Largas colas se forman delante de las puertas de numerosos establecimientos bancarios. Y la razón no está relacionada con el dichoso coronavirus, sino que este fenómeno tiene su fundamento en la estrategia que los Bancos han venido desarrollando desde los inicios de este siglo y que se aceleró con las famosas fusiones bancarias ¡se acuerda Vd. de ellas! Todo para prestar un “mejor servicio” a la clientela. De aquellos polvos estos lodos, a los que hay que añadir la crisis financiera (que al final se pagó con dineros de todas y todos) de 2008, ¡las subprimes!, ¡si! Aquellos paquetes de hipotecas basura que se fueron acumulando en las contabilidades de las más grandes corporaciones financieras y que acabó ¡explotando! En la cara de los clientes de esas entidades y en toda la ciudadanía después. ¿Suena aquello del rescate?
Y es que los banqueros entendieron de momento que la manera de hacer dinero no era haciendo negocios, sino que los negocios que había se hicieran con menores costos y ¡cómo no! Los primeros en disminuir eran los costos de personal. Y siguieron pensando que, si iban a despedir a centenares de miles de trabajadoras y trabajadores, como han hecho, y siguen haciendo, ¿Cómo seguiría funcionando la maquinaria?. ¡Eureka! Descubren la receta mágica ya que todos los clientes pasaron a ser personas esclavas del sistema porque sus trabajos “No son remunerados” a base de imponerles unilateralmente que ellas hicieran todas las gestiones. Bien por internet o por los cajeros que se han multiplicado, la cuestión es que para que se encuentre una persona trabajadora de la banca que te atienda personalmente tiene que tocarle a uno la lotería.
Citas previas, asesores personales (on line) y si encima cierran oficinas una detrás de otras, pues se arracima la clientela en largas colas para hacer alguna gestión bancaria personalmente.
Más aun la ventana horaria, para realizar pagos de recibos o gestiones dinerarias en las ventanillas, ahora inexistentes y siempre con justificación, se ha ido reduciendo, de forma que en muchas oficinas bancarias a las 11 de la mañana se acabó lo que se daba y ¡hasta mañana Lucas!
Y todo ello con la inestimable complicidad de gobiernos y políticos de todos los colores que son incapaces de frenar este proceso de esclavitud que la banca impone a su clientela. Porque incluso aquello de la libre competencia es inexistente ya que el modelo de negocio se repite en todas las entidades y las personas que buscan un trato personalizado no encuentran donde acudir. Un auténtico monopolio de banqueros esclavistas y de administraciones que justifican los abusos imponiendo a su vez a la ciudadanía el tener cuentas bancarias ¡Si o Si! Para cumplir con sus obligaciones legales o para recibir sus nóminas los centenares de miles de funcionarias y funcionarios.
Urge que las administraciones liberen a la ciudadanía de tener por obligación cuentas bancarias, facilitando las formas de pago o cobro de nóminas. Y como ello es posible hacerse desde internet pues más fácil aún, amén de abrir las “ventanillas” necesarias para que sin perder horas de vida se cumpla con la ley.
Rafael Fenoy
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