"EL ECLIPSE DE LA MORAL - Un rotundo no al mundo brutalizado de hoy"
El rasgo central del ciclo histórico que nos ha tocado vivir es la ausencia del bien, que constituye a su vez la raíz de todas las aporías, problemas y tragedias sin fin que la humanidad padece.
La civilización moderna ha inventado y construído toda clase de máquinas y artilugios técnicos, pero no un modelo de organización social capaz de asegurar a cada persona una vida digna de este nombre.
El miedo que hace un siglo Kafka confesaba en una de sus cartas a su prometida Milena ha pasado a ser un fenómeno psíquico cada vez más generalizado.
Vivir significa hoy ante todo vivir en estado de alarma, de manera que toda persona podría decir, con Jean-Paul Sartre, "estoy en peligro".
Por muchas que sean las garantías constitucionales y libertades formales que la ley adjudica al ciudadano, a la hora de ganarse el pan de cada día depende de la voluntad de las oligarquías que tienen en sus manos las riendas del poder económico y político.
En un mundo regido por una casta de gobernantes carentes de la más mínima sensibilidad y conciencia ética, el sentido de la vida personal y colectiva no puede consistir más que que en tomar partido contra este estado de cosas y luchar por el advenimiento de un orden mundial basado en la justicia social y el bien común.
Heleno Saña Alcón (Barcelona, 6 de septiembre de 1930), filósofo y ensayista, proviene de una familia libertaria. Su padre Juan Saña, militó en la CNT y en el Ateneo Enciclopédico Popular. Su juventud estuvo marcada por los repetidos arrestos de su padre y la lucha clandestina contra el régimen de Franco. Después de su formación y trabajar como periodista en Madrid se exilió en Alemania en 1959, donde sigue residiendo.
Su proceso de reflexión se centra en los problemas a que se enfrenta el hombre de hoy en el plano económico, político, moral, y social. Conoce y ha estudiado a autores modernos. Va a contracorriente de los valores materiales predominantes en el mundo actual.
Ha escrito veinte libros en alemán y es pensador conocido —y muy polémico— en Alemania.2 Opina, como Dostoievski, que el destino de Alemania ha sido el de protestar. Lo explica con una claridad asombrosa, aportando alternativas de esperanza. Nada que ver con los que llama "los discípulos descarriados de Hegel", que dominaron la filosofía en el siglo XX. No se ha dejado llevar por simpatías o antipatías; ha estudiado a filósofos en función de su influencia en el pensamiento universal y en la historia real, al margen de que esa influencia haya sido fecunda o perniciosa.3
En español ha escrito diecisiete libros. De los escritos en alemán se han traducido muy pocos.
Aparte de su obra como escritor, ha sido colaborador y columnista de numerosas publicaciones, entre ellas Índice (Madrid), Cuadernos para el diálogo (Madrid), Sindicalismo (Madrid), El Europeo (Madrid), Destino (Barcelona), Historia y Vida (Barcelona), Tiempo de Historia (Madrid), El Independiente (Madrid). En los últimos años (en concreto de 2000 a 2005) firmó la columna semanal Humanamente hablando en la revista La Clave (Madrid).
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