La figura del ejecutivo encargado de poner en práctica despidos colectivos, a veces un directivo con ideas propias que ha hecho carrera en la misma empresa, a veces un recadero contratado ex profeso para hacer el trabajo sucio, es frecuente en la cultura corporativa actual.
Los primeros empleados de la planta de ZF TRW del polígono Landaben (Iruña, Navarra) en saber que a ellos les había tocado la lotería del despido se enteraron después de consultar su cuenta bancaria. De repente, un día de marzo, entre los recibos de facturas y los distintos cobros, aparecía un ingreso desconocido: el correspondiente a su indemnización por despido. Y con él, la prueba de que la amenaza inconcreta del paro les había tocado a ellos.
Desde enero ya sabían que en la fábrica habría recortes de personal; el nuevo gerente de esta planta de componentes de automoción, un ingeniero inglés llamado Paul Parnham, se lo había comunicado a representantes de la plantilla al final de una reunión sobre la renovación del convenio. Hasta entonces, la conversación no auguraba nada bueno pero no incluía despidos: más jornada, congelación salarial, flexibilidad horaria, menos beneficios por antigüedad, fin del servicio de autobús hasta el polígono.
“Al final, de repente, soltó que estaba preparando los trámites para un expediente de regulación de empleo (ERE). Un poco macabro”, cuenta Pedro Mari Larrea, del sindicato LAB. Los primeros 77, los que descubrieron que ese ingreso inesperado no era un recibo devuelto, sino la liquidación de su contrato, han dejado ya su puesto de trabajo en abril. De los restantes 46 ni siquiera se sabe todavía su identidad; los menos afortunados no lo sabrán de hecho hasta diciembre.
La anécdota es, en realidad, una más de las prácticas con las que este directivo llegado a Pamplona a finales de 2014 se ha ganado el apelativo de “liquidador” entre todos los trabajadores del grupo TRW, y también entre la prensa local. Pero la figura del ejecutivo encargado de poner en práctica las medidas dolorosas, a veces un directivo con ideas propias...
Ideas frescas. BBVA no se ha sumado todavía a la sangría de ERE de la banca. Pero un nuevo directivo apunta alto: Carlos Torres está al frente desde 2014 de una nueva área de negocio, la de banca digital. En una entrevista en Bloomberg, Torres ha asegurado este mes que al banco le sobran el 74% de sus oficinas (2.800 de un total de 3.800). Santander ya ha anunciado el despido de unas 1.500 personas y el cierre de hasta 450 sucursales. NovoBanco, Caja Duero y Kutxabank completan la lista de despidos.
... que ha hecho carrera en la misma empresa, a veces un recadero contratado ex profeso para hacer el trabajo sucio, es frecuente en la cultura corporativa actual. No sorprende que algunos de los ERE más conocidos de los últimos años (Iberia, Indra, Coca-Cola)...
Ponga un abogado. Sagardoy, el despacho que diseñó la reforma laboral de 2012, lleva actualmente media docena de ERE que afectan a 4.000 empleados, según declaró a El País su consejero delegado, Martín Godino. Entre ellos, el de Sacyr (420 empleados) y el de Indra, al que aún faltan por sumarse 700 empleados. La anulación del ERE de Coca Cola por parte del Supremo le supuso a este despacho perder el contrato de asesoramiento general a esta compañía, aunque aún mantiene la carpeta del ERE.
... lleguen después de reestructuraciones empresariales y cambios en las directivas.
El estudio de sus ejecutores revela una metodología común y auténticos linajes de liquidadores: Fernando Abril Martorell (14.000 despidos en su currículum en tres empresas distintas: Telefónica, Prisa e Indra), el tándem Antonio Vázquez (que ya actuó en Tabacalera) y Rafael Sánchez-Lozano (Caja Madrid) en la fusión de Iberia con British Airways; la famosa intervención del despacho fundado por Cristóbal Montoro...
