La estadística muestra que son menos los trabajadores protegidos por un convenio con algún efecto económico, y menos aún aquellos a los que se les garantiza mantener el poder adquisitivo.
Si los asalariados fuesen como las matrioshkas, esas muñecas rusas huecas que albergan otras en su interior, habría que buscar a los más sonrientes en las últimas capas.
La estadística muestra que son menos los trabajadores protegidos por un convenio con algún efecto económico, y menos aún aquellos a los que se les garantiza mantener el poder adquisitivo. Hay 18,4 millones de afiliados a la Seguridad Social (primera muñeca), 15,2 millones son asalariados (segunda muñeca); de estos, poco más de 7 millones han visto algún aumento salarial en su convenio (tercera muñeca); y a su vez de estos, 5,8 millones han tenido en sus nóminas una subida superior a la inflación (cuarta muñeca).
Quedaron, por tanto, lejos de mantener el poder adquisitivo el año pasado 9.416.132 asalariados. Para quienes están bajo el paraguas de algún convenio con efectos económicos, la subida salarial media a cierre de 2017 quedó en el 1,43%. Con ello, los trabajadores consiguieron arañar casi dos décimas de poder adquisitivo gracias a un IPC que se situó en el 1,2%. Pero es una media.
Fijándose en el detalle, se encuentra a 194.052 trabajadores que vieron congelado su sueldo fruto de pactos y otros 363 que los que la nómina les menguó un 4,7% por el mismo motivo. Para algo más de 4 millones de asalariados, la paga les creció un máximo del 1,5%.
Pero los efectos de la negociación colectiva alcanzaron a menos personas en 2017. El descenso es de casi 400.000 respecto a 2016. Esos 7,06 millones de trabajadores que vieron algún pacto salarial en la empresa o en su sector quedan lejos de los 11,6 millones de una década atrás. En diez años se ha dejado por el camino, sin incremento salarial, a 4,5 millones de empleados.
De nuevo, son los convenios de empresa los que garantizan una menor protección salarial. Todas las bajadas de sueldo de 2017 se pactaron en ese ámbito. La subida media se quedó en el 1,14%, por lo que no se garantizó el poder adquisitivo. Por contra, los convenios superiores registraron una subida salarial de media del 1,45%.
Lo que mejora es el número de convenios que se dejan de aplicar en parte. En 2017 fueron 1.076 frente a los 1.326 del año anterior. La mayoría de descuelgues, el 90%, afectan al salario pactado. En el sector público las cosas han ido peor.
Los Presupuestos Generales del Estado de 2017 contemplaban un aumento salarial del 1%, así que los funcionarios han salido perdiendo porque los precios han crecido más.
En septiembre, dentro del proceso de negociación de las nuevas cuentas de 2018, el Gobierno ofreció a los funcionarios una subida acumulada en tres años del 8%. Eso como máximo porque esa cifra estaba condicionada a que el PIB aumentase cinco décimas más que lo que prevé el propio Gobierno.
Sin embargo, con los presupuestos prorrogados, los empleados públicos han comenzado el año con un ascenso salarial de nuevo del 1%. Más complicado es saber cómo está la situación a nivel general.
La fotografía en este caso está menos actualizada. Es de 2016, la da Hacienda y, al menos, es más detallada. En ese momento, de los 17,9 millones de asalariados (incluidos autónomos), el 34% recibía una paga, como mucho, equivalente al salario mínimo de entonces: 9.172,80 euros al año. El 60% cobró como máximo dos salarios mínimos, es decir, 18.345,60 euros anuales.
También es posible alejar el foco un poco más para alcanzar una perspectiva mayor y para concluir que la devaluación salarial se viene dando de forma prácticamente continuada desde 2009.
El peso de esas rentas dentro del PIB llegó a ser entonces del 51%. El pedazo de la tarta de los asalariados ahora es más pequeño. El dato es del tercer trimestre de 2017 y se sitúa en el 47,2%. La estadística nos irá dando respuestas en los próximos meses.
De momento, solo queda la opción de las previsiones. La confederación de sindicatos británica TUC (Trade Union Congress) se atreve a hacerlas a partir de los datos que recoge de la OCDE y para la mayoría de los miembros de este club de países desarrollados.
Resultado del cálculo: los salarios reales caerán en 2018 en España un 0,1%, siendo uno de los tres países con tasa negativa. Peor lo tendrán Reino Unido (-0,7%) e Italia (-0,6%). El aumento en los países de la zona euro quedará en un raquítico 0,6% con una inflación prevista del 1,4%. Más madera.
https://www.elsaltodiario.com/laboral/2017-deja-94-millones-trabajadores-salario-debajo-inflacion
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