Luis Miñano, ex-propietario de Inaer, actual propietario de Habock y de la Escuela de Pilotos European Flyers, estaría tras el proyecto Madrid-Sur, que se ha anunciado se levantaría en el actual aeródromo de Casarrubios en la provincia de Toledo, como accionista del mismo. Los medios ante el deslumbrante flash del anuncio de esta semana apenas han reparado en las empresas que se “esconden” detrás del proyecto de Air City Madrid Sur. Pero entre los otros inversores, además de Miñano, también salta la sorpresa de que la empresa que preside y creara en 2017 (hace poco) el ex-ministro de Aznar, Josep Piqué, Pasiphae Aviation,S.L. también anda rondando esta iniciativa.
Es decir tenemos al propietario de la antigua INAER (un operador de helicópteros del que en AD hemos escrito largo y tendido, fundamentalmente hablando de la siniestralidad inasumible-Helicsa, Helisureste, etc…- durante años), que tras ser relevado por la británica Babocck, monta el actual operador Habock para competir con Babcock, la heredera de INAER, y la Escuela European Flyers, y un ex-ministro de Exteriores, Josep Piqué.
Claro que puede resultar chocante el que un ex-ministro presida una empresa, que tras inaugurar el Gobierno de Aznar la ampliación de Barajas allá por 2006, casualmente aterrice en un nuevo proyecto ante la evidente limitación de crecimiento de Madrid-Barajas (uno de los argumentos de Air City Madrid para promover esta infraestructura, como es, esa limitación de un aeropuerto inaugurado hace poco más de una década), y con un déficit para el contribuyente del nivel de Barajas (su costo estimado es de unos 6.000 millones cuadruplicando el coste inicial), resulta muy indicativo de la nefasta gestión en la planificación de estas infraestructuras desde aquella época, que finalmente condujeron a la quiebra de AENA, y su posterior privatización del 49% de toda la red aeroportuaria del país, un auténtico expolio para el contribuyente.
Concluyendo, tenemos tras este proyecto a un empresario del sector cuyo operador en palabras del sindicato SLTA que realizó un estudio 2001-2010, tenía la tasa de siniestralidad más alta de Europa en el sector de los TTAA, y un ex-ministro de un Gobierno que finalmente llevó a la quiebra al Ente Público Aena, además de tomar la decisión de una ampliación de Barajas que estaba limitada en su crecimiento desde el día de su inauguración. Está también judicializado la cuestión del denominado “Cártel del Fuego”, una de cuyas empresas que figuran en la Instrucción del mismo es precisamente INAER.
Finalmente se reconoce con este nuevo proyecto la limitación existente de Madrid-Barajas, es decir la nefasta gestión y decisión política, de realizar una costosísima y ruinosa ampliación, cuando poco más de 10 años después se demuestra ineficiente para los próximos diez años. Vayan sacando Vds. sus propias conclusiones…
TRES EMPRESAS SOSTIENEN EL PROYECTO
La ampliación del aeródromo de Casarrubios del Monte para convertirlo en el segundo aeropuerto comercial de Madrid es un proyecto de Air City Madrid Sur, cuyo consejero delegado es Javier Ruedas. Detrás de esta empresa, hay otras tres vinculadas al sector aéreo.
European Flyers. Un grupo dedicado a la formación de pilotos de líneas aéreas, de helicópteros y drones. Con más de 30 años de funcionamiento, tiene bases en el aeródromo de Cuatro Vientos y en el de Mutxamiel (Alicante), que es de su propiedad. Preside Luís Miñano
Gamt Consultoría y Desarrollo. Una consultora especializada en la gestión aeroportuaria, dirige el proyecto de ampliación del aeródromo de Casarrubios y lo gestiona.
Pasiphae. Consultora internacional experta en la gestión, promoción y captación de inversiones para el desarrollo de aeropuertos, principalmente pequeños y medianos, así como el diseño de sistemas de gestión de las instalaciones. Fue fundada en 2017 por Josep Piqué, que fue ministro de Exteriores y de Industria del Gobierno de José María Aznar y expresidente de Vueling, además de consejero de EADS, principal accionista de Airbus.
Luis Miñano |
Varios empresarios agrupados en la compañía Air City Madrid Sur ultiman un proyecto para desarrollar un segundo gran aeropuerto comercial en Madrid. La instalación será una ampliación del aeródromo de Casarrubios del Monte (Toledo), a unos 30 kilómetros al suroeste de la capital y estaría orientado a aerolíneas low cost. Los impulsores se encuentran en una fase avanzada de la tramitación administrativa en Madrid y Castilla-La Mancha —estaría a caballo entre ambas— para una infraestructura que, tras una inversión inicial de 148 millones de euros, echaría a andar en 2023 y que prevé en 10 años operar 55.000 vuelos anuales con siete millones de pasajeros.