Montoro. La memoria justificativa de los despidos en las embotelladoras de Coca-Cola llevaba la firma de Francisco Piedras Camacho, de la consultora Equipo Económico. Esta empresa fue fundada por el hoy ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.
... en los despidos colectivos de Coca Cola; la dinámica propia de un sector bancario que despedirá a 15.000 empleados en los próximos tres años según la Fundación de Cajas de Ahorros, o los ejecutivos transnacionales que supervisan a control remoto el desarme inexorable del tejido industrial en territorio español (como en ZF TRW o en Tabacalera/Altadis). Los hombres del maletín llegan allí donde se les necesita y se traen a su equipo de confianza.
Hay que venir al sur
La planta de ZF TRW en Landaben tiene una hermana gemela low cost en Polonia. Se trata de una práctica organizativa habitual en las cadenas industriales globales. Lo usual era que las empresas concentraran los procesos productivos con más inversión en tecnología –y en el personal capacitado para manejarla– allí donde cuentan con mercados más potentes, también cerca de sus sedes centrales. Pero desde hace tiempo se guardan un as en la manga.
“En Landaben éramos la fábrica puntera en cuanto a nuevas tecnologías. Todo nudo tecnológicamente avanzado lo lanzabámos nosotros”, cuenta Larrea. “Ahora la multinacional está doblando producciones. Landaben está con una de Polonia y la planta de Alemania con una de Chequia. Una de alto coste y otra de bajo coste. Con esto consiguen una pendiente de descenso continuo” en cuanto a condiciones laborales, explica el sindicalista. “Eso nos está matando poco a poco”, añade.
De hecho, el liquidador Parnham llegó anunciando que Landaben iba “a subir de nivel”. Parnham se plantaba en Pamplona con un maletín cargado de sueños y un currículum espeluznante: había cerrado las plantas de Livorno (Italia) y Dijon (Francia); la reestructuración de la planta alemana de Salke también llevaba su firma. El gerente, de hecho, “llegó por la puerta de atrás en diciembre de 2014”, cuenta Larrea, en teoría para encargarse de un área concreta de la fábrica que asumió la fabricación de las direcciones del Fiat Ducato, que habían dejado de hacerse por la huelga de la plantilla de Livorno. Al poco de llegar asumía la gestión completa de la planta. “Venía a despedir, eso lo tenía claro desde el principio”, concluye el sindicalista.
De baja y a la calle. El ERE de ZF TRW (123 empleados) incluye como criterio de selección a quien haya estado un 10% de su tiempo de trabajo de baja. “Cualquiera que haya pasado por una operación o un cáncer”, dicen desde LAB.
En la actual Altadis, ayer Tabacalera, las decisiones industriales también vienen desde otro lugar; primero, con la privatización de 1999, después, con la venta de la empresa a la británica Imperial Tobacco en 2008. Con el cierre ya seguro de la fábrica de Logroño anunciado en enero (471 personas empleadas), la antigua empresa pública se queda sin el único centro de fabricación que le quedaba en la Península. El impulsor de la venta en 2008 fue el entonces presidente de Altadis, Antonio Vázquez, que poco después promovería la fusión con British Airways en Iberia y hoy se sienta como vicepresidente en el consejo del consorcio resultante, IAG.
Luis Enrique Medina, delegado de CC OO en la próximamente extinta fábrica de Logroño, describe a Ian King, el responsable de fábricas de Imperial Tobacco, como “un liquidador nato”.
Orgullo. Tras anunciar el cierre de la planta de Altadis en Logroño, Ian King, de Imperial Tobacco, aseguró a representantes del Gobierno riojano que ya había impulsado el despido de 6.000 trabajadores de la multinacional y que él sólo podía mirar por los intereses de la empresa.
