El despido de los 80 millones de euros en Airbus
Se trata de uno de esos contratos que la dirección de Airbus no quisiera ver en manos de la Justicia, pero que le ha solicitado la Fiscalía nacional, especializada en delitos financieros (PNF, por sus siglas en francés) y al frente de la investigación por corrupción, junto con el Serious Fraud Office (SFP, Reino Unido). Este contrato arroja luz a algunas prácticas de gobierno en Airbus, esos pequeños acuerdos entre amigos sobre los que los responsables del grupo aeronáutico no quieren explayarse. El contrato de fin de prestación de servicios de Jean-Paul Gut, el hombre de los contratos comerciales “difíciles”, más concretamente en los países del Golfo, primero en Lagardère y después en EADS hasta junio de 2007, es un contrato atípico, en todos los sentidos.
Según informaciones a las que ha tenido acceso Mediapart, socio editorial de infoLibre, y el semanario alemán Der Spiegel, Jean-Paul Gut, que cobraba 15 millones de euros al año –sin duda la remuneración más importante del grupo– percibió una indemnización por despido de alrededor de 80 millones de euros. Según diferentes fuentes, parte de esta suma está relacionada con la participación de Jean-Paul Gut en varios contratos, entre ellos, la importante venta de Airbus por valor de 16.000 millones de dólares a Catar, firmada antes de su marcha y que por sí sola representaría pudo reportarle un bonus por importe de varias decenas de millones. El resto se justificaría por los “leales servicios prestados” tanto en el grupo Lagardère, primero, como en el grupo EADS (hoy Airbus), después.
Y lo que es aún más sorprendente, cuando EADS se desvincula oficialmente de Jean-Paul Gut, sobre todo a raíz de las graves divergencias existentes con el actual jefe del grupo Thomas Enders, la dirección pretende seguir recurriendo a sus servicios. En el acuerdo de salida de Airbus, le proponen convertirse en asesor externo. Sus honorarios serán acordes a su valía e irán acompañados de un porcentaje sobre los contratos obtenidos, “sobre todo con Catar”, según fuentes conocedoras del caso. Jean-Paul Gut, un amigo de infancia del actual emir, Tamin ben Hamad al-Thani, parece haber sacado mucho partido a esta relación.
Este contrato ultrasecreto, relativo a las condiciones de salida de Gut, lo firmaron, según nuestras informaciones, los dos copresidentes de EADS de la época, Louis Gallois y Tom Enders. En ese mismo momento, el grupo aeronáutico había puesto en marcha un plan de ahorro drástico, denominado Power 8, que preveía la supresión de 10.000 empleos, la mitad de ellos de subcontratas. El objetivo era ahorrar 200 millones a partir de 2007.
El asunto es todavía más embarazoso para Thomas Enders puesto que Jean-Paul Gut era el responsable de la división EADS International (rebautizada como SMO) tras su salida, hoy en el centro de la gigantesca investigación judicial francobritánica por corrupción dirigida por por el PNF y el SFO británico y relativaa las ventas de aviones civiles de Airbus.
A día de hoy, Tom Enders apunta al SMO, que desmanteló en 2016, como la única fuente de corrupción en el seno del grupo. Esto no le impidió cofirmar el contrato de salida de Jean-Paul Gut, por el que le ofrecía 80 millones, y aceptaba que éste siga trabajando como consultor externo con un porcentaje sobre las ventas. Sin duda, para contratos “difíciles” para los que hacía falta “agilizar las relaciones”.
Las condiciones de salida ofrecidas a Jean-Paul Gut están lejos, muy lejos, de los anuncios oficiales hechos por el grupo entonces. En el momento de su marcha, la dirección anunció que Jean-Paul Gut, director de EADS International y director de estrategia, había obtenido una indemnización de 2,8 millones de euros, es decir dos años de salario oficial. Se incluía, según el informe anual, un preaviso de 446.000 euros y una jubilación anticipada por un montante no publicado. El grupo también se cuidó mucho de desmentir el rumor según el cual la indemnización ascendía a 12 millones de euros. La cifra era falsa, efectivamente. De hecho, era seis veces superior.
En su informe anual de 2008, EADS menciona, en una nota a pie de página, que “el grupo procedió en diciembre de 2008 al pago de la cifra astronómica de 86 millones de euros para adquirir derechos intangible, que estaban anteriormente incluidos en un acuerdo de prestación de servicios. Ese activo intangible disminuyó hasta los 22 millones en 2008, dada su naturaleza económica”. Según algunos expertos, este apunte debe corresponderse con el montante del beneficio sobre los contratos de ventas percibidos por Jean-Paul Gut, además de sus dos años de salario y de jubilación. Pero, ¿cómo saberlo? Su nombre no aparece. Y, en especial, el apunte contable no coincide en nada con una remuneración, que no debe considerarse activo ni ha de depreciarse en un momento. Se trata sólo de un gasto. Airbus se ha negado a confirmar si esos 86 millones fueron a parar a Jean-Paul Gut. En cualquier caso, resulta difícil de sostener con frases sibilinas que toda la información se les facilitó a los accionistas.
