Artículo de Pedro Guzmán Mariblanca Corrales. Pedro es Licenciado en Historia por la Universidad de Granada. Actualmente es investigador en movimientos sociales y crisis capitalista en l Universidad de Birmingham.
Del norte de África a España; de Calais a Inglaterra; de Afganistán,
Irak, Libia, Líbano y Siria a Hungría, Grecia e Italia, para llegar a
Alemania y Suecia. No dejan su tierra para “aprender un nuevo idioma” o
“buscar trabajo”, se ven expulsados de ella, huyendo de la muerte por la
falta de libertad, la “falta” de recursos, las guerras y toda una serie
de cuestiones cuya genealogía, normalmente, cuenta con raíces del
territorio en el que buscan asilo. Territorio hostil que no sabe cómo
quitárselos de en medio. Territorio cuya mentira, parece, ha puesto en
marcha el reloj de la bomba que lo hará estallar en mil pedazos: la
Unión Europea.
En esta crisis, quienes llegan no son personas, son cifras. Quienes
llegan no son bienvenidos, son considerados un peligro para la feliz y
tranquila vida de los vecinos europeos. Quienes llegan no son
seres-en-el-mundo, son cuerpos, despojados de todo sujeto para ser
convertidos en objetos que perseguir, golpear, encerrar y remover en una
zona totalmente desconocida para ellos. Sus formas-de-vida, de las
cuales apenas sabemos nada, son en la UE sinónimo de maldad, barbarie,
pillaje. El Otro no puede entrar. Bueno, el Otro sólo puede entrar
cuando nos convenga, es decir, cuando nos va bien y queremos siervos que
ayuden a llevar mejor nuestro servilismo.
Ya lo hemos dicho, la Unión Europea tiene un papel destacado entre
las causas y las consecuencias de esta crisis debido a sus intereses
geopolíticos en los territorios de donde procede toda esta gente. Pero
una cosa es jugar y divertirse fuera, y otra muy distinta que el afuera
pase adentro. Y ante tal problema, los gobiernos de los estados europeos
que se presentan como adalides de la democracia no quieren hacer nada.
Bueno sí, aumentar las defensas para evitar que lleguen más muertos
vivientes (pero ¿quiénes son realmente los muertos vivientes de esta
película?) y fomentar el rechazo a través de la incertidumbre.
El discurso de la crisis interviene como método político de gestión de poblaciones. (…)
No vivimos una crisis del capitalismo, sino al contrario el triunfo del capitalismo de crisis.
–Comité Invisible
No vivimos una crisis del capitalismo, sino al contrario el triunfo del capitalismo de crisis.
–Comité Invisible
El mal hacer de la UE para con las gentes de las tierras africanas y
de Oriente Medio con las que tienen acuerdos económicos,
armamentísticos, etc., para con las “plagas”, la “inmundicia” y los que
“sólo vienen a robar y quitarnos el trabajo” cuando Europa no está
pasando por su mejor momento ha hecho despertar al monstruo que, aun a
pesar de las grandes limitaciones, comenzaba a ser contestado en el
“Viejo Continente”, el monstruo del racismo y la xenofobia. Aunque ¿no
podríamos afirmar que este monstruo no se debe a un “mal hacer” sino que
sus cadenas han sido rotas deliberadamente?
El fantasma de la ultraderecha recorre Europa, tiene importantes
bases en Grecia, Francia, Reino Unido, Suecia, Austria, Dinamarca,
Hungría y se está expandiendo sin cesar, más ahora que se ha desatado un
gran flujo poblacional non-grato. El mensaje lanzado desde los aparatos
institucionales está calando con fuerza entre las masas a las que va
dirigido. Y lo que es peor, a las palabras le están siguiendo los
hechos, que, lejos de ser una cuestión exclusiva de los gobiernos, han
pasado también a ser llevados a cabo por diferentes colectivos sociales
que se han tomado la libertad de actuar, sin tener apenas consecuencias.
Mientras tanto, al pueblo panem et circenses, y una buena dosis de miedo. No es baladí que todo el mundo haya podido guardar en su retina cómo se perpetraron los hechos de Charlie Hebdo,
o que los medios de comunicación saturen día a día sus espacios con
noticias sobre el terrorismo islámico que “amenaza” la seguridad de
Occidente, ese soberano imperial que cuenta con los medios más efectivos
para la defensa de sus fronteras (democracias biopolíticas y armamento
nuclear).
Prefiguración del Otro, rechazo a lo desconocido, creencia en todo lo
que nos dicen a través de sus dispositivos –constantemente presentes en
nuestra vida diaria. Lavado de manos y oídos sordos ante una catástrofe
que sigue aumentando. Los derechos humanos son violados en Calais por
las autoridades británicas; apenas sabemos algo acerca de lo que ocurre
en los regímenes CIE de España o Reino Unido; en Alemania lo neonazi no
ha hecho más que crecer, como bien demuestran PEGIDA o los últimos
incendios de centros de refugiados; no paran de crecer y reforzarse las
vallas…
La tensión se está haciendo irreversible, y en la dialéctica generada
tiene ventaja un bando, el que últimamente gana siempre, el de la
fuerza reactiva que niega todo aquello que no parte de sus parámetros
establecidos: el capitalismo neoliberal, que no es que excluya, sino que
lleva a cabo una inclusión diferencial con la que abre y cierra puertas
cuando quiere. ¿Y el otro bando? Parece que “ni está, ni se le espera”.
Así que… ¿seguimos contando o hacemos algo?
https://www.diagonalperiodico.net/blogs/grupo-juan-diaz-del-moral/la-crisis-fronteras-capitalismo-crisis.html
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