora, porque su oferta fue am­plia­mente su­pe­rada por la de Gateway.
Inyección de ca­pi­tal
Además de la in­yec­ción de ca­pital pre­vista de 354 mi­llones (si fuera ne­ce­sario po­dría al­canzar los 488 mi­llo­nes, frente al mí­nimo de 300 mi­llones exi­gido en la subasta y que ofrecía German Efromovich), Gateway asumió otros com­pro­misos que tienen una gran im­por­tancia es­tra­té­gica para TAP y para el país ve­cino: la trans­por­ta­dora por­tu­guesa re­ci­birá 53 nuevos avio­nes, y los diez pró­ximos años, por lo me­nos, tendrá ga­ran­ti­zadas sus ac­tuales “licencias de ex­plo­ta­ción”, las “rutas clave” y las “prestaciones de ser­vicio pú­bli­co”. Y lo que es más im­por­tante, Gateway ga­ran­tiza por 30 años la ac­ti­vidad del ”hub” de Lisboa, como prin­cipal puerta de en­trada en Europa para los pa­sa­jeros bra­si­leños, y que tendrá mayor peso en los vuelos a Estados Unidos.
Según di­versas fuentes lu­sas, fueron los com­pro­misos re­la­cio­nados con el “hub” de Lisboa (y tam­bién el hecho que los nuevos pro­pie­ta­rios no ten­drán las manos li­bres para ges­tionar una em­presa des­ca­pi­ta­li­zada, con pro­blemas de ren­ta­bi­li­dad, una plan­tilla so­bre­di­men­sio­nada y mu­chos con­flictos so­cia­les…) los que lle­varon a Air Europa a re­nun­ciar a la pri­va­ti­za­ción de TAP.
Durante los años ochenta y no­venta, lo mismo le ocu­rrió a Iberia (y des­pués a la ma­triz IAG), porque los go­biernos por­tu­gueses de turno hi­cieron todo lo po­sible para tor­pe­dear cual­quier in­tento es­pañol de apro­xi­ma­ción a TAP, ya que las si­ner­gias li­qui­da­rían a la larga el “hub” de Lisboa a favor de Madrid/Barajas.
En todo caso, la pri­va­ti­za­ción de TAP aún no está ce­rrada y podrá traer malas sor­presas para Gateway, ya no solo en re­la­ción con la ne­ce­saria “luz verde” de la UE y de las au­to­ri­dades de la com­pe­tencia (incluyendo las bra­si­leñas), sino tam­bién por mo­tivos po­lí­ti­cos.
Prueba de ello es la reac­ción del Partido Socialista (PS), que es hostil a una “privatización to­tal” de la ae­ro­línea de ban­dera na­cio­nal: ante la ma­ni­fiesta im­po­pu­la­ridad de la ope­ra­ción, y te­niendo los son­deos de opi­nión muy a su fa­vor, los di­ri­gentes so­cia­listas ad­vierten que si vuelven al poder tras las pró­ximas le­gis­la­tivas pre­vistas para antes de fin de año, lo pri­mero que harán será es­tu­diar otras po­si­bi­li­dades de ca­pi­ta­li­za­ción de TAP y anular even­tual­mente la venta a Gateway.
Obstáculos fi­nan­cie­ros
Una venta que queda tam­bién en manos de va­rias en­ti­dades fi­nan­cie­ras, como Deutsch Bank, BCP, CGD y Bañil, que con­cen­tran una deuda de TAP por casi 650 mi­llones de eu­ros, de los cuales 516 mi­llones tienen plazos de amor­ti­za­ción de menos de un año. Según los ex­per­tos, en el caso de que fa­llara la re­ne­go­cia­ción pre­vista, los bancos acree­dores po­drían in­vocar el cambio de ac­cio­nista de TAP para exigir la amor­ti­za­ción in­me­diata de la deuda, con que la re­ca­pi­ta­li­za­ción de la ae­ro­línea que­daría gra­ve­mente hi­po­te­cada. En todo caso, Gateway no fija plazos para la res­truc­tu­ra­ción de la deuda, al con­trario de la pro­puesta rival de German Effromovich, que ponía como con­di­ción una re­ne­go­cia­ción con un plazo medio de amor­ti­za­ción de 7 años.
Lo cierto es que TAP no será una pe­rita dulce para el nuevo pro­pie­ta­rio, que además de los com­pro­misos fi­nan­cieros asu­midos y las ga­ran­tías re­la­cio­nadas con el fu­turo del “hub” de Lisboa y otras ope­ra­ciones es­tra­té­gicas y de ser­vicio pú­blico, se hará con una com­pañía cuya deuda as­ciende a 1.062 mi­llones de eu­ros, tiene 512 mi­llones de ca­pi­tales pro­pios ne­ga­tivos y lleva años acu­mu­lando pér­didas atri­buidas prin­ci­pal­mente a la ac­ti­vidad de ma­nu­ten­ción en Brasil.
TAP sufre además una pér­dida de ima­gen, tras va­rios in­ci­dentes téc­nicos en los aviones y los re­trasos sis­te­má­ticos de los vue­los, y cuya res­pon­sa­bi­lidad es atri­buida ge­ne­ral­mente a una plan­tilla con­flic­tiva (buena prueba de ello son las su­ce­sivas huelgas de los pi­lo­tos), aunque su “estabilidad” fue tam­bién ga­ran­ti­zada por David Neeleman y el socio luso Barraqueiro.
 https://www.capitalmadrid.com/2015/6/13/38480/portugal-privatiza-la-aerolinea-de-bandera-tap-por-apenas-10-millones-de-euros.html

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