El 19 de enero, King convoca a toda la plantilla en las instalaciones. El ejecutivo fue leyendo un comunicado en inglés mientras alguien iba traduciendo: la fábrica se iba a cerrar ese mismo año. “Nos pilló por sorpresa”, cuenta Medina. El delegado de la multinacional repitió la operación con los trabajadores del turno de tarde y de noche. “Terminó diciendo que fuésemos educados y continuáramos con nuestro trabajo”. Como en el caso de la automotriz ZF TRW, el grueso de la producción irá a parar a Polonia y Alemania.
Matasanos financieros
Con la financiarización, quizá la mayor clave en el trabajo del liquidador sea despejar el camino para otras operaciones estrictamente financieras. En esta categoría entran de lleno...
Hombres de Blesa. Caja Madrid, entonces dueña de un 23% de Iberia, colocó a Antonio Vázquez y Rafael Sánchez-Lozano, respectivamente, como presidente y consejero delegado de la compañía. A Vázquez lo avalaba la venta de Altadis (la antigua Tabacalera) a la multinacional británica Imperial Tobacco. Sánchez-Lozano, como jefe de fusiones de la entidad, hizo de comisario político. El objetivo: preparar el terreno para la fusión con British Airways y los 3.000 despidos y prejubilaciones desde 2013.
... los responsables de la fusión de Iberia y el rey del trabajo sucio, Fernando Abril Martorell, hoy en Indra. En Iberia, el plan de reestructuración presentado en 2012 tras la fusión con British Airways incluía el despido de 4.500 personas y un recorte de un 15% de la actividad. Rafael Sánchez-Lozano, hombre de Caja Madrid en la empresa, fue el encargado de dar la cara ante la prensa.
Un representante de Sepla, el sindicato de pilotos, definió en el diario El Economista a este consejero y al entonces presidente de Iberia, Antonio Vázquez, como “expertos en trocear empresas para dárselas a un extranjero. Lo hicieron con la venta de Cruzcampo a Heineken y la de Altadis a Imperial Tobacco”. Tras anunciarse la limpia de Iberia, Bankia vendió en 2013 su 12% de IAG para hacer frente a las obligaciones del rescate bancario.
Las salidas han afectado ya a unas 2.700 personas: 1.700 del ERE de 2013 y en torno a 1.000 del pactado en 2014, con el que otras 400 personas irán abandonando la empresa hasta 2017. Y, entre medias, una bajada de salarios del 7% y traslados de puesto que, con la reforma laboral permiten una rebaja en otras condiciones laborales como la distribución de jornada, explican fuentes sindicales a Diagonal. La sangría no cesará con la vuelta a los beneficios económicos: el actual presidente, Luis Gallego, ya ha anunciado nuevos recortes de plantilla que se sumarán a los del actual ERE.
Según El Español, fueron los acreedores de Prisa (Telefónica entre ellos) quienes colocaron a Abril Martorell dentro de la empresa para ejecutar los despidos y saldar la deuda de 5.000 millones de euros, tarea para la que se trajo a un compañero suyo en Crédit Suisse. Javier Lázaro Rodríguez ha sido consecutivamente director económico financiero de la aseguradora, de Prisa y hoy de Indra. Allí ha ejecutado de la mano de Abril Martorell...
Currículum. Abril Martorell, apodado ‘Terminator’ por la plantilla de Indra, remodeló toda el área corporativa de la empresa y fichó a otro experto en despidos para llevar el área de relaciones laborales. Antonio de la Fuente fue el encargado de despedir en 2008 al 30% de la plantilla de ONO (1.300 empleados), proceso tras el cual el compromiso era no más despidos hasta 2015. Promesa cumplida: tras la compra de esta teleco por parte de Vodafone, la empresa anunció el pasado año el despido de 1.297 empleados, 805 procedentes de ONO.
... el ERE –considerado político por los sindicatos CGT y CTA–, que ya se ha llevado por delante 1.102 puestos de trabajo y culminará este mismo año con otros 700 despidos.
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