Un estudio compara varias generaciones de trabajadores nacidos entre 1958 y 1978. Las mujeres nacidas este último año pasaron la mitad de sus treinta años en inseguridad laboral
Terminar los estudios, en cualquiera de sus niveles, y unirse a la vida laboral. La transición escuela-trabajo es un de los pasos más comunes una vez se alcanza la edad adulta. Para las mujeres, el propio acceso a un empelo supone afrontar una serie de desigualdades generalizadas: techos de cristal, salarios bajos, precariedad… E incluso expectativas más bajas sobre el tiempo que se permanecerá en el mercado laboral. Según datos publicados recientemente por Eurostat, las mujeres en España tienen de media una vida laboral 4,4 años menor que la de los hombres.
Según los datos del portal estadístico, esta brecha en el mercado de trabajo es más baja en España que en el conjunto de la UE, donde casi alcanza los 5 años de diferencia. De hecho, a nivel comunitario solo existen dos países en los que las mujeres tienen expectativas de trabajar más tiempo a lo largo de su vida que los hombres: Letonia y Lituania. Por el lado contrario, la brecha de género más amplia en estos términos se da en Malta, con casi 12 años de diferencia.
Si bien la desigualdad en la vida laboral de hombres y mujeres sigue siendo considerable, los datos de Eurostat recogen una reducción continuada de esta brecha durante los diez últimos años tanto en España como en el conjunto de la Unión Europea, aunque con tendencias diferentes.
En nuestro país la brecha se ha conseguido disminuir a la mitad gracias a la expansión de la vida laboral de las mujeres, que ha pasado de 29 años en 2007 a 32,8 en 2017, y por la reducción del tiempo que los hombres pasan en el mercado laboral, que ha decrecido casi un año en el mismo periodo. En el conjunto de la Unión Europea, tanto hombres como mujeres han aumentado sus años de actividad en el mercado de trabajo, aunque ellas lo han hecho de forma algo más rápida, lo que ha reducido la brecha de los 6,3 años que había hace una década a los 5 años actuales.
La duración de la vida laboral, que Eurostat publica bajo la formula de un indicador, estima el tiempo que una persona de 15 años puede pasar activa en el mercado de trabajo a lo largo de su vida. Esto significa que, aunque haya periodos en los que una persona no esté trabajando, sí que se encuentra en búsqueda de empleo y por lo tanto dentro de la fuerza laboral.
Incluyendo a hombres y mujeres, la vida laboral media de la Unión Europea se situó en 2017 en los 35,9 años, casi dos más que hace una década. En España, por su parte, ascendió a los 35,1 años, con un crecimiento algo menor respeto de los datos de hace una década, cuando se situaba en los 33,7 años de media.
De forma desagregada, los países comunitarios donde más años se pasa en el mercado de trabajo son Suecia (41,7), Holanda (40,1) y Dinamarca (39,6). En los que menos, Bélgica (32,9), Grecia (32,7) e Italia (31,6). Estos dos últimos, además, están también a la cola de igualdad entre hombres y mujeres en estos términos.
Estos datos del portal estadístico europeo sobre la esperanza de vida laboral refuerzan y confirman la tremenda desigualdad de género que sigue existiendo en ámbitos como la crianza de los hijos o en trabajos informales relacionados con la dependencia y los cuidados, los cuales son asumidos en una proporción mucho más alta por las mujeres y les obliga en muchas ocasiones a abandonar el mercado laboral. A ello habría que unir unas tasas de paro que también son más altas para ellas o unos niveles de precariedad –trabajos parciales y temporales– que también sufren más las mujeres.
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