Desde el inicio de la recuperación, el crecimiento económico ha beneficiado desproporcionadamente a las rentas altas
El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado los datos del Índice de Precios de Consumo, cuya tasa interanual se sitúa en el mes de julio en un 0,5%, una décima superior a la registrada en el mes de junio. En tasa mensual, los precios varían un -0,6% respecto al mes de junio, mientras en 2018 variaron un -0,7% respecto al mes anterior.
Esta atonía en los precios nos sitúa lejos del entorno del 2% planteado por el Banco Central Europeo como deseable. De hecho, el IPCA se sitúa en julio en el 0,6% en variación anual, igual a la tasa registrada en el mes de junio, frente al 1,1% adelantado de media de la zona euro, que supondría una reducción de dos décimas respecto al mes de junio, en que se situó en 1,3%.
España continúa creciendo a buen ritmo, a pesar de una ligera desaceleración. De hecho, el FMI ha revisado al alza su previsión para España para 2019, situándola en el 2,3%, mientras ha revisado a la baja el crecimiento de Alemania, Francia e Italia. Y en esos términos se ha situado el indicador adelantado del II trimestre, que refleja un crecimiento interanual del 2,3%.
Pero el crecimiento de los últimos años no se está reflejando en una mejora significativa de los indicadores de pobreza y desigualdad. Intermón Oxfam denuncia que somos el cuarto de los países más desiguales de la Unión Europea, y el segundo país europeo, por detrás de Bulgaria, en el que más ha aumentado la distancia entre ricos y pobres.
En España, la pobreza y la riqueza se heredan: si una persona nace en una familia de ingresos altos ganará un 40% más que si crece en un núcleo familiar con renta baja. La diferencia en la esperanza de vida de las personas de los barrios más ricos y más pobres de ciudades como Barcelona llega a los 11 años o a los 7 en Madrid
Según Oxfam, en España la pobreza aumentó durante la crisis 4 veces más de lo que se ha reducido con la recuperación. Esta polarización es el reflejo de la grave crisis de desigualdad que vive el planeta. La creciente brecha entre las personas ricas y pobres está poniendo en peligro la lucha contra la pobreza y castiga sobre todo a mujeres y niñas.
Desde el inicio de la recuperación, el crecimiento económico ha beneficiado desproporcionadamente a las rentas altas. Así, el año pasado aumentaron en 16.500 los hogares en los que no entró ningún tipo de ingreso, alcanzando los 617.000. Mientras los ultramillonarios –personas cuyos activos netos equivalen o superan los 40 millones de euros- aumentaron en un 4%, llegando a la cifra récord de 1.690 personas.
“Esta alarmante crisis global de desigualdad es el reflejo del fracaso del sistema económico actual. Los Gobiernos deben actuar inmediatamente para lograr cambios reales y un futuro digno para todas las personas y no solo para una minoría privilegiada”, señala el director general de Oxfam Intermón, José María Vera.
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