¿Por qué Louis Gallois, que durante toda su carrera alabó las virtudes de un mánager ético, aceptó conceder a Jean-Paul Gut algo así y sobre todo proponerle, además, seguir con su actividad de consultor externo? “Le voy a decepcionar. Hay instancias que trabajan en eso en estos momentos. Les dejo trabajar. Espero conocer el resultado de esas investigaciones, que comunicaré convenientemente a las personas que llevan el caso”, explica Louis Gallois. El contrato ¿existe en esos términos? “No digo nada”, concluye el expresidente de EADS. Por su parte, Airbus, preguntado al respecto, se ha limitado a respondernos que “no hace comentarios”.
“Jean-Paul Gut tenía un contrato blindado. Era imposible dar marcha atrás. La indemnización recibida correspondía a los años que estuvo en Matra, después en Lagardère y más tarde en EADS”, tratan de justificar personas conoceras del asunto. Sin embargo, a veces algunos consejos de administración deciden no cumplir con ciertos contratos, al considerar que su responsabilidad está en juego. Pero los administradores de EADS ¿fueron informados de la decisión que tomó Louis Gallois?
El contrato que vinculaba a EADS y a Jean-Paul Gut era una herencia del grupo Lagardère, cuando el Estado decidió salir para confiarle el cocontrol del grupo, junto con el alemán Daimler. Todos los antiguos contratos Lagardère fueron subrogados entonces con el mismo modelo a EADS.
En lo que respecta a las remuneraciones, el grupo Lagardère durante mucho tiempo ha dado que hablar. Aprovechando su condición de sociedad limitada, los principales responsables del grupo, empezando por Jean-Luc Lagardère, constituyeron tras la privatización de Matra, en 1986, una organización paralela para asegurar la “justa remuneración de sus dirigentes”: Eso les permitió obtener decenas de millones, que se repartieron unos cuantos (cuatro o cinco), incluso en los años difíciles, cuando el grupo tenía pérdidas o en equilibrio.
Gut no perteneció a esta organización, que data de tiempos de Jean-Luc Lagardère. Eso no fue óbice para que siempre tuviese un estatus diferente en Lagardère y después en EADS. Protegido desde su adolescencia por Jean-Luc Lagardère, Jean-Paul Gut es considerado desde hace mucho tiempo como el hijo adoptivo, “espiritual”, del máximo dirigente de Matra, muerto en 2003, quien muy pronto le confiaría responsabilidades mayores que a su propio hijo, Arnaud. A los 22 años, ya estaba la división de asuntos internacionales, la actividad más estratégica del grupo Lagardère.
Diez años después, consigue un contrato que le valdría su fama de comerciante sin parangón en el mundo del armamento y de la aeronáutica. En 1992, Dassault firma la venta de 60 cazas Mirage a Taiwán por 4.600 millones de euros, armamento incluido. En este marco, Jean-Paul Gut negocia en paralelo un enorme contrato de misiles Mica, fabricados por Matra, por valor de 1.500 millones. Un montante tan elevado que Dassault está furioso, al considerar que no tiene suficiente dinero para pagar los aviones al precio convenido. El caso dará lugar a importantes pugnas en los dos grupos y a sombríos acuerdos con el Estado.
Este contrato Mica asegurará durante años la situación financiera de Matra/Lagardère. Y marcará el punto de partida de la fortuna de Jean-Paul Gut. Éste fue nombrado asesor de Jean-Luc Lagardère, más tarde director delegado para asuntos internacionales, encargado de ampliar la inmensa lista de contactos de Jean-Luc Lagardère, en concreto en Asia y en los Emiratos Árabes Unidos. Hay que saber remunerar el talento y alinear los intereses de los mánagers con los de los accionistas: percibe un porcentaje e las ventas a las que contribuye.
Cuando Jean-Luc Lagardère organiza en su beneficio la fusión de su grupo con el Aérospatiale, en 1988, todos los Lagardère boys desembarcan en puestos clave del nuevo grupo aeronáutico, imponiendo sus reglas y costumbres. Jean-Paul Gut, también. Fue nombrado presidente de Aerospatiale Matra Lagardère Internationale y director delegado encargado de sectores de actividad defensa y espacial. En el momento de la creación de EADS en 2000, tras la fusión del grupo con DAS, filial del grupo alemán Daimler, se habría de convertir en el director de EADS International.
Él mismo es quien pone las bases del famoso servicio EADS International, que pasó a ser el SMO (Strategy and Marketing Organisation). Él es quien organiza todo el sistema de intermediación, agentes, a los que las divisiones de EADS no dudan en recurrir para montar estructuras discretas, como prueban los documentos sobre la venta de los Eurofighter a Austria. Precisamente estos tejemanejes son los que ahora se investigan, por si hubo pago de sobornos.
