Las compañías evalúan los riesgos como la meteorología o los retrasos técnicos para calcular el número de pasajeros que podrían perder el avión
Este vídeo de Ted-Ed [subtítulos en inglés] ayuda a entender cómo y por qué las aerolíneas venden plazas por encima de sus posibilidades, en lo que se conoce técnicamente como overbooking. Es algo que hacen también en cierta medida otros servicios como hoteles, coches de alquiler o tiendas y que –quien más, quien menos– alguna vez habrá sufrido con gran enojo y frustración.
Parece obvio que tras vender cientos de plazas para un vuelo concreto no todo el mundo va a aparecer para embarcar. De modo que si se venden algunas plazas extra los que no aparecen por cualquier razón pierden su dinero (o han de pagar por un cambio de vuelo) y se pueden vender nuevas plazas obteniendo un beneficio. Es esa maximización del beneficio la que guía a la aerolínea.
Para evitar que esto se convierta en un abuso y se deje a mucha gente en tierra que ha comprado su billete y aparece a la hora de embarque, la penalización que han de pagar suele ser mayor que el coste de los billetes – aunque todo esto es muy relativo según los distintos tipos de tarifas, condiciones, etcétera.
La matemática de esa maximización está en el cálculo de probabilidades: la distribución binomial que básicamente marca la probabilidad de que se quede libre cierto número de plazas. La clave es la probabilidad de que suceda cada escenario multiplicada por su beneficio. Así que basta calcular esa probabilidad en todos los escenarios posibles para obtener el «número mágico».
El caso es que luego la realidad será siempre un poco distinta de la teoría, y se podrá ganar más o menos dinero unas veces y otras. Pero en general se habrá aumentado el beneficio promedio – lo cual multiplicado por millones de plazas vendidas anualmente supone sin duda un dineral.
La fórmula exacta para hacer estos cálculos es bastante más compleja que en los ejemplos del vídeo y tiene en cuenta los pasajeros que viajan juntos o separados, los vuelos de conexión e incluso información en tiempo real sobre la meteorología, los retrasos técnicos y otras circunstancias más peregrinas como el tráfico para llegar al aeropuerto.
Visto lo visto, ¿es ético el overbooking? Esta es la pregunta final del vídeo –que suelen hacerse los pasajeros que se quedan tirados– dado que la empresa está vendiendo a sabiendas dos recursos (asientos en el mismo vuelo) a las mismas personas. Hay quien opina que sí y quien opina que no. En cierto modo se inventó para maximizar el beneficio, pero también se puede aducir que permite «llevar al mayor número posible de gente a su destino» lo cual forma parte del negocio. La próxima vez que te ocurra, haz cálculos.
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