Que Madrid cuente con un segundo aeropuerto no es un proyecto nuevo. Los Gobiernos de Esperanza Aguirre e Ignacio González ya proyectaron uno en El Álamo, a apenas dos kilómetros del de Casarrubios, que habría obligado al cierre de este último. Pero el proyecto, en la órbita del fracasado Eurovegas, decayó junto a los casinos. Así, el aeródromo de Casarrubios, abierto en 1992, siguió funcionando y actualmente están instaladas allí 50 empresas con 300 empleados y más de 300 aeronaves realizan allí unos 70.000 despegues y aterrizajes anuales. Son vuelos de formación, recreativos, fotográficos…
Josep Piqué |
“El proyecto nace sobre una realidad”, resume Javier Ruedas, consejero delegado de Air City Madrid Sur, es decir, “sobre un aeródromo que ya existe y ya tiene un espacio aéreo concesionado”, que habría que ampliar. De hecho, asegura, “ya teníamos un plan director para la ampliación en 2009, que se paralizó con el proyecto de El Álamo”.
Esta vez, afirma Ruedas, es diferente. El proyecto está en un estadio de tramitación avanzada en Madrid y Castilla-La Mancha. Fuentes de la Comunidad de Madrid confirman que se ha verificado que los promotores cuentan con la capacidad económica y técnica para acometer el proyecto, que necesitará, no obstante, superar un estudio ambiental. Según los promotores la perspectiva de obtener las respectivas autorizaciones es favorable. En paralelo, se está tramitando en el Ministerio de Fomento un estudio de compatibilidad aérea, un análisis de la afección del aeródromo sobre otros. De nuevo, optimismo: “Es el único emplazamiento disponible en la Comunidad de Madrid”, explica Ruedas, por su distancia con Barajas.
Inversión en fases
Para hacer realidad su proyecto, que se ubicaría al norte del actual aeródromo, con un 70% de la superficie en Madrid (Navalcarnero y El Álamo) y un 30% en Toledo (Casarrubios), los promotores contemplan una inversión inicial de 148 millones de euros, para la que aseguran contar con fondos propios y otras vías de financiación. Es lo que costaría, dicen, adquirir los terrenos colindantes al aeródromo actual, sobre los cuales poseen ya acuerdos preliminares; construir una nueva pista de 3,2 kilómetros, ampliar la existente, levantar una torre de control, una terminal de 15.000 metros cuadrados, hangares, instalaciones de mantenimiento y dos accesos desde la A-5 y la R-5. “El Estado no pone un euro”, aseguran, recordando que la instalación ya tiene permiso de espacio aéreo.
Según las previsiones del equipo impulsor, las obras comenzarían en 2020 y el primer año de actividad, 2023, cerraría con 300.000 pasajeros de aviación comercial. En 10 años, se habrán multiplicado por más de 20, hasta 6,8 millones, con más de 50.000 operaciones al año, a lo que se sumarían la actividad ejecutiva (jets privados), la de carga y la general (vuelos de formación o recreativos).
Mientras, en sucesivas fases, se irían añadiendo nuevos espacios y servicios: industrias o instalaciones logísticas, que acudirían atraídas por la infraestructura, hoteles, oficinas, servicios de mantenimiento, escuelas de formación (prevén hasta 10.000 metros de aulas y centros de simulación)… “Ni un metro del terreno se usará para especular o para otro uso que no sea relacionado con el aeropuerto”, asegura Ruedas. En total, el complejo atraería, según los promotores, alrededor de 1.800 millones de euros en 25 años. Calculan que solo el aeropuerto generaría 5.600 empleos directos y 13.300 indirectos en 2033, además de otros 32.000 del complejo industrial a su término.
Complementario a Barajas
Además, la fe de los impulsores del proyecto se sustenta en otros datos. Según la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA, en sus siglas en inglés), el número de pasajeros aéreos se va a duplicar de aquí a 2036, un dato que hace suyo el último plan estratégico de Aena, presentado este mes. Ruedas afirma que Barajas, que cerrará este año con más de 54 millones de pasajeros, está “próximo a su límite”, establecido en 70 millones, según el plan director. Aena prevé ampliar esa capacidad a 80 millones en 2026.
Subrayan además que Madrid es la única gran capital europea que no cuenta con un segundo aeropuerto en un radio de menos de 120 kilómetros —el sistema de Barcelona-El Prat cuenta con Girona—. En caso de problemas de espacio aéreo en Madrid, los aviones han de ser desviados a Zaragoza o Valencia. “Es evidente que Madrid necesita un segundo aeropuerto que no esté a 200 kilómetros”, afirma Ruedas.
Sostiene, además, que Casarrubios no será un freno para Barajas, sino que será complementario. “Barajas es un hub, para vuelos de largo alcance y conexiones transoceánicas, con altos costes operativos y poca flexibilidad, que es lo que demandan las compañías low cost”, afirma. Casarrubios, por tanto, sería una alternativa para estas firmas y para la aviación ejecutiva. “Liberaría a Barajas de vuelos que no le interesan y dejaría sitio para otros que pueden resultar más rentables”, afirma Ruedas, convencido de que, como ha sucedido en otras ciudades europeas, un segundo aeropuerto no restará negocio al primero, sino que el tráfico crecerá para ambos.
Puede ver imágenes del aeródromo de Casarrubios del Monte en este reportaje emitido en 2013 en CMM Castilla-La Mancha Media.
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