En el recuerdo de antiguos empleados del grupo aeronáutico, la división EADS International era, con Jean-Paul Gut, “un Estado dentro del Estado”, fuera de control de todas las estructuras de dirección. “El equivalente de los servicios secretos con gente cuyo oficio era el de organizar los golpes bajos para que fluyeran las ventas, confía otro. “Nadia sabía lo que se tramaba allí, Nadie sabía de verdad lo que hacía Gut, los acuerdos que tomaba”, dice un tercero. Muchos intermediarios cobraban sólo en función de “acuerdos verbales”, según un ex SMO a los policías.
El nombre de Jean-Paul Gut aparece vinculado a varios asuntos peliagudos. El exdirector comercial de EADS estaba en contacto directo con un intermediario de los emiratos llamado Abbas al-Youssef, que pagó en 207, por cuenta de Airbus, una comisión oculta de 16,2 millones de euros a través de una empresa offshore en Panamá. Su nombre aparecía en la investigación judicial sobre la supuesta financiación de la campaña de 2007 de Nicolas Sarkoy por la dictadura libia de Gadafi.
Las sospechas de los magistrados encargados del caso se ciernen sobre la venta de 12 Airbus a Libia en noviembre de 2006. Según una nota de la DCRI, Jean-Paul Gut pudo entonces entrar en contacto con Alexandre Djouhri. A finales de 2007, meses después de la salida de Jean-Paul Gut, ese intermediario, acusado de haber pagado medio millón de euros a Claude Guéant, fue a reclamar de nuevo al dirigente del SMO, Marwan Lahoud, “12-13 millones”, que les había prometido Jean-Paul Gut en el marco del contrato libio. El grupo se negó a pagar porque Djouhri no tenía contrato. “Jean-Paul Gut me indicó que no se había firmado ningún contrato con este señor y que tampoco se había alcanzado ningún acuerdo con él”, dice Lahoud.
Pese a estas prácticas, la dirección y el consejo de administración del grupo no parecen haber dado muestras de mucha curiosidad ni de voluntad a la hora de controlar las actividades de Jean-Paul Gut, la cultura del resultado parece imponerse sobre cualquier otra consideración.
Mientras vivía Jean-Luc Lagardère, Jean-Paul Gut era intocable. La batalla por el poder en la cúspide, entre los Lagardère boys –representados al frente de EADS por Philippe Camus (copresidente del grupo) y Noël Forgead (presidente de Airbus y después copresidente)– por sospechas de información privilegiada entre los miembros de la dirección y, además, el hecho de que Arnaud Lagardère quiera vender su participación en EADS, precipitaron su salida. También especialmente desde dentro Tom Enders quería desde hace tiempo echar a este hombre al que consideraba incontrolable y recuperar el control del SMO.
“Voy a crear mi empresa sin romper los vínculos con aquéllos con los que he trabajado desde hace 24 años”, declaró Jean-Paul Gut, al dejar EADS. Entonces, parecía aludir sólo a sus vínculos que venían de antaño con el grupo Lagardère, cuya filial británica todavía codirige.
A la vista de su contrato de salida, parece que también pretendía seguir las actividades que llevaba en el interior del grupo aeronático, pero por su cuenta. ¿Qué papel desempeñó después en el grupo Airbus? ¿Estaba interesado en los contratos firmados, como preveía su contrato? Airbus no respondió a nuestras preguntas.
En 2010, Jean-Paul Gut se asoció con Édouard Ullmo, el que fuera su mano derecha en la dirección comercial de EADS, para crear en Londres Helios Capital, una empresa cuyo objeto social es “proporcionar asesoría y servicios” y que estos últimos años tuvo una cifra de negocio de dos millones de euros.
En 2009 crearon un fondo de inversión llamado Armat con sede en Luxemburgo y del que poseen el 49,9% cada uno. Oficialmente este fondo tiene como misión “ayudar a las pymes en su expansión internacional”. Armat y varias de sus filiales tuvieron entre sus administradores al banquero Jean-MArie Bettinger, del establecimiento suizo Reyl, implicado en el caso de fraude fiscal presuntamente vinculado a la compra del palacio parisino Royal Monceau por Catar.
Sea como fuere, estos fondos de inversiones vienen a confirmar que Jean-Paul Gut no perdió su gusto por los montajes exóticos. Antes de pasar a formar parte de un holding en Luxemburgo, varias filiales de Armat pertenecían a empresas registradas en Chipre y en Ras Al Jaima, un emirato próximo a Dubái, con fama de paraíso fiscal más opaco de Oriente Medio. Las cuentas de Armat Group también revelan que el fondo se financió con 33,4 millones de euros por una empresa bautizada Armat Finance Corp, administrada por testaferros y registarda en Panamá.
A día de hoy, Jean-Paul Gut gestiona su fortuna entre Dubái y Londres. En verano, incluso se pasa por su villa de Saint-Tropez, en la Costa Azul.
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