Otro 25 de noviembre conmemorando el Día Internacional contra la violencia de género, violencia machista y patriarcal, ¿y?.. ¿Qué ha cambiado de un año para otro?
En 10 años, contabilizadas por distintas organizaciones, ha habido más de 900 víctimas de violencia machista. ¿Es eso normal? No: Mientras rendimos homenaje en un simbólico día como el 25N a todas las personas asesinadas por cuestión de género, en los hogares la realidad continúa y cabe preguntarse hasta qué punto estamos haciendo algo para frenar tal despotismo patriarcal.
Vivimos en sociedad y como tal, no debemos limitarnos a consternarnos ante la muerte de la víctima, es necesario respaldar a la familia que se “esconde” tras la brutalidad de las agresiones. Necesitamos plantearnos una intensa reflexión sobre la sociedad en la que vivimos y qué estamos creando entre todos y todas legalizando las agresiones a todos los niveles de nuestra vida: doméstico, laboral, social, emocional… sin que nadie haga algo.
Y ahora observamos cómo el poder viene haciéndose cada vez más cómplice de esta sinrazón potenciando las desigualdades que dan lugar a las agresiones, tanto físicas como psicológicas, que sufrimos las mujeres. Reformas que no son otra cosa más que una manera de institucionalizar los ataques sobre las mujeres; fortalecer las “diferencias” y poner a las mujeres en una posición de indefensión no solo ante sus parejas, también ante la sociedad y la ley.
Añadimos, pues, los ataques por parte del Estado como violencia de género. ¿Qué ha supuesto si no la Reforma de la Ley del aborto, de la Ley de Dependencia, los cambios de legislaciones laborales, los recortes sociales…? ¡Bravo!, si no teníamos suficiente con las humillaciones, vejaciones y malos tratos de nuestros compañeros o ex compañeros, ahora el Estado, ese que dice ampararnos, nos condiciona y oprime solo por el hecho de ser mujeres. Eso sí, vendiéndonos que vivimos en democracia…
Detrás de cada una de estas leyes incumplidas y de todas aquellas que se proponen ahora para mermar nuestros derechos se observa una clara voluntad de los poderes, políticos, sí, pero también económicos e incluso religiosos de volver a reproducir la separación de roles por sexos, haciendo regresar a las mujeres a la reclusión de los hogares, haciéndolas responsables gratuitamente de los cuidados, y convirtiéndolas en víctimas de las frustraciones de sus parejas, padres, hermanos... como en los viejos tiempos.
¿Violencia de género, violencia de Estado? Rotundamente sí; nos encontramos ante una violencia que el Estado ejerce sobre las mujeres de forma indemne y “legalizada”, y por eso exigimos y gritamos ¡basta ya!:
Basta ya de retrocesos, de malversación, de engaños, de estafa y de “crisis”, porque nos han dejado sin igualdad, sin Ley de Dependencia, sin conciliación, sin derecho a un aborto libre, sin derecho a la vivienda, sin control sobre la violencia de género, sin futuro para nuestras pensiones, sin presente para nuestras jubilaciones, sin trabajo….Por eso decimos: Basta ya de violencia de Estado.
Mª Dolores Pina
Secretaria de la Mujer CGT País Valenciano y Murcia.
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